El gran tesoro de un distrito escolar

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Hidalgo.- La foto del recuerdo de egresados de la escuela que dejan tras concluir exitosamente su quinto grado para ir al siguiente nivel en su proceso educativo.

• Adolescentes ascienden a nuevos niveles en el proceso educativo

• En la primaria Dr. Alejo Salinas, como en todo el Valle, hay grandes logros

Por José Luis B. Garza

Hidalgo.- Un grupo de poco más de 60 estudiantes lograron jubilosamente obtener su promoción al concluir satisfactoriamente su quinto grado escolar. Con ese motivo participaron en una ceremonia especial en compañía de sus familiares y maestros. Ello ocurrió en la escuela bilingüe Dr. Alejo Salinas, a la que dijeron adiós para ir a otra institución educativa de nivel medio.

Todos los graduados, quienes lucían un aspecto entre niños y adolescentes, desfilaron por una pasarela para ocupar un lugar donde esperaron a ser nombrados para pasar a recibir su constancia de feliz conclusión de estudios y los premios, diplomas o certificaciones a los que se hicieron acreedores.

Atentos y orgullosos, así como sus padres y familiares, se veían el director  de la escuela, José Esquivel y desde luego las artífices de la formación de los educandos, sus maestras Marina Pérez, Bertha Villegas, Arlene Ramírez y Daniela Montesinos.

Los niños transitaron con diferentes atuendos, de acuerdo a su muy especial predilección. Sin distinción de condición económica, simplemente compartiendo la alegría y satisfacción del momento.

La escuela tiene una población estudiantil que supera probablemente el 98 por ciento de hispanos. Los estudiantes salen con la certificación de hablar leer y escribir tanto en inglés como en español, es decir, verdaderamente bilingües.

De ser hispanos no queda duda, los apellidos Martínez, González, Sedas, Barrera, Ayala y Cantú, por mencionar solamente algunos, predominan en una institución que no se diferencia en su composición étnica de muchas otras del Valle de Texas. Y no se diferencia mucho tampoco de las aspiraciones, sueños y esperanza que los jóvenes, casi niños, mantienen pensando en un futuro promisorio que se ve alentado por lograr ascender en su proceso educativo en el que mucho tuvo que ver el impulso que sus maestros le dieron.

Después de rendir honores a los símbolos patrios y estatales tocó el turno de escuchar el mensaje del orador invitado, Edward Blaha, superintendente del Distrito Escolar de Hidalgo.

Para Blaha no era uno más de los discursos que pronunciaba frente a una nueva generación de estudiantes. Era uno de los mensajes que marcaba el final de una carrera de 26 años al servicio de la educación en este Distrito Escolar. Como él mismo lo dijo, ese día daría dos discursos más en escuelas del mismo nivel. Uno de los últimos actos antes de jubilarse oficialmente.

Hidalgo.- El superintendente del Distrito Escolar de Hidalgo, Edward Blaha, al dirigirse a los alumnos y familiares de los alumnos que lograron culminar su educación elemental.

Blaha, inconfundiblemente anglosajón, aclaró, conocedor de la audiencia que lo escuchaba, que daría un discurso en inglés, pero que posteriormente lo haría en español y, en tono de broma, dijo que si se requería en francés también en ese idioma lo haría.

En tono mesurado, pulido por muchos años de la dedicación a la docencia, habló a los estudiantes, primero, para felicitarlos por el logro alcanzado, para después dirigirse también a los padres, a quienes pidió participar siempre en el proceso educativo de sus hijos; ser parte de sus aspiraciones y sueños y darles el apoyo que puedan necesitar. No olvidó a los maestros, a quienes manifestó su satisfacción por el gran trabajo realizado con los estudiantes.

Pero sin duda el momento especial de su discurso fue cuando expresó que “ Los piratas son el símbolo de las escuelas de este distrito escolar y, desde luego, un pirata no puede ser imaginado sin el cofre de su tesoro, como aparece  siempre en todas las ilustraciones que hacemos en nuestras escuelas. Pero cuando me preguntan que cuál es el tesoro que se encuentra dentro de ese cofre yo siempre les respondo que no son joyas, ni diamantes, ni oro, ni plata, que el tesoro que tenemos es aun más valioso. El gran tesoro son los niños y los jóvenes, que valen mucho más que todas las piedras preciosas y el oro. Así es que cuidemos nuestro tesoro y hagamos todo lo que esté a nuestro alcance por conservar su gran valor”.

Tras expresar lo anterior en inglés procedió a hacerlo en un fluido español, con dedicatoria especial para los familiares de los estudiantes que ese día, orgullosamente, acudieron para ser testigos de la meta superada por los graduados.

Para los egresados de la escuela las emociones no habían culminado. Después de la ceremonia, una caravana de limousinas hizo su arribo al edificio de la escuela para transportarlos hasta un restaurante donde se les ofreció un banquete. Muchos de ellos no daban crédito a lo que ocurría, sobre todo aquellos de más humilde condición económica. Para la mayoría, pobres o ricos sin distinción, era esa la primera oportunidad que tenían de conocer el interior de uno de esos ostentosos vehículos.

Las emociones transcurrieron ininterrumpidas ese día para todos ellos. Comida, diversión, juegos, bromas e intercambio de opiniones y propósitos.

Estos jóvenes forman parte, junto con miles  de graduados en el Valle de Texas, de la esperanza del surgimiento de una generación más preparada para enfrentar los retos, indefinidos, que encontrarán a lo largo de la vida.