A reserva de lo que arrojen las investigaciones sobre el caso del atentado en contra del padre del alcalde de Reynosa, Carlos Luis Peña Garza, acaecido el martes anterior, quien es titular del DIF, pone en evidencia la inseguridad y los niveles a los que ésta ha escalado.
Dentro de la confusa narración de los hechos que se ha hecho pública, Peña Garza supuestamente fue interceptado por unos sujetos con el fin de asaltarlo o quizá secuestrarlo. Pero una inesperada reacción de Peña Garza contra los delincuentes le permitió repeler la agresión y, además, al tratar de huir los atacantes en un carro compacto, fueron perseguidos por el agredido a bordo de una camioneta.
En una osada maniobra, revelan los informes que se han dado a conocer, Peña impactó dos veces su camioneta en contra de la unidad motriz que conducían los agresores, quienes, en respuesta, dispararon haciendo blanco en una ocasión en el vehículo de Peña Garza.
¿Qué es lo que realmente ocurrió?
Ojalá y la investigación respectiva revele lo acontecido.
Pero si se trató de un asalto ocasional, como tantos otros que ocurren, sin saber quién era la víctima, es grave, porque denota que cualquier ciudadano está expuesto en forma indiscriminada a ser víctima de la delincuencia y el hecho de que sea al azar habla de una actividad delincuencial muy activa.
En caso, por otra parte, de que el atentado haya sido dirigido directamente contra la persona, con toda la premeditación que eso implica, es más grave aún, porque la delincuencia no repara en figuras tan conocidas en la localidad como el padre del alcalde, que, además del nexo consanguíneo con la primera autoridad del municipio, ha sido funcionario público.
Algunos han opinado que el atentado fue un montaje. En eso no nos atrevemos a dar una opinión por no contar con los elementos que podrían configurar una simulación, ni los fines que perseguiría.
En cualquiera de los casos es preocupante lo que ocurre y, si bien, no se puede culpar de toda la violencia e inseguridad al alcalde Carlos Peña Ortiz, quien llegó a la alcaldía bajo las siglas de Morena, es innegable que parte de su responsabilidad es velar por la seguridad de los residentes del municipio.
La parte irónica de este lamentable episodio, es que Maki Ortiz, la madre del alcalde, esposa de la víctima del atentado y anterior alcaldesa de la ciudad, durante su campaña de reelección a presidenta municipal, por el Partido Acción Nacional, pidió a la ciudadanía el voto para que en su gestión se acabaran las balaceras. Eso no ocurrió, lo acontecido el martes es prueba fehaciente.