Sorpresivamente, la administración del presidente Donald Trump tomó esta semana la
polémica decisión de enviar de regreso a sus países de origen a miles de estudiantes
extranjeros inscritos en instituciones de educación de Estados Unidos, si estas no
ofrecen clases en persona durante el semestre del otoño, debido a las
recomendaciones de salud por la pandemia del COVID-19
El Instituto de Educación Internacional (IIE) estima que residían en los Estados Unidos
más de 1 millón de estudiantes internacionales en programas de nivel licenciatura,
maestría o doctorado enrolados durante el año escolar 2018-2019, lo que representaría
alrededor del 5.5% el total de la comunidad estudiantil en el país.
Los más afectados serán sin duda los estudiantes de origen chino, estimados en más de
370,000, seguidos por aquellos procedentes de India con más de 200,000. La lista de los
10 principales países con estudiantes extranjeros incluir también Corea del Sur, Arabia
Saudita, Canadá, Vietnam, Taiwán, Japón, Brasil y México, éste último con 15,000
estudiantes en universidades estadounidenses.
La notificación oficial de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE), los estudiantes con
visas J-1 y M-1 que se encuentren inscritos en centros escolares que operen
enteramente en línea, no podrán permanecer en los Estados Unidos. De la misma
forma, el Departamento de Estado no emitirá visas a estudiantes interesados en esos
centros escolares que estén haciendo trámites desde fuera de los Estados Unidos para
el próximo semestre escolar.
Si las instituciones educativas ofrecen un modelo híbrido – una mezcla de clases en
persona y clases en línea– a los estudiantes extranjeros sólo se les permitirá tomar más
de una clase o tres horas de crédito en línea. El ICE advirtió que aquellos estudiantes
que no acaten las nuevas normas pueden enfrentar consecuencias migratorias, incluido
el inicio del proceso de remoción del país.
Al menos 8% de un universo de 1,000 universidades de Estados Unidos monitoreadas
por The Chronicle of Higher Education planea ofrecer sólo clases en línea, un 65%
ofrecerán clases en persona y un 23% tendrá la opción de un modelo híbrido, de tal
forma que la acción del ICE puede afectar a decenas de miles de jóvenes.
En todos los casos, los estudiantes deberán continuar pagando su matrícula escolar si
desean obtener un certificado oficial. Pero si un alto porcentaje decide abandonar su
educación en una institución estadounidense, una estampida masiva podría afectar la
sustentabilidad de muchas universidades de los Estados Unidos.
El presidente de la Universidad de Harvard Larry Bacow sostuvo que la decisión
erosiona el “cuidadoso enfoque” de las escuelas para lograr un balance entre la salud, la
seguridad y la formación académica, mientras que la senadora Elizabeth Warren calificó
la política estudiantil como “cruel y xenofóbica” y pidió al Departamento de Seguridad
Interna (DHS) eliminarla de inmediato. Buena idea.