Cuando vi los recientes titulares del New York Times, NBC News, Forbes, Bloomberg y otros medios que especulaban que Miami podría convertirse en el próximo Silicon Valley, mi primera reacción fue de escepticismo.
Los artículos me parecieron un producto del periodismo de bandada. No es ningún secreto que los periodistas a menudo actuamos como pajaritos sentados en un cable telefónico: cuando uno levanta vuelo, todos levantan vuelo en la misma dirección.
Pero después de hablar con varios emprendedores tecnológicos, estoy empezando a pensar que Miami ya se está convirtiendo en un mini-Silicon Valley. Y podría convertirse en algo mucho más grande si logra que el Presidente Joe Biden desmantele las estúpidas leyes anti-inmigratorias del ex presidente Trump, que ponían trabas a los emprendedores extranjeros que querían venir a Estados Unidos.
Miami, junto con Austin, Texas, se ha visto inundada de exiliados de Silicon Valley y Nueva York en los últimos meses. Han venido aquí para sobrellevar la pandemia de COVID-19 y para huir del aumento de los impuestos estatales en California y Nueva York. En Florida, pueden comprar o alquilar casas más grandes por menos dinero, lo que les resulta ideal para trabajar remotamente durante la pandemia.
Más de 200 capitalistas de riesgo de Silicon Valley y Nueva York se han mudado a Miami en los últimos meses, según el sitio de internet RefreshMiami.com. “Olvídese de San Francisco y Silicon Valley: Miami planea convertirse en el próximo gran centro tecnológico”, rezaba un titular de la revista Forbes.
Entre las grandes firmas financieras que se han mudado a Miami están Elliott Management, de Paul Singer, y Icahn Enterprises, de Carl Icahn. Blackstone Group, una de las empresas de inversiones más grandes del mundo, ha anunciado que está abriendo una oficina tecnológica en Miami. Y el gigantesco banco de inversión neoyorquino Goldman Sachs está considerando trasladar parte de sus operaciones a Miami.
Magnates tecnológicos famosos como el fundador de Pay Pal, Peter Thiel, también han comprado casas en Miami. Muchos de ellos fueron atraídos por la campaña del alcalde de Miami, Francis Suárez, para promover la ciudad como un lugar ideal para vivir y trabajar para los innovadores.
Marcelo Claure, el presidente de SoftBank Group International, una de las principales empresas de inversiones tecnológicas del mundo, anunció que su compañía invertirá 100 millones de dólares en nuevas empresas con sede en Miami o que se muden a Miami.
Los escépticos señalan que el ecosistema de capital de riesgo de Miami, o sea las personas que prestan dinero a las startups (empresas incipientes), es todavía pequeño en comparación con los de San Francisco, Nueva York o Boston. Y el número de startups de Miami, aunque está creciendo rápidamente, también es menor.
Vivek Wadhwa, un emprendedor de Silicon Valley y autor de varios libros sobre innovación tecnológica, me dijo que Miami todavía no puede aspirar a competir con Silicon Valley.
“Mucha gente se ha ido de Silicon Valley durante la pandemia, pero una vez que todos estén vacunados y la vida vuelva a la normalidad, volverán a California”, me dijo Wadhwa.
Esto se debe a que “para que la innovación funcione, se necesita una masa crítica espíritu emprendedor. Tienes que tener miles de startups, no un par de cientos”, me explicó.
Pero incluso los escépticos como Wadhwa dicen que Miami podría convertirse en un centro mundial de empresas tecnológicas, de capital de riesgo y de servicios de salud si el presidente Biden revive un programa de visas para emprendedores extranjeros que se inició en la era de Obama, pero fue abolido por Trump.
Bajo la Regla de Emprendedores Internacional de Obama, los emprendedores extranjeros que recibieran al menos $250,000 en capital de riesgo y emplearan a una cierta cantidad de trabajadores podían obtener visas de trabajo. Canadá, Gran Bretaña y Nueva Zelanda tienen exitosos programas de este tipo.
Si Miami lidera una cruzada para resucitar el programa de visas para emprendedores extranjeros y tiene éxito, podría convertirse en uno de los grandes centros mundiales de innovación financiera, tecnológica y de servicios de salud. ¡Puede pasar!