Son afectadas de forma desproporcionada si se encuentran en cargos directivos
NotiPress.- Las mujeres millenials ocupan el 50 por ciento del mercado laboral, según un comunicado de EAE Business School, sin embargo deben de continuar “demostrando” para legitimar su talento y logros. El síndrome del impostor ocurre entre las personas que han alcanzado triunfos y no pueden internalizar o aceptar su éxito de acuerdo con American Psychological Association (APA). Generalmente estas personas atribuyen sus logros a la suerte en vez de sus habilidades, y temen que otros eventualmente los desenmascaren como un fraude.
El síndrome del impostor se basa, de acuerdo con Maite Moreno, profesora en EAE Business School en los prejuicios que proyectan inseguridad y falta de confianza en las personas. Asimismo Moreno explicó a NotiPress que esos mismos prejuicios les hacen dudar de sus habilidades haciéndolos sentir vulnerables y como un fraude.
Si bien, tanto hombres como mujeres lo pueden padecer, es en estas últimas donde predominan en mayor medida de acuerdo con la experta. La primer vez que se describió este fenómeno fue en 1978 por las psicólogas Suzanne Imes y Pauline Rose Clance. Ambas demostraron que las mujeres son afectadas de forma desproporcionada si se encuentran en cargos directivos, al cuestionarse si merecen cumplidos por su trabajo o logros. Pero no solamente se puede padecer el síndrome de la impostara en el trabajo, muchas mujeres buscan constantemente la aprobación de todos los aspectos de su vida.
De acuerdo con el estudio de la Universidad Herriot-Watt, publicado en HR Magazine, el síndrome afecta principalmente a los millenials por el tipo de educación recibida. Los padres enviaron mensajes mixtos, en los cuales dieron elogios y críticas, aumentando el riesgo de sentimientos fraudulentos. Asimismo, la académica apuntó que la intensa presión ejercida por las mismas personas para destacar por sus habilidades o su vida social perfecta afecta directamente el autoestima. Aunado a lo anterior, el uso de las redes sociales y espacios virtuales han generado más presión porque no dejan de observar los logros de los demás, haciendo inevitable compararse con los demás.
Moreno comentó que el síndrome de la impostara es consecuencia de diversos factores, ya sea los rasgos de personalidad, entre ellos el perfeccionismo y antecedentes familiares. Si bien, no es parte del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM), existen diversas teorías entorno a su origen, siendo una de ellas nacer en familias que valoren el éxito sobre todo. Las mujeres, son más propensas por la presión de equilibrar la vida laboral y familiar, sintiendo fallar en algún ámbito.
Algunos de los síntomas que se pueden presentar son la incapacidad de evaluar de manera realista las competencias y habilidad y atribuir su éxito a factores externos. Asimismo, el miedo a no alcanzar las expectativas, sabotear el propio éxito, dudar de sí misma y establecer metas muy desafiantes para sentirse decepcionada al no conseguirlo, son otros síntomas. Puede afectar el desempeño laboral si no se trata a tiempo porque genera ansiedad, aumento de dudas y temores persistentes al fracaso. Para evitar sentirse mal, acuden al trabajo en exceso, lo cual puede provocar burnout.
No existe un tratamiento para el síndrome de la impostora, sin embargo al reconocer los pensamientos de frustración se puede lograr superarlo. Asimismo, es importante asistir con una psicóloga si la autoestima se ve afectada. Por su parte, los psicólogos, según Moreno, deben de aprender a valorar las críticas constructivas y entender que realmente las personas que lo padecen ralentizan a su equipo si no piden ayuda.