Miami,(EFE).- La conocida como zafra de los 10 millones de 1970, uno de los primeros megaproyectos de Fidel Castro, sirvió como telón de fondo histórico al dramaturgo cubano-estadounidense Nilo Cruz para escribir y dirigir “Un parque en mi casa”, cuyo estreno en español será este jueves en Miami con una “escenografía muy simple y simbólica”: un casa apuntalada.
Cruz, el primer hispano en ganar el Premio Pulitzer de teatro con “Anna in the Tropics” (2002), dice en una entrevista con EFE que “escribir sobre 1970, un año que cambió mi vida, fue una manera de rescatar un momento que entonces no entendía del todo”.
En “Un parque en mi casa”, según las notas de promoción de la nueva puesta en escena, cinco parientes de una improvisada familia cubana esperan la llegada de un ruso que vivirá con ellos como parte de un programa de intercambio internacional.
Cada personaje, añade, debe luchar con una vida “llena de cambios e incertidumbres, un país dividido y un futuro incierto, mientras trabaja para cumplir los objetivos de la zafra de diez millones de toneladas de azúcar”, meta de producción marcada por Castro en 1970 que finalmente no fue lograda.
Semiesclavitud en los campos de caña
El ambicioso proyecto de Castro, que movilizó a casi todo el país, no llegó a cumplirse pero marcó un espíritu de contingencia que Cruz ha utilizado desde la intimidad doméstica.
“Mi padre, un exprisionero político de varias cárceles en Cuba, incluyendo el Castillo de San Severino, la Prisión de Isla de Pinos, Puerto Boniato, fue una de esas víctimas obligadas a cortar caña para la zafra de los 10 millones”, explica Cruz.
“En mi casa”, detalla, “veíamos cómo llegaba abatido después de cumplir su labor en los campos de caña. Recuerdo que por el brutal y extenso trabajo desarrolló un dolor crónico en la espalda”.
Con cuatro funciones a partir de este jueves en el Auditorio del Condado Miami-Dade, “Un parque en mi casa” presenta a estos personajes “a través de un trasfondo de tristeza y pérdida”.
Ellos “llevan en sí mismos una notable fuente de humor, sanación y fortaleza”, adelanta el programa de Arca Images, la compañía a cargo del montaje, según su web uno de los principales productores de teatro hispano bilingüe del sur de Florida.
Sobre el elenco, el dramaturgo señala que cuenta con dos actores veteranos de mi trabajo que amo y admiro muchísimo, Carlos Acosta Milián y Gretel Trujillo.
También forman parte de esta producción cuatro actores que trabajan con él por primera vez: Claudia Tomás, Daniel Romero, Guillermo Cabré y Ricky Saavedra.
Cruz, quien además del Pulitzer ha recibido numerosos premios, incluidos los del Kennedy Center Fund, el American Theatre Critics y el Humana Festival for New American Plays, escribió “A Park in Our House”, su título original, por un encargo en 1995 de la compañía McCarter Theater, de Princeton, Nueva Jersey.
“Me invitó a participar en un festival de obras cortas de teatro basado en el tema del hogar. Después de haber vivido por muchos años en Estados Unidos, el tema me hizo viajar a través de la memoria y escribir sobre mi infancia en Cuba”, explica el dramaturgo, que llegó a este país a la edad de nueve años.
Según Cruz, el ruso que aparece en la obra “es un personaje ficticio que funciona como un detonador y a la vez catalizador, que desmitifica el romance revolucionario socialista de aquel entonces”. “Él les hace ver a todos una realidad muy diferente a la que ellos imaginaban sobre el sistema”, puntualiza.
La casa apuntalada: símbolo de una revolución que se hunde
En la puesta de Miami, el público verá “una escenografía muy simple” que sirve “para sugerir una casa antigua, apuntalada por su mal estado. Estos puntales de madera no solo funcionan para sujetar paredes, sino también como símbolo de sostener la estructura de una revolución que se está desmoronando”.
Según la investigación “Visions of Power in Cuba: Revolution, Redemption, and Resistance, 1959-1971”, de Lillian Guerra, la cosecha de 10 millones de toneladas entre 1969 y 1970 fue “el intento del gobierno de revivir la euforia popular mediante movilizaciones masivas para cortar la caña de azúcar y producir una cosecha récord para derrotar al subdesarrollo”.
Pero la zafra masiva de 1970 no llegó a alcanzar los diez millones de toneladas y perjudicó la economía global de la isla, que quedó descuidada.
“Creo que muchos posiblemente se identificarán con los amores, los sueños, los desencantos de estos personajes, y la doble vida a la que se someten para sobrevivir”, vaticina Cruz poco antes del estreno.
“La desilusión, el desengaño se sigue repitiendo en todas partes del mundo, pero seguimos atándonos a la soberbia de la esperanza. Lo único que no podemos perder es la fe en el bien y ejercer ese poder dentro de nosotros y en todas nuestras acciones”, sentenció.
Jorge I. Pérez