Por Andrés Oppenheimer
Tras el horroroso ataque terrorista islámico del martes en Nueva York, se ha hecho más evidente que el presidente Trump usa un doble rasero en materia de asesinatos masivos.
Cuando un inmigrante terrorista mata a 8 personas, Trump exige más controles a la inmigración. Pero cuando un asesino nacido en Estados Unidos mata a 58 personas, como ocurrió recientemente en Las Vegas, Trump no pide en ningún momento más controles a la ventas de armas.
El ataque del martes fue llevado a cabo por un hombre de 29 años al que la policía identificó como Sayfullo Saipov, oriundo de Uzbekistán, y que emigró a los Estados Unidos en 2010. Saipov arremetió contra una multitud y luego saltó del vehículo con una pistola de perdigones y gritó: “Allahu akbar” (“Dios es grande”).
Horas después, Trump dijo que estaba ordenando controles de inmigración más estrictos. Tuiteó: “Acabo de ordenar que el departamento de Seguridad Nacional intensifique nuestro programa de Vetos Extremos (inmigratorios)”.
Al día siguiente, Trump tuiteó que “el terrorista ingresó a nuestro país a través de lo que se conoce como el ‘Programa de Lotería de Visas de Diversidad’ “, y propuso terminar con ese sistema. “Debemos ser mucho más duros”, agregó.
Trump se refería a la Lotería de Visas de Diversidad, un programa que beneficia a personas de países con niveles de inmigración a Estados Unidos tradicionalmente bajos.
Hay un doble estándar peligroso en la forma en que el presidente aborda los asesinatos masivos. Trump politiza los ataques terroristas llevados a cabo por inmigrantes, pero cuando el asesino nacido en Estados Unidos Stephen Paddock mató a 58 personas e hirió a más de 500 en Las Vegas, y se descubrió que tenía un arsenal de 47 armas de fuego, Trump se negó a exigir mayores controles sobre la compra de armas.
Funcionarios de la Casa Blanca dijeron que, por respeto a las familias de las víctimas, no era el momento de politizar el tema.
No hay duda de que Estados Unidos tiene que tomar medidas para evitar ataques terroristas del radicalismo islámico, que son una clara amenaza a la seguridad nacional y mundial. Pero Trump se concentra exclusivamente en los terroristas extranjeros, y no hace nada para detener a los nacionales.
Los peores asesinatos en masa en la historia reciente de Estados Unidos han sido llevados a cabo por estadounidenses. Paddock nació y creció en Estados Unidos. Omar Saddiqui Mateen, el hombre que mató a tiros a 49 personas en el club nocturno Pulse en Orlando en 2016, también nació en este país.
Lo que es aún más perverso sobre las diatribas antimigratorias de Trump es que ha sugerido más de una vez que su plan de construir un muro fronterizo es necesario para proteger a los estadounidenses de ataques terroristas. De hecho, ninguno de los terroristas del 11-S ingresó a Estados Unidos desde México.
¿Por qué Trump no toma medidas contra los terroristas nacionales, por ejemplo, ordenando verificaciones de antecedentes de personas como Paddock?
El asesino de Las Vegas había comprado 33 armas de fuego, incluidos varios rifles semiautomáticos con dispositivos que les permitían disparar más rápido, durante los últimos doce meses antes de su muerte.
¿Y por qué el Congreso no hace algo para evitar asesinatos masivos? Un mes después de la matanza de Las Vegas, el Congreso aún no ha aprobado una ley que prohíba esos dispositivos para aumentar el poder letal de los rifles semiautomaticos.
La Casa Blanca no considera a Paddock un terrorista. Trump llamó a su acción un “acto de maldad pura”, pero no terrorismo.
Es cierto que, bajo una interpretación estricta del término, un terrorista tiene un objetivo político o ideológico, que el asesino de Las Vegas puede o no haber tenido.
Pero en términos prácticos, no hace mucha diferencia. Trump debería tomar medidas enérgicas tanto contra los terroristas extranjeros como contra los nacionales. Y el hecho es que estos últimos son los que han matado a más gente recientemente.