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Saturday, November 30, 2024
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Tino Cuéllar, de Matamoros al liderazgo internacional

En la región transfronteriza del Valle de Texas con México, recientemente transformada por la pandemia en los negocios, comercio, cultura, bienes raíces e, inclusive, delincuencia, resulta más que grato que de esta mismísima región emerjan personalidades de clase mundial y trascendencia inspiradora; es el caso de Mariano Florentino Cuéllar, más conocido como Tino Cuéllar.

Este personaje, nacido en Matamoros, Tamaulipas, nieto de Florentino Cuéllar, quien fue historiador y prominente personaje de la heroica ciudad, hace apenas unos días asombró al mundo hispano (legal y ampliado) de los Estados Unidos y particularmente al de California, renunciando a la Corte Suprema de ese estado, donde destacó como juez desde hacía siete años, seguido del anuncio de que sumirá el puesto de director de la prestigiada Carnegie Endowment Foundation.

Injusto sería no mencionar que es hijo del Dr. Alfredo Cuéllar, quien tiene dentro de su impresionante trayectoria, profesional y académica, el mérito de haber sido el primer mexicano que impartió cátedra en la Universidad de Harvard.

La corte californiana es indiscutiblemente la más importante en la nación después de la Suprema  de la Unión Americana, considerando la población que sirven, el número de especialistas judiciales que forman parte de cortes superiores, menores y municipales, así como la diversidad y cantidad de personal involucrado.  Es además la referencia absoluta e indiscutible en otras cortes, incluyendo la nacional, cuando cuestionan: ¿Cómo resolvió este asunto California?  Las leyes de California son consideradas por muchos juristas y líderes sociales entre las más avanzadas, liberales y bien fundamentadas del mundo.

Cabe mencionar que los nombramientos de jueces de las cortes supremas son vitalicios y conllevan un prestigio indiscutible al ser conocidos por la mayoría de los ciudadanos educados.  Renunciar a esos puestos por razones diferentes a una jubilación es motivo de sorpresa y de audacia. Sobre todo en el caso del personaje referido, quien no llega siquiera a los 50 años. Tino pudo optar por mantener  “Ad perpetuom” su posición y disfrutar de la comodidad de un importante y suponemos bien remunerado puesto.

Tino lo hizo con un cálculo político de tiempo y forma que lleva a respetarlo y admirarlo.  Su renuncia vino al día siguiente de que el gobernador del estado, Newsom, fuera confirmado en el puesto en una contundente votación donde se destacó el voto de los mexicoamericanos.  Hablando de hispanos, California es el primer estado de la nación donde la mayoría demográfica es hispana, y de éstos, abrumadoramente, el porcentaje mayor es de origen mexicano.  El gobernador tendrá tentativamente que nombrar a otro juez de origen mexicano a esa importante corte, irremediablemente, por gratitud por el voto brindado y porque Newsom es un buen estratega político con enorme proyección nacional . De esta manera Tino calculó, suponemos, que otro juez de origen mexicano lo siguiera en esa corte.

Quien esto escribe, tiene la fortuna de mantener una estrecha amistad con el padre de Tino, el también matamoense Dr. Cuéllar, a quien conocí como consejero del IME e integrante de la directiva de la Fundación Mexicanos USA, quien me compartió algunas experiencias familiares relacionadas con Tino, quien estudió en la academia San José (Saint Joseph Academy) de Brownsville; para  hacerlo con puntualidad, se levantaba a las cinco de la mañana y llevando de la mano a su hermano menor, tomaban dos autobuses, después de pasar el “Puente internacional nuevo” a pie para llegar antes de las 8:00 am, hora de inicio de clases. Por la tarde, al regresar, asistía a escuelas públicas de Mexico, cursando el mismo grado.  Eso le permitió ser bilingüe y bicultural.  Proviene de dos familias, la Cuéllar y la Ortega, ambos lectores voraces, ambas familias con pasión por la historia y el saber.

La vida profesional de Tino es impresionante, graduado de universidades elitistas de Estados Unidos con honores. Su licenciatura es de Harvard y tiene dos doctorados: Uno de Yale en jurisprudencia y otro en ciencias políticas de Stanford.  Participó en campañas del Partido Demócrata y fue asesor legal a temprana edad del Departamento del Tesoro en la Administración de Clinton.  Posteriormente, siendo profesor de Stanford, en la Escuela de Derecho, tomó permiso para ser por dos años uno de los asesores más destacados de Obama en política interna, escribiendo trascendentales normas en aspectos de alimentos, homosexualidad en el ejército y el manejo de drogas de laboratorios.  Cuando Tino se despidió de Obama, para regresar a Stanford, el presidente le dijo: “Tino, si pudiera hacer cualquier cosa para convencerte que te quedaras lo haría, pero como no es posible, te diré algo que le sirva a tu ego, para reemplazarte estamos contratando a dos personas para que hagan el trabajo que tú hacías.”

Posteriormente, el Dr. Tino Cuéllar fue director de un instituto en la misma Universidad de Stanford, donde ha sido profesor por casi 20 años.

Precisamente era director de este instituto equivalente a una decanatura o dirección de una facultad, cuando el legendario Jerry Brown, gobernador de California, lo seleccionó para la Suprema Corte de California.  La primera vez en la historia de los Estados Unidos que un inmigrante era nombrado a una corte suprema, precisamente la de California.  Jerry Brown le dijo: “Tino te he seleccionado a ti, porque después de leer mucho de lo que has escrito, concluyo que eres la persona, de todas las que he conocido en mi  larga vida, que más sabe de política y de leyes. Te pido que en tu función como juez siempre favorezcas las leyes sobre la política.”  No lo decepcionó.

Son numerosas las importantes contribuciones que Cuéllar hizo desde la corte suprema californiana.

Pero ante la posición asumida por este jurisconsulto es conveniente explicar las causas de su decisión: ¿Qué hizo a este destacado profesional originario del Valle de Texas dejar la Corte Suprema de California?  El milagro lo hizo un cuidadoso esfuerzo de búsqueda y negociaciones para ofrecerle a Tino el puesto de director de ésta, una de las dos fundaciones más destacadas del mundo y la única con envergadura internacional que se dedica a promover la paz mundial, la prestigiada Carnegie Endowment Foundation.   El ex director de esta fundación fue reclutado por Biden para dirigir la CIA, dejando la vacante y los directivos de esa fundación pensaron en Tino y fue precisamente William J. Burns, su antecesor, uno de los primeros funcionarios que felicitó a Tino.

El principal propósito de esta prestigiada fundación apartidista es la paz global.  La fundación ofrece a los líderes mundiales análisis y alternativas estratégicas desde un punto de vista independiente con innovaciones que avancen la paz mundial y prevengan las guerras.

“Nuestra frontera ofrece esos contrastes: lo peor y lo mejor.  Quizá porque todos los que vivimos o hemos vivido en estos lugares vemos a diario los extremos de lo humano eso nos obliga a tomar rumbos.  Como en Chicago, donde las peores bandas criminales surgieron, igual fue la cuna de movimientos de cultura, artistas, científicos e innovaciones que influyeron a todos los Estados Unidos”, dice el padre de Tino.

Tino ha declarado que se creará un séptimo centro de la Carnegie, en el Valle del Silicón, y que tres temas se agregarán a los propósitos de esta fundación, todos en apoyo de la paz global: El calentamiento global, la inteligencia artificial, y la atención a lo que él, en sus innumerables artículos y libros ha nombrado el “sur global”, en referencia al mundo del subdesarrollo, principalmente Centro, Sudamérica y África, regiones que en palabras de Tino: “No puede haber paz mundial sin la atención a estas regiones.”

La visión de este destacado profesionista seguramente nos dará mucho más que hablar y publicar.

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