Arrestan en Australia a tres futbolistas por forzar tarjetas amarillas para apuestas

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La Policía australiana detuvo este viernes en Sídney a tres futbolistas profesionales, entre ellos el mexicano Ulises Dávila, (en la foto, de archivo del 8 de mayo de 2022) por su presunta participación en el control del número de tarjetas amarillas en varios partidos, que se cree se dirigía desde Sudamérica para corromper el resultado de las apuestas. EFE/EPA/Jeremy Ng

Sídney (Australia), (EFE).- La Policía australiana detuvo en Sídney a tres futbolistas profesionales, entre ellos el mexicano Ulises Dávila, por su presunta participación en el control del número de tarjetas amarillas en varios partidos, que se cree se dirigía desde Sudamérica para corromper el resultado de las apuestas.
La Policía del estado australiano de Nueva Gales del Sur informó en un comunicado de que un jugador veterano, que no identificó, supuestamente recibía instrucciones de un hombre, que se cree se encontraba en un país sudamericano para “organizar la acumulación de tarjetas amarillas durante determinados partidos a cambio de beneficios”.
Este jugador veterano sería el capitán del club Macarthur, el centrocampista mexicano Ulises Alejandro Dávila Plascencia, de 33 años y quien fue el primer jugador de su país en fichar por el Chelsea de la Premier League inglesa en 2011, según informó la cadena pública australiana ABC.
La Policía de Nueva Gales del Sur, que busca a un cuarto jugador, alegó que este futbolista logró manipular las tarjetas amarillas en partidos disputados por su club entre el 24 de noviembre y el 9 de diciembre del 2023 (cuando el Macarthur se enfrentó al Melbourne Victory y al Sydney FC, respectivamente).
Asimismo, Dávila habría intentado, sin éxito, controlar el número de tarjetas amarillas durante los partidos de los pasados sábados 20 de abril y 4 de mayo de 2024 jugados por este club del suroeste de Sídney.
El comisario adjunto de la Policía de Nueva Gales del Sur, Michael Fitzgerald, explicó en una rueda de prensa en Sídney que se alegará que “la imposición de cuatro tarjetas amarillas y las sanciones subsiguientes derivadas de esas mismas pudieron cambiar el resultado del partido”.
La Policía también acusa al veterano jugador de pagar a sus compañeros unos 10.000 dólares australianos (6.662 dólares estadounidenses o 6.135 euros) para que busquen que se les impongan estas tarjetas, siguiendo las instrucciones de un mafioso sudamericano.
Por su lado, el detective superintendente Peter Faux, de la Brigada contra el Crimen Organizado de la Policía estatal de Nueva Gales del Sur, explicó en la rueda de prensa que las apuestas, calculadas en “varios cientos de miles de dólares”, se realizaron “predominantemente en Sudamérica”.
Los otros dos jugadores detenidos son el neozelandés Clayton Lewis y el australiano de origen sudafricano Kearyn Baccus, también del Macarthur FC, según el portal de noticias news.com.au.
Este portal señaló que los tres comparecieron ante un tribunal de Parramatta, en el oeste de Sídney y los tres están en libertad provisional hasta su próxima comparecencia: Baccus el 30 de mayo, Dávila el 24 de junio, Lewis el 27 de ese mes.
La Policía estatal precisó que los tres jugadores, detenidos en tres lugares de Sídney, serán acusados de dos cargos de participar en una conducta que corrompe el resultado de las apuestas de un evento, y de otros dos cargos de facilitar una conducta que corrompe el resultado de las apuestas de un evento.
Las detenciones fueron realizadas por la unidad Beaconview, que fue creada en diciembre de 2023 con la asistencia de la Comisión del Juego del Reino Unido para investigar este escándalo de la manipulación de tarjetas amarillas, según el comunicado policial.
El Macarthur Football Club, al que pertenecen los tres detenidos, emitió un comunicado en que reconoció su arresto y se mostró “en shock”, al tiempo que se ofreció a colaborar con las autoridades porque “la integridad es un pilar fundamental” del fútbol.
Por su parte, la Liga Profesional Australiana también dijo estar al tanto de las detenciones y se mostró dispuesta a trabajar con las autoridades para “proteger la integridad” del fútbol en Australia.

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