Cinco maneras de que lo estafen con un auto

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Por Enrique Kogan

 
Las ventas de automóviles usados de mala calidad se ha convertido en un manejo cultural de los timadores, de modo que hoy en día los compradores de vehículos casi no necesitan ser advertidos para que tengan cuidado en la compra de un vehículo de segunda mano.
Pero más allá de ver si los neumáticos están en condiciones de seguir rodando, y antes de que sea demasiado tarde, muchos consumidores no están preparados para identificar ser estafados con un auto usado.
A diferencia de las estafas de autos nuevos, que por lo general giran en torno a la confusión y la manipulación, las estafas de carros usados tienden a tener la particularidad de ocultar los hechos importantes sobre el vehículo, tales como el millaje, la historia del título, y una reparación que se ha dejado de hacer.
Evitar una estafa en la compra de un auto usado es difícil, pero lo más importante es saber cómo aplicar su instinto y el sentido común, para no entrar en una trampa, a sabiendas de que los vendedores sin escrúpulos, no tendrán piedad con usted ni con nadie.   
 
1) “Sólo necesita recarga”
 
Si usted va a una sección de clasificados de un sitio local y empieza a buscar autos usados, no pasará mucho tiempo antes de venir a través de éste. El vendedor escribe algo como “A / C necesita recarga” o “Sólo necesita gas para enfriarlo”, que es una manera de admitir que el aire acondicionado no está funcionando.
Pero ¿Por qué el vendedor no le cargó gas?. Cuando un sistema de aire acondicionado está con bajo refrigerante, significa que el sistema tiene una fuga, lo que significa que cualquier nuevo refrigerante añadido pronto se perderá.  
Al menos que se haya reparado la fuga, la refrigeración mejorada será sólo temporal y se le ha perdido su dinero.
“Sólo necesita recarga”, se traduce como, “el acondicionador de aire está roto.”
 
2) Necesita un alternador
 
 
El vendedor a menudo añade una frase como “necesita un alternador,” lo que indica que el comprador se puede dar fácilmente cuenta de un problema del vehículo. Pero hay que preguntarse esto:
Si usted quiere vender un auto que no funciona y todo lo que necesitaba era $100 dólares en partes con una fácil instalación, ¿No es mejor invertirlos y hacer la reparación por lo que podría vender el auto con mayor facilidad y por más dinero?.
En este caso lo más probable es que el vendedor no puede entender qué le pasa al auto, por qué no funciona y quiere pasarle el problema de otra persona.

3) El fraude del odómetro
 
Después de que una marca y modelo ya no tiene un mayor efecto sobre el valor de un vehículo con un alto millaje, a pesar de estar bien mantenido, esto crea una tentación natural para que los vendedores hagan un cambio en la lectura del odómetro.
En los viejos tiempos de los odómetros mecánicos, esto se hizo con sólo levantar las ruedas traseras del suelo y poner la marcha atrás, hacer retroceder las millas igual que la que habían rodado en el primer lugar. Algunos más expertos, sólo lo cambiaban a mano.
Se suponía que los odómetros digitales pudieran combatir esto, pero como se pueden imaginar ahora hay una gran cantidad de tecnología que hace que sea más fácil que nunca cambiarle la lectura del odómetro.
Hay dos maneras de descubrir esto: La primera es utilizar sus propios ojos y el juicio, prestando especial atención al nivel de desgaste de la goma del pedal de freno, el volante y los asientos.
La segunda es comprobar la memoria del vehículo en Carfax, las transferencias de título, y cualquier registro de servicios disponibles para coordinar con el millaje real.  
 
4) Título Lavado
 
Si un vehículo ha sido destruido por algo así como una inundación, incendio o colisión, pero se reconstruyó a condiciones operacionales, se le da algo que se llama un título de salvamento.
Esto permite que el comprador sepa que se trata de un vehículo que ha sido destruido, y por lo tanto está tomando un riesgo único mediante la compra del mismo.
Los vehículos dañados por las inundaciones son las compras de especial riesgo; ha pasado mucho luego de una inundación en Texas, donde vendedores inescrupulosos han comprado esos autos, alterado sus títulos y los han enviado a otros estados o países.
Estos vehículos pueden funcionar bien durante un tiempo, pero esos componentes son propensos a desgastarse rápidamente y sin mucho aviso.  
Para evitar esto, investigue la historia del vehículo utilizando el VIN para comprobar su informe en Carfax y la historia de las transferencias de título. Si la historia, o el auto, tienen olor a agua estancada, probablemente su título ha sido alterado.
 
5- Revendedores que suben los precios
 
Esto es un poco complicado y no siempre se trata de estafar al comprador, pero es una práctica común que cualquier comprador de autos usados debe tener en cuenta.
Digamos que usted queda en encontrarse con un vendedor y mirar el auto. Se reúnen en un estacionamiento o en alguna parte (no un concesionario). Todo se ve bien y usted está de acuerdo en un precio, pero cuando llega el momento de entregar el título, una de estas tres cosas sucede:
El título está a nombre de otra persona; la factura de venta identifica el nombre del distribuidor como “Vendedor”; o el vendedor le lleva a un concesionario local, donde un “amigo” se va a hacer cargo de los trámites.
Esto se conoce en inglés como “curbstoning”, (difícil de traducir) y por lo general se lleva a cabo por los distribuidores que pretenden no ser distribuidores, o por personas que están vendiendo tantos autos que están obligados por ley a tener una licencia de distribuidor, pero no quieren pagar por ello o tal vez tienen un delito grave en su registro, que no le permitan sacar licencias.
Al firmar el título de la persona que lo compró directamente usted, se han saltado el título justo sobre sus cabezas y espaldas, lo que le permite permanecer fuera del radar de impuestos.
Ojo, esta práctica no es necesariamente un timo al comprador, y es muy común entre los hispanos, pero hay que tener en cuenta que una de las razones que los distribuidores tienen a estos sub-vendedores, es que pueden ayudar a deshacerse de los vehículos que son tan defectuosos que ningún concesionario se molestaría en tenerlos en su lote.