Después de leer varios estudios según los cuales el COVID-19 ha acelerado una “pandemia de soledad” que está haciendo aumentar enormemente los casos de depresión, ataques cardíacos y otras enfermedades, decidí llamar a quien quizás sea la funcionaria mejor situada del mundo para hablar de el tema: la Ministra de la Soledad de Gran Bretaña.
Quería saber si el Reino Unido está ganando su batalla contra la soledad, y si están haciendo algo que deberíamos emular en el resto del mundo. Y la respuesta a la última pregunta es que probablemente sí.
La baronesa Diana Barran, ministra de la soledad del Reino Unido, me dijo que su puesto fue creado en el 2018, después de que una comisión parlamentaria sobre la soledad concluyera que 9 millones de británicos se sentían solos y que esto le estaba costando una fortuna al país en gastos de salud.
Asimismo, estudios estadounidenses citados por la Administración de Recursos y Servicios de Salud muestran que la soledad es tan letal como fumar 15 cigarrillos al día, y que la falta de relaciones personales están asociadas con un aumento del 29 por ciento en las enfermedades cardíacas.
Los problemas de la soledad se han agravado con las cuarentenas del COVID-19, que han obligado a la gente a aislarse en sus casas, sin ver a amigos y familiares.
En febrero, Japón creó su propio ministerio de la soledad. Y un estudio reciente de la Brookings Institution en Washington D.C. recomendó que al gobierno estadounidense crear un grupo de trabajo inter-ministerial para combatir la soledad.
Barran me dijo que las soluciones más efectivas para combatir la soledad son las “hiper locales”: darle ayuda financiera, a veces de tan sólo unos pocos cientos de dólares, a las asociaciones vecinales ya existentes, como los coros, grupos de baile, pequeños proyectos de jardinería y equipos deportivos barriales.
El Ministerio de la Soledad de Gran Bretaña anunció recientemente nuevas “micro-subvenciones” que oscilan entre $400 y $3.400 dólares, para 840 grupos “hiper locales”. En muchos casos, el dinero es para ayudar a estos grupos a construir un mejor sitio de Internet, comprar uniformes o alquilar un lugar donde realizar sus reuniones.
La mayoría de estas actividades no están catalogadas públicamente como destinadas a combatir la soledad, porque eso ahuyentaría a mucha gente, me dijo Barran.
“Si alguien me dijera: ‘Escuché que estás sola, y quiero que sepas que hay un club para personas solas que se reúne todos los martes a las 7 p.m.’, probablemente no me anotaría”, me dijo Barran. “Pero si me dijeras: ‘Hay un club para gente que comenzó a cultivar vegetales durante la cuarentena y quiere aprender más sobre el cultivo de vegetales’, yo iría corriendo, porque es algo que me interesa”.
Lo primero que hizo el ministerio de la soledad de Gran Bretaña fue preguntarle a la gente en las encuestas nacionales si se siente sola. Eso permitió al gobierno detectar focos de soledad que a menudo se encontraban en vecindarios con muchas personas mayores o muy jóvenes.
Cuando le pregunté qué recomendaría hacer a otros países, Barran me dijo que les recomendaría no crear grandes burocracias para combatir la soledad. Su oficina tiene “menos de diez” empleados de tiempo completo, me confesó.
Y también recomienda “evitar soluciones que van de arriba hacia abajo” como “que el gobierno diga que vamos a financiar este tipo de actividades o aquel otro”. Son las personas de sus comunidades las que mejor saben lo que necesitan, agregó.
Además, Barran recomienda encontrar formas de combatir la soledad a través de proyectos de voluntariado. Las personas que hacen trabajo voluntario no sólo ayudan a otros, sino que se ayudan a sí mismas a estar menos solas.
Ustedes me dirán que casi todas las cosas que están haciendo los británicos para combatir la soledad son obvias, y quizás incluso triviales. Pero lo cierto es que en la mayoría de nuestros países no estamos haciendo nada para combatir la soledad sin burocracias y a nivel hiper-local, que es donde están las verdaderas soluciones. ¡Es hora de empezar a hacerlo!