El 23 de mayo del presente año era la fecha esperada por miles de migrantes procedentes de muchos países que se encuentran en la frontera de México con Estados Unidos, o en trayecto a esa región, para poder cruzar a la Unión Americana sin ser objeto de la aplicación del llamado Título 42, que faculta al Gobierno Federal estadounidense para deportarlos de inmediato por razones de salud.
Pues bien, un juez del estado de Louisiana se anticipó al vencimiento de tal disposición y determinó que ésta seguirá vigente.
La normatividad del Título 42 ha permitido expulsar desde su implementación en el 2020 a casi dos millones de frustrados inmigrantes.
Tras el fallo judicial, el Departamento de Justicia anunció su disposición de apelar la decisión del juez.
Pero la expectativa de que finalizara la aplicación del Título 42 fue erróneamente tomada como si existiera la disposición plena del gobierno estadounidense para recibir a los muchos miles de migrantes que ya se encuentran en la frontera mexicana dispuestos a prácticamente saltar hacia el lado americano en busca del famoso “sueño” y ese es un aspecto que ha provocado un gran fenómeno, por llamarlo de alguna manera, con la diáspora de varios países, principalmente de Centroamérica y Cuba, entre otros, y muy predominantemente ahora Haití.
Si en alguna ocasión hemos mencionado la transformación que se produjo en la frontera mexicana, desde el punto de vista demográfico y migratorio, lo que ocurre actualmente rebasa con mucho lo que en el pasado hemos referido. Quien tenga la oportunidad de visitar el centro de Reynosa, se asombrará de la gran cantidad de personas de origen haitiano, afroamericanas, que se desplazan por las principales avenidas. No exageramos si decimos que son miles los haitianos que actualmente están en espera de tener la oportunidad de ingresar a los Estados Unidos, tan sólo en esa ciudad.
Pero si bien esos miles ya se encuentran en Reynosa y otras ciudades fronterizas, se encuentran más hacia esta zona en trayecto, muchos de ellos procedentes desde la lejana República de Chile, ubicada a casi 8 mil kilómetros, donde después de ser acogidos en el pasado, nuevas disposiciones migratorias de ese país y la esperanza de llegar a la Unión Americana en busca de un futuro mejor, los ha impulsado a emprender el largo viaje.
Pero todo esto ha tenido, con sus muy especiales características, su efecto en Texas, primeramente, con una serie de disposiciones para tratar de frenar la migración indocumentada dictadas por el gobernador Greg Abbott, más alentadas por razones de tipo político, que han tenido más un efecto perjudicial en el comercio internacional, pero que sin embargo le permiten manejar una posición que sirve para sus propósitos de reelección en el cargo.
En el lado mexicano, en Tamaulipas, se han tomado medidas conjuntas de autoridades estatales y federales que por ahora son evidentemente insuficientes para desalentar la migración hasta estas prometedoras tierras.
Por otra parte los tres aspirantes a gobernador de la entidad tamaulipeca, Américo Villarreal Anaya, Arturo Diez Gutiérrez y César “El Truko” Verástegui, (Citados en orden alfabético), le han dedicado poca atención al tema, pero el que resulte ganador el cinco de junio tendrá que ir ofreciendo soluciones al tremendo y creciente problema migratorio del que no es responsable Tamaulipas, ni es el Estado el que tiene la mayor de las atribuciones para encontrar una salida, sino el Gobierno Federal, si se quiere, coordinado con los otros dos niveles de gobierno.
El problema permanece sin solución, pero lo más grave es que no existen indicios de ser resuelto en el corto plazo.