INTRODUCCIÓN
La caída de Siria como una nación funcional ha desestabilizado una región ya de por sí volátil. Para entender las implicaciones de este evento histórico, es esencial examinar las raíces del conflicto, la brutalidad del régimen de los Assad, las divisiones internas en el mundo árabe, y el impacto de la intervención extranjera. También debemos analizar por qué el destino de Siria está tan entrelazado con el futuro del Medio Oriente, particularmente con Israel.
Este artículo explica esta complejidad y explora los posibles escenarios que podrían definir el destino de Siria.
LA HISTORIA DE SIRIA
Siria, cuna de una de las civilizaciones más antiguas del mundo, ha sido históricamente un centro de comercio y cultura en el Medio Oriente. Bajo el mandato otomano hasta principios del siglo XX, Siria emergió como un estado moderno después de la Primera Guerra Mundial bajo el mandato francés. En 1946, logró la independencia, pero las décadas siguientes estuvieron marcadas por golpes de estado y luchas internas.
IMPORTANCIA EN EL MUNDO ÁRABE
Su importancia radica en su ubicación estratégica como cruce de rutas comerciales entre Asia, África y Europa, además de ser un epicentro cultural árabe. Durante décadas, Siria fue un actor clave en el conflicto árabe-israelí, un aliado de las potencias soviéticas durante la Guerra Fría, y un punto de referencia para los movimientos nacionalistas árabes.
EL RÉGIMEN DE LOS ASSAD: BRUTALIDAD Y MANO DE HIERRO
El general Hafez al-Assad asumió el poder en 1970, instaurando una dictadura basada en el Partido Baath y una élite alauí minoritaria que gobernó con un puño de hierro. Su legado de represión quedó marcado por la masacre de Hama en 1982, donde aplastó una rebelión de los Hermanos Musulmanes, matando a entre 10,000 y 40,000 personas.
Bashar al-Assad, su hijo, asumió el poder en el año 2000 con la esperanza de modernización. Sin embargo, enfrentado a la Primavera Árabe en 2011, replicó las tácticas brutales de su padre. En lugar de reformas, su gobierno desató una represión violenta que incluyó bombardeos indiscriminados, tortura y el uso de armas químicas, lo que sumió al país en una guerra civil.
LA PRIMAVERA ÁRABE: ¿POR QUÉ FALLÓ SIRIA?
Mientras la Primavera Árabe derrocó regímenes en Túnez, Egipto y Libia, el caso de Siria fue diferente debido a varios factores:
1. Lealtades étnicas y religiosas: La élite alauí, temerosa de perder poder frente a la mayoría suní, se aferró al régimen de Assad.
2. La respuesta militar: A diferencia de otros países, Assad utilizó una brutal fuerza militar para sofocar las protestas, llevando a la militarización de la oposición.
3. La fragmentación de la oposición: La rebelión no logró consolidarse bajo un liderazgo unificado, permitiendo que Assad explotara las divisiones.
4. Intervención extranjera: La guerra se internacionalizó rápidamente, convirtiendo a Siria en un campo de batalla para intereses geopolíticos de potencias externas.
DIVISIONES ÁRABES: UN ETERNO CONFLICTO
Uno se pregunta ¿por qué las naciones árabes teniendo tanto en común, son tan diferentes y llenas de rivalidades? El mundo árabe, lejos de ser un bloque homogéneo, está profundamente dividido por líneas religiosas, sectarias y geopolíticas. En Siria, estas divisiones se exacerbaron:
• Sectarias: La lucha entre suníes, chiíes y alauíes complicó las alianzas internas.
• Geopolíticas: Arabia Saudita y Qatar apoyaron a los rebeldes suníes, mientras que Irán respaldó al régimen alauí.
• Étnicas: Los kurdos en el norte aprovecharon el conflicto para buscar autonomía, irritando a Turquía que eternamente tiene conflictos con sus habitantes de origen kurdo.
Estas divisiones no sólo prolongaron el conflicto, sino que también lo hicieron irresoluble a nivel regional.
INTERVENCIÓN EXTRANJERA: UN TABLERO QUE PRELUDIA OTRA GUERRA MUNDIAL
La guerra civil siria atrajo la intervención de múltiples potencias extranjeras, cada una persiguiendo sus propios intereses:
• Rusia: Apoyó a Assad para preservar su única base naval en el Mediterráneo y expandir su influencia global.
• Irán: Usó a Siria como un corredor estratégico para apoyar a Hezbolá en el Líbano y extender su hegemonía chií.
• Estados Unidos y aliados occidentales: Proveyeron apoyo limitado a los rebeldes mientras luchaban contra el Estado Islámico, a pesar de que estos fueron declarados oficialmente un grupo terrorista.
• Turquía: Invadió partes del norte para contener a los kurdos, a quienes considera una amenaza existencial.
• Israel: Lanzó ataques aéreos contra posiciones iraníes y de Hezbolá dentro de Siria, preocupado por la presencia de sus enemigos cerca de sus fronteras.
LA CAÍDA DE SIRIA Y SU IMPORTANCIA EN EL CONFLICTO DEL MEDIO ORIENTE
La descomposición del Estado sirio tiene implicaciones profundas para la región:
1. Expansión de Irán: Una Siria débil permite a Irán consolidar su influencia en el Levante, preocupando a Israel y a los estados suníes.
2. Inestabilidad regional: El vacío de poder ha creado un caldo de cultivo para el terrorismo, exacerbando las crisis de refugiados y las tensiones sectarias.
3. El conflicto con Israel: Un Medio Oriente polarizado por la influencia iraní aumenta la posibilidad de confrontaciones directas entre Israel y sus enemigos en Siria.
4. Los Estados Unidos están en una nerviosa espera. Aunque el grupo Hayat Tahrir al-Shams (HTS) es el más importante de la coalición revolucionaria triunfadora originalmente tuvo lazos con Al Qaeda y estratégicamente insisten en que se han separado de ellos. La verdad es que nadie sabe, por lo tanto, se trata de un auténtico misterio.
FUTUROS ESCENARIOS
La reciente toma de Damasco por parte de los rebeldes y la huida de Bashar al-Assad a Rusia marcan un punto de inflexión en la historia de Siria. Este cambio abrupto en el liderazgo plantea una serie de escenarios posibles para el futuro del país y la región:
1. Establecimiento de un Gobierno de Transición: Con la caída del régimen de Assad, la oposición siria, liderada por Hayat Tahrir al-Sham (HTS), ha comenzado a formar un gobierno de transición. El primer ministro interino, Mohammed al-Bashir, ha sido designado para liderar este proceso. La comunidad internacional, incluyendo Estados Unidos y la Unión Europea, ha expresado su apoyo a una transición pacífica y democrática. Sin embargo, la diversidad de facciones dentro de la oposición podría complicar la formación de un gobierno inclusivo y estable.
2. Reconfiguración de las Alianzas Regionales: La salida de Assad debilita significativamente la influencia de Irán y Rusia en Siria. Irán, que utilizaba a Siria como corredor estratégico hacia el Líbano para apoyar a Hezbolá, podría enfrentar restricciones en sus operaciones. Rusia, por su parte, ha comenzado a retirar sus activos militares de bases clave como Tartus y Hmeimim, lo que indica una reevaluación de su presencia en la región. Esta reconfiguración podría abrir espacios para que otras potencias regionales, como Turquía y Arabia Saudita, amplíen su influencia en Siria.
3. Intervenciones Militares Externas: La caída del régimen ha generado vacíos de poder que actores externos buscan llenar. Israel ha declarado el colapso del Acuerdo de Separación de 1974 y ha desplegado tropas en los Altos del Golán para prevenir amenazas desde Siria. Estados Unidos ha manifestado su intención de mantener aproximadamente 900 soldados en Siria para evitar el resurgimiento del Estado Islámico y ha reafirmado su apoyo a las acciones de Israel contra redes iraníes en el país. Estas intervenciones podrían escalar las tensiones y complicar la estabilización de Siria.
4. Riesgo de Fragmentación Territorial: La diversidad étnica y sectaria de Siria, sumada a la presencia de múltiples grupos armados, plantea el riesgo de una fragmentación territorial. Regiones como el noreste, controladas por fuerzas kurdas, podrían buscar mayor autonomía, lo que generaría fricciones con Turquía y otros actores. Sin un gobierno central fuerte, es posible que Siria se divida en enclaves controlados por diferentes facciones, dificultando la reunificación nacional.
5. Crisis Humanitaria y Reconstrucción: El conflicto ha dejado a millones de sirios desplazados y en condiciones precarias. La comunidad internacional enfrenta el desafío de coordinar esfuerzos para la asistencia humanitaria y la reconstrucción del país. La estabilidad política será crucial para atraer inversiones y apoyo internacional necesarios para la reconstrucción, pero las incertidumbres actuales podrían retrasar estos procesos.
CONCLUSIÓN
La caída de Bashar al-Assad abre una nueva etapa en Siria llena de incertidumbres. El éxito de una transición pacífica dependerá de la capacidad de las facciones internas para colaborar y de la influencia constructiva de actores internacionales. La comunidad internacional debe actuar con cautela y compromiso para apoyar una solución que garantice la paz y la estabilidad en Siria y en toda la región.
La caída de Siria es más que un evento trágico; es un punto de inflexión en la historia del Medio Oriente. Las divisiones internas y externas han hecho de Siria un símbolo de la fragilidad del sistema árabe y la interferencia extranjera. Su destino, aunque incierto, tendrá repercusiones profundas en la estabilidad de la región y en las relaciones globales. Para el mundo, Siria es un recordatorio de los altos costos de la guerra, la inacción internacional y la complejidad de resolver conflictos en un contexto de intereses divergentes.