Presidente Trump, no ahuyente a los turistas

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Andres Oppenheimer
Andres Oppenheimer

Ojalá que el presidente Trump mantenga el tono “presidencial” de su discurso al Congreso de esta semana y deje de ahuyentar a los turistas extranjeros, porque ya hay señales de que sus diatribas diarias contra los inmigrantes y los países socios comerciales de Estados Unidos están causando una disminución en el turismo extranjero a Nueva York, Miami y otros centros turísticos del país.

Las acusaciones de Trump contra los mexicanos y los musulmanes, al igual que su plan de restricciones al ingreso de personas de siete países de mayoría musulmana, y de deportar a millones de indocumentados ya están causando que varias organizaciones pronostiquen un “efecto Trump” que hará caer el turismo a Estados Unidos.

A principios de esta semana, la agencia de marketing de turismo de la ciudad de Nueva York, NYC & Company, anunció que los visitantes extranjeros a la ciudad, que alcanzaron los 12.7 millones el año pasado, disminuirán en unos 300,000 este año, lo que se traducirá en pérdidas de más de $600 millones. La agencia dijo que la disminución se debe en parte a “la retórica” que viene de la Casa Blanca.

El Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC), con sede en Londres, había dicho anteriormente que las restricciones de visas a personas de sietes países de mayoría musulmana, temporalmente suspendida por un tribunal, perjudicará la industria turística de Estados Unidos.

Ya está ocurriendo, según varias empresas. Hopper Research, una compañía de investigación de vuelos, dice que las búsquedas de vuelos de países extranjeros a Estados Unidos cayeron un 17 por ciento desde la toma de posesión de Trump. Hubo una caída de estas búsquedas en 94 de los 122 países analizados, dijo.

Un informe del 27 de febrero de la empresa de reservaciones por internet Kayak.com, titulado ¿A dónde irán los británicos en el verano de 2017, dice que “el amor de los británicos por Estados Unidos se está acabando muy rápidamente”. Agregó que las búsquedas en internet de Gran Bretaña para los vuelos a Orlando bajaron un 58 por ciento, y a Miami un 52 por ciento en comparación con el año pasado.

“Estamos viendo el comienzo de una caída debido a la retórica y a las políticas de Trump”, me dijo Adam Sacks, presidente de Tourism Economics, una firma de pronósticos de la industria turística. “México va a ser uno de los más afectados, debido a la tensa relación México-Estados Unidos”.

Sacks me dijo que Miami no sufrirá tanto como otros destinos turísticos de Estados Unidos, porque los visitantes latinoamericanos están menos influenciados por el sentimiento anti Trump que los de Europa y Oriente Medio. Sin embargo, la caída en el turismo se sentirá en todos lados, dijo.

Por supuesto, hay otros factores que están afectando el turismo a Estados Unidos, como el dólar fuerte y la debilidad de la economía mundial. Pero un estudio comparativo de la firma Tourism Economics con años anteriores con circunstancias macroeconómicas similares muestra que las percepciones políticas impactan el turismo.

Según las proyecciones de la firma de Sacks, las visitas internacionales a Estados Unidos bajarán un 3 por ciento este año. Las visitas de México y el Reino Unido disminuirán un 7 por ciento, y las de Alemania un 4 por ciento, dice la empresa.

Mi opinión: Trump debería someterse a una terapia de control de la ira, tratar de controlar sus estallidos de furia contra casi cualquier cosa extranjera, y hacer que los visitantes internacionales se sientan bienvenidos en Estados Unidos.

Podría tomar el ejemplo de un país pequeño, Costa Rica, cuyo presidente, Luis Guillermo Solís, la semana pasada colocó en las redes sociales un video donde él toca la melodía de Ciudad de las Estrellas en un piano, e invita a la actriz Emma Stone, ganadora del Oscar como mejor actriz por la película La La Land, a visitar su país y disfrutar de sus bellezas naturales.

Cuando entrevisté a Solís sobre su ingenioso video, se rió y me dijo que era parte de su misión: promover su país, mostrando sus mejores cualidades, e invitando a los extranjeros a visitarlo. Es hora de que Trump deje de hacer exactamente lo contrario.