Uno de los principales mensajes del expresidente Trump — si no el principal — en su discurso de aceptación de la candidatura Republicana fue que, si es electo, ordenará “la mayor deportación de la historia” de inmigrantes indocumentados. Muchos en la Convención Republicana portaban carteles que decían: “¡DEPORTACIONES MASIVAS YA!”
Lo que Trump convenientemente omitió señalar es que la deportación de muchos de los 11 millones de indocumentados en el país causaría un desastre económico y humanitario.
La promesa de Trump de utilizar la policía, la Guardia Nacional y tal vez incluso el ejército para arrestar a los indocumentados no sólo convertiría al país en un estado policial, con posibles redadas al azar de gente de habla hispana y separación de padres de sus bebés, sino que también causaría una enorme escasez de mano de obra que haría subir la inflación.
Una nueva encuesta de casi 70 economistas realizada por The Wall Street Journal, que no es precisamente un periódico de izquierda, concluyó que “los economistas ven los planes de Trump de aumentar los aranceles y tomar medidas enérgicas contra la inmigración ilegal como una presión alcista sobre los precios”. El titular del artículo decía: “Los economistas dicen que la inflación sería peor con Trump que con Biden”.
En su discurso de una hora y media en la convención republicana, Trump comenzó hablando de paz y amor, pero inmediatamente volvió a su habitual relato repleto de falsedades sobre los inmigrantes.
“La mayor invasión de la historia está teniendo lugar aquí mismo en nuestro país”, afirmó Trump. Lo cierto es que el flujo de migrantes aumentó en 2022 y 2023, en parte porque en 2019 y 2020, hacia el final de la presidencia de Trump, la pandemia de COVID hizo que muchos migrantes potenciales se quedaran en sus países.
Lo que Trump tampoco dijo es que la migración ilegal está bajando. Los cruces ilegales en la frontera sur se desplomaron un 40 por ciento durante los primeros cuatro meses de este año, según la Oficina de Aduanas y Patrulla Fronteriza.
Peor aún, Trump dedicó gran parte de su discurso a pintar engañosamente a los inmigrantes indocumentados como criminales. Obviamente, hay indocumentados que cometen crímenes, pero Trump selecciona hechos aislados cometidos por inmigrantes para dar la impresión engañosa de que la mayoría de los indocumentados son criminales violentos.
Prácticamente, todos los estudios muestran que los indocumentados cometen menos delitos violentos que los nacidos en Estados Unidos. Además, los homicidios cayeron el año pasado, según el FBI.
“Vienen de prisiones. Vienen de cárceles. Vienen de instituciones mentales y manicomios”, afirmó Trump en su discurso, como si la mayoría de los 11 millones de indocumentados fueran delincuentes. “Van a pasar cosas malas”.
Además, afirmó que países como Venezuela están reduciendo sus índices de criminalidad exportando a sus delincuentes a Estados Unidos. De hecho, la enorme mayoría de los exiliados venezolanos son gente honesta, que huyó de una dictadura.
En su diatriba contra los indocumentados, Trump también afirmó falsamente que los inmigrantes están quitando empleos a los estadounidenses, incluidos los afroamericanos y los hispanos.
La Cámara de Comercio de Estados Unidos, otra fuente a la que no se puede acusar de izquierdista, dice que hay casi 9 millones de puestos vacantes en el país, pero sólo 6,4 millones de trabajadores desempleados. En otras palabras, se necesitan más inmigrantes, no menos.
Hacia el final de su discurso, Trump dijo que su plataforma de campaña promete lanzar “la operación de deportación más grande en la historia de nuestro país”. Incluso más grande que ‘‘la del presidente Dwight D. Eisenhower’‘.
La deportación masiva de Eisenhower en 1954, que envió hasta 1,3 millones de personas a México, incluyó redadas en comunidades hispanas en las que muchos fueron deportados por error, dicen los historiadores.
En resumen, el discurso incendiario de Trump contra los indocumentados se basa casi en su totalidad en mentiras burdas.
No hay duda de que es necesario reformar el sistema migratorio, y deportar a los criminales. Pero, en lugar de demagogia política, Estados Unidos necesita inmigrantes para llenar puestos de trabajo vacantes.
Deportar a millones de indocumentados que hacen trabajos que los estadounidenses no quieren realizar sólo haría subir los precios, aumentar la inflación y empobrecer a todos.