Washington, (EFE).- El subdirector de política de la Casa Blanca, Stephen Miller, uno de los asesores más cercanos al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, negó este lunes que el juez federal que bloqueó temporalmente la ley para acelerar las deportaciones tenga competencias para hacerlo.
“Si un juez de distrito puede intervenir en la conducción de nuestra política exterior, no tenemos, bajo ningún concepto, una democracia en este país”, dijo a los medios Miller, el arquitecto de la política migratoria de Trump.
Trump invocó el pasado viernes la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, que no había sido utilizada desde la Segunda Guerra Mundial, para acelerar las deportaciones contra supuestos miembros de la banda transnacional Tren de Aragua.
Según él, la banda que nació en las cárceles de Venezuela, “está perpetrando, intentando y amenazando con una invasión o incursión depredadora contra el territorio”.
El mismo día, antes incluso de su invocación, el magistrado James Boasberg, de la corte del Distrito de Columbia, prohibió preventivamente su aplicación.
Aun así, dos de los vuelos que llevaban a 261 deportados, 238 de ellos venezolanos, ya habían abandonado territorio estadounidense, según la Casa Blanca, aunque el juez federal ordenó que los aviones dieran la vuelta si era necesario “inmediatamente”.
“El pueblo estadounidense dijo que hay que sacar a estas bandas terroristas de nuestro país, el presidente tiene plena autoridad en virtud de la Constitución, en virtud de la Ley de Enemigos Extranjeros, en virtud de los poderes fundamentales del artículo 2 para lograrlo”, defendió Miller.
Según el asesor del mandatario, “durante mucho tiempo” el poder en EE.UU., “se ha concentrado en dos ámbitos: la burocracia no elegida y el poder judicial no elegido”.
“En el caso de la izquierda extrema, el poder judicial toma medidas para proteger a la burocracia y eso, además, reduce el círculo en el que se da la democracia”, añadió al respecto.
“Si llegamos a un punto en este país en el que los jueces de los tribunales de distrito pueden interferir y dirigir objetivos específicos o no, y decir quién debe controlar el territorio, ¿podrían dirigir qué general en el campo de batalla va a estar a cargo de tomar qué decisiones?”, preguntó.
Y continuó: “¿Podrían decidir dónde podemos enviar activo militar, a este país sí pero no a este país? ¿Podría dirigir qué inteligencia podríamos compartir con Israel frente a Arabia Saudí?”.