Por Andrés Oppenheimer
A pesar de las imágenes de violencia y las protestas sociales que estamos viendo en gran parte de América Latina, los principales economistas internacionales especializados en la región están pronosticando que la economía latinoamericana crecerá en 2020. No será un gran año, pero será mejor que el 2019, dicen.
Eso es el mensaje que recibí tras hablar con los encargados de América Latina del Fondo Monetario Internacional (FMI), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL) y otras instituciones internacionales. Su consenso fue que la región crecerá alrededor de un 1.4 por ciento este año, en comparación con su crecimiento casi nulo del 0.2 por ciento el año pasado.
¿No están siendo demasiado optimistas?, les pregunté a todos. Después de todo, la economía de Venezuela se ha derrumbado, Argentina está en crisis, México prácticamente ha dejado de crecer, e incluso algunas de las economías más sólidas de la región, como Chile y Colombia, están siendo sacudidas por manifestaciones callejeras.
Y eso sin tener en cuenta que China, un importador importante de materias primas latinoamericanas, está creciendo a un ritmo más lento y que podría haber una escalada del conflicto entre Estados Unidos e Irán que podría hacer caer el comercio mundial.
Alejandro Werner, director del departamento de América Latina del FMI, me dijo que a pesar de todas estas amenazas, “la economía de América Latina va a tener un mejor desempeño en 2020”.
Entre otras cosas, habrá un “efecto rebote” después de cuatro años de estancamiento económico, y las dos economías más grandes de la región, Brasil y México, crecerán más que el año pasado, me dijo.
Según el pronóstico del FMI, la economía de Brasil crecerá un 2 por ciento este año, gracias a la aprobación de una reforma de pensiones y otras medidas que atraerán más inversiones al país. Brasil, junto con Colombia, es una de las economías que está creciendo más rápido entre los países más grandes de América Latina. Además de Brasil y Colombia, la economía de México probablemente crecerá hasta un 1.4 por ciento este año, tras un crecimiento del 0.4 por ciento el año pasado, dijo Werner.
Esto se debe a que es probable que Estados Unidos, México y Canadá ratifiquen su tratado de libre comercio, lo que alentará las inversiones.
Además, es probable que el sector manufacturero de México se beneficie del acuerdo comercial preliminar entre Estados Unidos y China. Si crece el comercio entre Estados Unidos y China, crecerán las exportaciones de las fábricas mexicanas que abastecen a los productores estadounidenses.
Sin embargo, “América Latina tiene un problema importante de crecimiento económico”, me dijo Werner. “Estos resultados no son para destacar”.
La economía de Venezuela continuará cayendo un 10 por ciento este año después de una disminución del 35 por ciento el año pasado, y es probable que la economía de Argentina siga estancada, agregó.
Alicia Bárcena, directora de la CEPAL de la ONU, pronosticó que la economía latinoamericana crecerá un 1.3 por ciento este año, principalmente por la recuperación de Brasil.
La economía de Brasil pesa mucho en el promedio regional, agregó.
¿Mi opinión? Los pronósticos de un mayor crecimiento de América Latina –aunque muy leve– son una buena noticia.
Pero hay que tener en cuenta que el crecimiento proyectado de la región del 1.4 por ciento en 2020 todavía estaría por debajo del crecimiento poblacional. Eso significa que los países no estarían generando aún suficientes trabajos para los millones de jóvenes que se incorporan la fuerza laboral todos los años.
Y no hay que olvidar que la tasa de crecimiento proyectada para América Latina está muy por debajo del crecimiento global del 3.4 por ciento pronosticado para el 2020. De hecho, América Latina es una de las regiones de menor crecimiento del mundo.
Muchos políticos latinoamericanos aún no se han dado cuenta de que sin inversión no hay crecimiento, y sin crecimiento no hay reducción de la pobreza.
Por eso, aunque los pronósticos para el 2020 sean de una leve recuperación, me temo que no veremos ningún repunte significativo hasta que los países adopten más medidas para atraer inversiones, en lugar de ahuyentarlas.