Colchones y eliminar moho: medidas no convencionales de Medi-Cal a asmáticos

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Fotografía cedida por Kaiser Health News (KHN) donde aparecen Yesenia Flores-Cabrera (i) y su hermana Ruby Marentes-Cabrera (d), ambas diagnosticadas con asma, mientras posan junto a los árboles que tienen frente a su casa en Madera, California. EFE/Angela Hart/KHN

Por Angela Hart
Madera (CA), (KHN vía EFE). – Al crecer en medio de los polvorientos campos agrícolas del Valle Central, Ruby Marentes-Cabrera no puede recordar un momento en el que no fuera difícil respirar.
Diagnosticada con asma de pequeña, la estudiante de noveno grado ha llegado a detestar los árboles de pistacho que rodean su casa. El polvo, los pesticidas y otros alérgenos de las huertas a menudo le desencadenan un ataque de asma, incluso infiltrándose en su casa, y haciendo que tareas simples como pasar la aspiradora se vuelvan peligrosas.
“Vivimos tan cerca de los campos, respiro el polvo y los químicos”, dijo Ruby, de 14 años, y describió ataques de tos y sibilancias controladas gracias a su inhalador de emergencia o a tratamientos respiratorios con un nebulizador. “Se vuelve tan malo que me duele la espalda, me duele la cabeza, me duelen los pulmones. Me enfermo y me cuesta mucho respirar”.
Ruby es uno de los cerca de dos millones de californianos de bajos ingresos que tienen cobertura de salud de Medi-Cal, el programa estatal de Medicaid, y han sido diagnosticados con asma, una enfermedad crónica y costosa que le cuesta a California miles de millones de dólares al año en gastos de atención médica, y en pérdida de días de trabajo de los padres y ausencias a clases de los niños.
La enfermedad, agravada por la contaminación del aire y las amenazas en interiores como productos de limpieza agresivos, infestaciones de cucarachas, polvo y moho, golpea con más fuerza a las comunidades de bajos ingresos.
Los pacientes de Medi-Cal representaron la mitad de las visitas a clínicas de urgencias y salas de emergencia relacionadas con el asma en 2016, a pesar de que representaban alrededor de un tercio de la población, según datos citados por funcionarios de salud estatales.
A partir de enero, California se embarcará en un ambicioso experimento para controlar el asma de sus pacientes más vulnerables. Medi-Cal ofrecerá a los beneficiarios como Ruby “tratamientos” no convencionales en el hogar que tradicionalmente no se consideran atención médica como eliminar el moho, instalar purificadores de aire e incluso reemplazar alfombras, persianas y colchones.
Estos nuevos beneficios para el tratamiento del asma son solo una pequeña parte de la amplia iniciativa de 6.000 millones de dólares del gobernador, Gavin Newsom, para transformar el programa de Medicaid más grande del país.
La iniciativa, conocida como CalAIM, se enfocará en los pacientes más enfermos y costosos del estado, y cubrirá una variedad de nuevos servicios sociales, que incluyen comidas saludables a domicilio; ayuda con las compras, la lavandería y la administración del dinero; y depósitos de seguridad para personas sin hogar en busca de vivienda.
El objetivo de Newsom es reducir el gasto vertiginoso de Medi-Cal, que alcanzó la astronómica cifra de 124.000 millones este año fiscal, previniendo cuidados costosos como las visitas a las salas de emergencia. Pero los funcionarios de salud estatales reconocen que los nuevos beneficios para el asma pueden no ahorrarles dinero a los contribuyentes.
Los beneficios tampoco se distribuirán por igual: debido a que los planes de seguro de atención administrada de Medi-Cal tienen un inmenso poder para decidir qué nuevos servicios ofrecer y a quién, la iniciativa creará un mosaico de elegibilidad. De las 25 compañías de seguros participantes, 11 ofrecerán servicios de asma a domicilio a partir de enero en 36 de los 58 condados del estado. Dentro de esos condados, algunos beneficiarios de Medi-Cal calificarán; otros no.
Con solo dos semanas para el debut del programa, muchas aseguradoras se esfuerzan por establecer redes de organizaciones sin fines de lucro y contratistas privados que se especializan en brindar servicios para el asma en el hogar y reparaciones.
En los condados de San Bernardino y Riverside, por ejemplo, alrededor de 400 pacientes atendidos por el Inland Empire Health Plan, de casi 1.4 millones de miembros del plan de Medi-Cal, tendrán acceso a servicios para el asma durante el primer año, en gran parte porque la aseguradora ha identificado solo a una organización equipada para lidiar con esta responsabilidad.
“Si no hacemos esto bien, este sueño puede convertirse en una pesadilla”, dijo Alexander Fajardo, director ejecutivo de El Sol Neighborhood Educational Center en San Bernardino, que está negociando un contrato con la aseguradora.
Fajardo dijo que El Sol se está preparando intensamente. Si bien su organización tiene experiencia en brindar educación sobre el asma, no tiene experiencia en facturación médica, regulaciones de privacidad del paciente y contratos de atención administrada.
“Esto es nuevo, así que todavía tenemos que aprender”, dijo Fajardo.
Jeanna Kendrick, directora senior de integración de la atención del Inland Empire Health Plan, calificó el experimento para desarrollar nuevos servicios sociales como “probablemente lo más difícil que hayamos hecho”. Lleva los planes a un territorio inexplorado, dijo, contratando organizaciones comunitarias y enseñándoles cómo manejar la facturación médica, por ejemplo.
“Realmente necesitamos ser creativos y tener algo de margen de maniobra porque esto es nuevo para todos nosotros”, dijo Kendrick.
Jacey Cooper, directora de Medicaid de California, argumentó a principios de este año que los planes de salud comenzarán con poco, pero agregarán capacidad durante los cinco años de la iniciativa. El estado está ofreciendo incentivos en forma de pagos para ayudar a los planes a lanzar nuevos servicios y ha reservado 300 millones de dólares solo para la primera mitad de 2022.
El Departamento de Servicios de Atención Médica, que administra Medi-Cal, no pudo decir cuántos californianos de bajos ingresos recibirán nuevos servicios para el asma en el hogar, porque son voluntarios y, como resultado, no pueden predecir los costos futuros. Pero Anthony Cava, vocero del departamento, citó datos que muestran que más de 220.000 beneficiarios de Medi-Cal tienen el asma mal controlado. El estado paga de 200 a 350 dólares por una visita típica a la sala de emergencias relacionada con el asma, y de 2.000 a 4.000 dólares por día por una hospitalización típica, dijeron funcionarios del departamento.
Los funcionarios de la agencia no pudieron confirmar que los beneficios del asma ahorrarán dinero, diciendo que los costos serán iguales o menores que los costos de los tratamientos médicos tradicionales.
Según el programa, las aseguradoras de salud enviarán contratistas a casas y apartamentos para evaluar los peligros y educar a los pacientes sobre las condiciones que pueden desencadenar ataques de asma. Los ejecutivos de seguros dicen que considerarán aprobar cualquier servicio que pueda ayudar a los pacientes de asma, desde reemplazar alfombras en malas condiciones hasta comprar productos de limpieza no tóxicos y fundas para almohadas, dentro del límite de por vida de 7.500 para cada beneficiario de Medi-Cal.
Los servicios estarán disponibles tanto para inquilinos como para propietarios de viviendas.
“No es que alguien pueda simplemente decir que solo quiere un colchón nuevo de $3.000”, explicó el doctor Takashi Wada, director médico del Inland Empire Health Plan. “Pero creemos que muchos de estos ataques de asma se pueden prevenir y, al evitar enfermedades, también se evitan las visitas innecesarias al hospital y al departamento de emergencias”.
Los condados de Fresno y Madera tienen una de las peores calidades de aire del estado. También tienen las tasas más altas de visitas a emergencias relacionadas con el asma infantil en California, junto con el condado Imperial en la frontera con México, según datos de salud pública del estado de 2019.
Ruby y su familia, que viven en Madera, California, parecen ser candidatos ideales para los beneficios para el asma financiados por el estado, dijo Joel Ervice, director asociado de Prevención y Manejo Regional del Asma, que presionó por los nuevos servicios. Tanto Ruby como su hermana Yesenia, de 20 años, tienen asma y fueron visitantes frecuentes a la sala de emergencias durante la infancia.
Pero al igual que en el Inland Empire, solo una pequeña parte de los pacientes con asma del Valle Central recibirán inicialmente los nuevos servicios. Ruby y su familia esperan estar entre los afortunados, pero saben que es posible que aún tengan que depender de tratamientos convencionales, como inhaladores de emergencia, y del hospital, si es necesario.
“Estoy tomando mucho mi medicamento en este momento; sería bueno si mi asma mejorara”, dijo Ruby, quien quiere poder jugar fuera de su casa y destacar en actividades escolares al aire libre. “Estoy teniendo dificultades para correr una milla en la escuela, por lo que poder correr sería tan bueno para mí y para mi salud”.
Hasta ahora, CalViva Health, una aseguradora grande que atiende a pacientes en el Valle Central, incluida la familia Marentes-Cabrera, ha identificado una organización sin fines de lucro para brindar servicios y está negociando con otras.
Esa organización, Central California Asthma Collaborative, espera poder atender hasta a 500 personas en siete condados el próximo año. A diferencia de otros grupos sin fines de lucro que aún están evaluando cómo brindar servicios, la colaboración ya ha identificado a contratistas privados para eliminar el moho, instalar ventilación para baños o cocinas y brindar otros servicios, dijo su codirector Kevin Hamilton.
El director ejecutivo de CalViva Health, Jeffrey Nkansah, dijo que el asma es una de las principales causas de hospitalización entre los afiliados de la aseguradora.
“En este momento, las conversaciones sobre la identificación de socios para brindar estos servicios son fluidas”, dijo Nkansah. “Todavía estamos trabajando duro para asegurarnos de que podamos implementarlos para el 1 de enero”.
Para los Marentes-Cabrera, las incesantes nubes de polvo y otras toxinas de las huertas, combinadas con el humo de los incendios forestales estacionales, son el mayor problema. Las partículas se infiltran en sus pulmones y en su hogar, cubriendo superficies y ensuciando la alfombra, que, de hecho, les gustaría reemplazar. Pero no tienen dinero.
Por ahora, Sandra Cabrera usa productos de limpieza no tóxicos y sus hijas Ruby y Yesenia controlan su capacidad pulmonar con medidores de oxígeno.
“Estoy tratando de controlar lo que hay en la casa para evitar que se enfermen, limpiando mucho y usando diferentes productos”, dijo Cabrera en español. “Nos vendría bien la ayuda para hacer más, pero es realmente difícil”.
(KHN -Kaiser Health News- es la redacción de KFF -Kaiser Family Foundation-, que produce periodismo en profundidad sobre temas de salud. Junto con Análisis de Políticas y Encuestas, KHN es uno de los tres principales programas de KFF. KFF es una organización sin fines de lucro que brinda información sobre temas de salud a la nación)
Versión original en inglés: https://bit.ly/3ys2Qna

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