Alguien contó la historia de quien presumía ser “el mejor amarrador de navajas”, ofreciendo sus supuestos servicios a quienes se dedicaban a las peleas de gallos. Esto llegó a oídos de un gallero desafortunado que traía una mala racha con saldo de varios gallos sacrificados y las consecuencias económicas producto de la pérdida de numerosas apuestas que suelen o solían cruzarse en este tiempo de peleas.
El desafortunado gallero solicitó los servicios del autonombrado “mejor amarrador de navajas” que, desde luego, tuvo un considerable costo y, así, lo acompañó hasta el palenque en el siguiente reto.
Estando próxima ya la pelea el gallero puso en manos del amarrador un precioso gallo giro y vio cómo le era atada la filosa navaja con la que en unos minutos enfrentaría a su rival.
De improviso el amarrador le dice al gallero “tenemos un problema, me di cuenta de algo”.
¿Cuál?, le inquiere el gallero.
Que el otro gallo también trae navaja.
El domingo se llevó a cabo el debate de los candidatos que aspiran a ser el siguiente gobernador de Tamaulipas y, al igual que la historia referida, cada uno de los aspirantes llegó para, sin otra voz que la de la mesa de moderación, tener la oportunidad de mostrar no solamente su conocimiento sobre la problemática en torno a los temas elegidos para este primer debate, sino los recursos personales retóricos y su capacidad de reacción ante preguntas o situaciones no previstas.
Ninguno de los tres abanderados de diferentes partidos era, hasta antes de la campaña, conocido ampliamente fuera de regiones muy delimitadas del estado; nos referimos a nivel de la población en general.
Américo Villarreal Anaya era más conocido en el centro del estado, principalmente Cd. Victoria; César Verástegui “El Truko”, lo era primordialmente en la región cañera del Estado, Xicoténcatl, Cd. Mante y Cd. Victoria y Arturo Diez Gutiérrez en la capital del Estado, de donde fue alcalde. Sin duda han logrado mayor visibilidad durante la campaña, pero no necesariamente adeptos.
Los debates, que ahora pueden ser seguidos por las redes sociales y otros medios informativos, recordando la anécdota de la pelea de gallos, permite ver, dicho sea en sentido figurado, qué tan buenas navajas traen y qué tanta técnica han sido capaces de asimilar para su manejo.
Aquí la pelea es política, claro.
El debate permite la confrontación de ideas y la apreciación de la personalidad de cada uno de los contendientes.
Es decir, qué exponen y cómo reaccionan a la alusión de sus adversarios que en ocasiones puede ser un ataque.
Américo Villarreal quizá abusó de la lectura de apuntes redactados previamente, pero tuvo algunas buenas reacciones en los pocos momentos de interacción que se tuvieron; “El Truco” Verástegui comenzó vacilante pero se adaptó a los embates de sus contendientes y tuvo un remate con buen efecto y, por su parte Arturo Diez, quien quiso ser punzante, se enredó en frases que repitió incesantemente durante las oportunidades que tuvo de hacer uso de la palabra.
Sin embargo quedó de manifiesto que no es lo mismo la propaganda y los spots que nos inundan a Tamaulipas, pero también al sur de Texas, por la cercanía y contacto de los medios informativos electrónicos de Tamaulipas, que tener que argumentar presencialmente:
No se escucharon partidas de madres que abundan en los spots del “Truko”Verástegui, ni las alusiones de Américo a ”Ya sabes quien”, ni los señalamientos de Diez Gutiérrez de que Villarreal Anaya es del PRI, partido del que también proviene el ahora abanderado del Movimiento Ciudadano.
La moderadora, Ana María Lomeli, participó bien. Parecería que en momentos quiso asumir el papel de entrevistadora haciendo preguntas complementarias, pero quizá obró así ante la falta de interacción de los contendientes.
Veremos qué pasa en el segundo debate.