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Wednesday, October 30, 2024
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Aprendiendo con la pandemia

Como lo hemos mencionado con anterioridad, dentro de las diferentes etapas de conflictos que se han suscitado en los últimos meses a raíz de la pandemia del Covid 19, toca en este momento con especial énfasis la relativa a la educación a todos los niveles.

Sin exclusión, aunque con diferentes características, el proceso educativo se ha visto impactado por el virus de forma tal que la estructura familiar, en todo el mundo, ha tenido que adaptarse a las nuevas modalidades que, en mayor o menor medida, tienen como elemento infaltable el uso o ausencia de la tecnología.

Y aunque pudiera pensarse que los residentes fronterizos texanos confrontan la misma problemática que la del resto del estado de Texas e, inclusive, de la Nación, eso dista mucho de ser real.

En principio, a diferencia de otros países, sobre todo los del sur del Río Bravo, iniciando por México, si bien en los Estados Unidos y particularmente en Texas, se dan pautas generales sobre los programas educativos, en la Unión Americana, administrativamente juegan un papel importante los distritos escolares o bien organizaciones autorizadas para impartir educación con diferente estructura, con apoyo gubernamental o no, que adoptan programas de acuerdo a sus muy particulares concepciones educativas.

Así, se brindan una serie de opciones, pero ninguna de ellas queda excluida del reto de hacer llegar los conocimientos a distancia o en la llamada forma híbrida, que alterna, en mayor o menor medida, con clases presenciales, las que han sido rehuidas para no poner en situación de riesgo a los estudiantes.

Pero además de la estructura administrativa bajo la cual se forma el aparato educativo, además de los conocimientos que tienen que ser impartidos, se plantea la necesidad de proporcionar alimentación, con calidad y suficiente para que los estudiantes tengan garantizado su desempeño y salud.

Los alumnos de los diferentes niveles gozan de la prerrogativa gubernamental de recibir comida que se les proporciona en tiempos normales en comedores expresamente establecidos para ese fin. Es decir, el Gobierno Federal dota generalmente a las instituciones educativas de los recursos suficientes para alimentar a los escolares durante su asistencia a clases.

Lo anterior ha cambiado representando un problema a resolver para los departamentos encargados de proporcionar los alimentos, que han optado, en su gran mayoría, por proporcionar comida directamente a los padres o representantes de los alumnos para que la consuman en el seno familiar y garantizar, así, que se dispone de los recursos alimentarios necesarios para el buen desempeño de los estudiantes. Es decir, la función de educar va estrechamente ligada a la de proporcionar alimentación saludable.

Problemas adicionales a resolver lo constituyen, en el caso particular del Valle de Texas, como el de muchas otras latitudes, el de contar con personas que se hagan responsables de los estudiantes que no van a las aulas, sobre todo en el caso de los más pequeños.

Y por si fuese poco lo anterior, se encuentra el caso de los estudiantes que, con visa debidamente acreditada o por su nacionalidad estadounidense, viven en territorio mexicano y tienen que cruzar la frontera frecuentemente, lugar donde actualmente existen mayores restricciones migratorias, si no para los estudiantes sí para quienes se encargan de transportarlos o brindarles sostén económico.

En el tema de la educación, ningún actor está excluido de tener que confrontar una nueva realidad y nuevos problemas por resolver, en Texas y México, aunque con sus propias características.

Así, con la pandemia, todos los involucrados con la educación, menores, padres y docentes, así como los observadores que buscamos entender lo que ocurre y los efectos que estos cambios tendrán local y globalmente, nos encontramos en proceso de aprendizaje.

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