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Sunday, October 13, 2024
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Claudia Sheinbaum y los mexicanos de la diáspora

“Los 40 millones de mexicanos que viven en Estados Unidos son un puente vivo entre dos culturas, un recordatorio constante de que nuestras raíces pueden extenderse sin perder su esencia, contribuyendo al crecimiento de una nación y al orgullo de otra.”

INTRODUCCIÓN

En la primera sesión informativa conocida como mañanera de la nueva Presidente de México, la última pregunta que le hicieron fue relacionada a la “atención” que recibirían los mexicanos que estamos avecindados en los Estados Unidos y que el número es muy difícil de precisar, pero se repite el de 40 millones.  Aunque este autor tuvo la fantasía de creer que la nueva Presidente aprovecharía practicar con el ejemplo y empezaría por decir: “Agradezco la pregunta porque me da oportunidad de pedir perdón y ofrecer una disculpa en nombre del gobierno de México a los mexicanos que se han ido por no encontrar en México o seguridad o condiciones adecuadas para mantener a sus familias o por carecer México de los ambientes para su desarrollo profesional…”. En cambio, solo se limitó a dar una respuesta clásica, típica, tradicional y repetitiva de lo que hemos visto y escuchado los mexicanos de la diáspora: “He dado instrucciones al Secretario de Relaciones Exteriores Juan Ramón de la Fuente para que dé a estas poblaciones la más alta prioridad”.  Lo demás de la respuesta era reiterativa de lo mismo.

Este artículo describe la complejidad de esa relación de los mexicanos en el exterior con México y su gobierno, expone como fue la relación del gobierno de México con los grupos de USA, y sugiere temas que deben ser atendidos por la nueva administración de la primera mexicana Presidente.

EMPEZANDO

En el devenir histórico de la diáspora mexicana, una constante existe: Los abusos, discriminación, agobios, e injusticia que sufrimos los mexicanos que vivimos en los Estados Unidos han llegado a límites abominables sólo comparados con las persecuciones que tuvieron los judíos en la Alemania Nazi, los japoneses en los mismos Estados Unidos durante la 2ª. Guerra Mundial, y otros perseguidos en el mundo por su origen étnico.  Esto que sucede actualmente en los Estados Unidos representa un bochorno de lesa humanidad imposible de justificar por valores universales.

Al mismo tiempo, siempre los mexicanos del norte del Río Bravo, tenemos la esperanza de redimir a nuestro país de origen abusado por gobiernos corruptos, e ineptos que lo han llevado al borde de la desesperación, y la ingobernabilidad.

El triunfo de AMLO, por el que votamos a su favor mayoritariamente en proporción, comparándonos a los mexicanos de aquel lado, nos dieron ilusiones como nunca de que las cosas cambiarían para bien. Igualmente, decepcionante fue que el primer viaje de AMLO al extranjero, a esta nación donde se originan las remesas que una y otra vez salvan a México de mayores catástrofes, aquí, AMLO inexplicablemente le dijo al expresidente Trump: “amigo de los mexicanos” (?).

Nunca en la historia de esta nación ha existido un funcionario público de la calaña de Donald Trump, cuyo odio manifiesto en contra de los mexicanos y otras etnias a base de mentiras y estereotipos, contamina a sus partidarios a agredirnos y denigrando nuestra valiosa presencia en esta nación. Después, el hombre de las esperanzas de cambio y que todo arreglaría, nos dejó con un palmo de narices y sistemáticamente se negó a reunirse con grupos constituidos de mexicanos en la diáspora.  Nos dio atole con el dedo a través de Marcelo Ebrard agradeciendo las remesas, diciéndonos “héroes”, pero sin mover un dedo en favor de nuestras demandas, y sin jamás escucharnos siquiera.

POLARIZACIÓN

Por supuesto que el fenómeno que existe en México, igual se presenta aquí, la diáspora está polarizada, hubo millones apoyando a AMLO y ahora apoyan a Claudia y existimos millones que nos parece éste el peor de los presidentes de México y vivimos con la ilusión de que Claudia rectifique rumbo y métodos.

Nos duele porque el camino hacia la justicia social, por parte de la población mexicana en los Estados Unidos, es imposible lograrlo sin México y los hermanos mexicanos que viven allá. La vida presente y futura de los mexicanos que viven en México, es interdependiente con las remesas que se envían de aquí, y las decenas o cientos de otras razones, humanas, familiares, científicas, turísticas, comerciales, educativas, sociológicas, y culturales de los millones de mexicanos allá, y los millones de mexicanos aquí.  Esa polarización no debería existir, ni aquí, ni allá.  Pero tristemente existe.

TRUMP Y AMLO

El odioso y racista gobierno trumpista que amenaza con regresar el próximo 5 de noviembre, y el interminable odio de los republicanos hacia los mexicanos seguirá y aumentará.  Al pensar en nuestro México querido vemos ahora una nación herida, con mucha inseguridad, deudas, problemas, corrupción, dobles discursos, desaparición de partidos, y una desbandada de militantes de otros partidos hacia MORENA para aspirar a un cargo público.

Las reformas que en las postrimerías de su gestión deja AMLO nos parece que hace más difícil el camino de la Presidente.  De este lado, la cada vez más difícil colaboración de mexicanos de allá y de acá está lleno de obstáculos que empiezan por nosotros mismos.

¿QUIÉNES SOMOS?

La diáspora somos más de 40 millones al contar a los indocumentados.  La cifra exacta es imposible de calcular con precisión.  Nos encontramos esparcidos a lo largo y ancho de la geografía. Representamos todas las ideologías.  Somos un grupo tan amplio que tenemos diversidad religiosa, antropológica, étnica, económica, educativa, y profesional.  Muchos están casados con otras etnias, y son multi-raciales, algunos son abogados, muchos son prisioneros.  En palabras más, palabras menos, es una diversa nación, lejos de estar unificada esa nación somos fraccionados en cientos o miles de grupos, con escaso o nulo poder, esto hace que sea muy difícil de unificarse sin un proyecto que nos haga unirnos, por ejemplo, una reforma migratoria, la existencia de un México progresista, y la reivindicación de los mexicoamericanos, podrían ser esos proyectos que nos unan.   

Peor aún, por diversas razones la mexicanidad, el orgullo de sentirse mexicano, el español, el conocimiento de la historia y cultura de México se pierden cada día, con poco a nada que se haga para evitarlo.  Pareciera que eso es lo que México y sus gobernantes quieren.

Los esfuerzos de muchos de crear una organización fuerte que hable sino por todos, por la mayoría, se pierden antes de formarse, por críticas y desconfianzas entre nosotros mismos.

EL INSTITUTO DE LOS MEXICANOS EN EL EXTERIOR

Ésta fue una oportunidad histórica que se inició en el gobierno de Fox.  Avanzamos, nos conocimos, y se unificaron agendas que nunca se llevaron a cabo, pero al menos hubo ilusiones. Ahora se ha dado una vuelta en “U”, aunque siga existiendo el IME es como si no existiera.

La nueva Presidente nombró a Tatiana Clouthier, avecindada en Monterrey como titular de ese instituto, ¿será capaz la inteligente política de siquiera entender la complejidad de sus funciones?   ¿Querrá hacerlas? ¿Se reunirá con nosotros? Se nos ha mentido tanto y traicionado tantas veces que es difícil ser optimista.

HACIA LA UNIFICACIÓN

Es momento de unirnos todos, los de aquí, los de allá y ambos. Es momentos de que renazca la fe en nosotros mismos y de avanzar en los proyectos que nunca hemos podido lograr para aprovechar esta oportunidad.

CONCLUSIÓN

El artículo es un sintético reflejo de las profundas preocupaciones y desafíos que enfrentan los mexicanos en la diáspora, especialmente aquellos que residen en Estados Unidos. A pesar de ser una comunidad de más de 40 millones de personas que contribuyen significativamente a la economía mexicana mediante remesas y mantienen un puente cultural entre ambos países, sienten que sus necesidades y voces no son atendidas adecuadamente por el gobierno mexicano.

Existe una sensación de desilusión hacia las respuestas tradicionales y poco efectivas de las autoridades mexicanas, que parecen repetir promesas sin implementar acciones concretas. La esperanza inicial depositada en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y ahora en Claudia Sheinbaum se ha visto empañada por la falta de reconocimiento y apoyo reales hacia los mexicanos en el extranjero.

El nombramiento de Tatiana Clouthier como directora del Instituto de los Mexicanos en el Exterior genera escepticismo sobre si comprenderá y abordará la complejidad de los retos actuales. Además, la polarización política y social tanto en México como en la diáspora dificulta la unidad necesaria para enfrentar amenazas externas, como las políticas hostiles que podrían resurgir en Estados Unidos.

El artículo es un llamado urgente a la unidad entre los mexicanos de ambos lados de la frontera. Destaca la importancia de revitalizar el orgullo y la identidad mexicana, de superar las divisiones internas y de colaborar en proyectos que fortalezcan la comunidad y promuevan un cambio positivo en México. Sólo mediante la unión y la acción colectiva se podrá aprovechar la oportunidad de construir un futuro más prometedor y justo para todos los mexicanos, sin importar dónde residan.

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