Cómo utilizar los sistemas avanzados de asistencia a la conducción

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por Enrique Kogan – Puros Autos

Los sistemas ADAS (Sistemas Avanzados de Asistencia a la Conducción) suponen un enorme avance en seguridad, cuya implantación progresiva en el parque de automóviles está reduciendo el número de accidentes, víctimas y heridos; y también los costos económicos asociados y las reclamaciones a los seguros por siniestros.

Pero como todas las tecnologías a nuestro servicio, hay que utilizarlas correctamente para obtener todos sus beneficios. Y es muy importante comprender que los sistemas ADAS son una ayuda al conductor, no un piloto automático que nos reemplace ni nos permita bajar nuestro nivel de atención al volante.

De ahí surgen los vicios que están adquiriendo muchos conductores en la utilización de estos sistemas, que tienen mucho que ver con la teoría de compensación del riesgo (Wilde, 1988).

Lo que explica esta teoría, básicamente, es que cada conductor está dispuesto a aceptar un nivel de riesgo constante y cuanto más seguro se siente en su auto, más riesgos asumen.

Llevándolo al extremo, si fuéramos en autos de cristal conduciríamos de un modo mucho más prudente, al ser conscientes de que cualquier accidente tendría consecuencias serias.

En el polo opuesto, cuando circulamos en automóviles súper seguros, aumentamos la velocidad y somos memos precavidos, al sentirnos más protegidos.

Estos son los grandes vicios de los conductores con los sistemas ADAS que numerosos estudios están detectando:

Frenado autónomo de emergencia

Como el conductor sabe que su auto va a avisarle y a frenar solo en caso de detectar un riesgo de colisión, se pega más al vehículo que le precede o distrae durante más tiempo la atención (con la radio, el celular…) mientras circula entre tráfico denso.

Frenado autónomo de emergencia con detección de peatones

Se relaja el nivel de atención al posible cruce imprudente de peatones (sobre todo, niños) en zonas urbanas, pensando que el auto va a detectarlos y a frenar solo evitando un posible atropello.

Mantenimiento de carril

Como el conductor sabe que el auto se mantiene dentro del carril y de la calzada por sí solo, se permite a sí mismo conducir con somnolencia.

Alerta de tráfico cruzado

Sabiendo que su auto equipa un sistema de alerta de tráfico cruzado, el conductor se  incorpora marcha atrás a una vía sin realizar comprobaciones visuales, confiando ciegamente –nunca mejor dicho- en el funcionamiento del sistema.

Control de crucero adaptado

Como nuestro automóvil mantiene de forma automática la distancia con el que le precede, el conductor desatiende sus funciones y deja que el sistema siga “guiando” el auto y frene por sí solo cuando, por ejemplo, abandonamos la autopista por una salida con un auto delante.

Avisador de ángulo muerto

Conscientes de que este sistema nos alertará de la presencia de otro vehículo en nuestro ángulo muerto, miramos menos por los retrovisores o dejamos de hacerlo.

Sensor de estacionamiento

Como el sistema nos avisa con señales acústicas cuando nos vamos acercando a cualquier obstáculo, ni miramos hacia atrás al dar marcha atrás para estacionar.

Cambio de vehículo

Nos acostumbramos a relajar el nivel de atención al conducir un vehículo que equipa todos los sistemas ADAS; y actuamos igual cuando nos toca llevar uno que no los equipa, aumentando el riesgo al volante sin ser conscientes de ello.

Los sistemas ADAS y el parabrisas

Los sistemas ADAS necesitan de “ojos” y sensores que detecten todo lo que sucede alrededor del auto y recojan la información, para luego actuar en consecuencia, proporcionando al conductor y a los ocupantes la mayor seguridad posible.

Esos “ojos” y sensores disponen de unas capacidades y limitaciones debido a su tecnología y naturaleza. Sólo la combinación de la información aportada por todos ellos -denominada fusión de sensores- por parte del “cerebro” del automóvil, produce un reconocimiento fiable del entorno.

La inmensa mayoría de las cámaras de los sistemas ADAS están montadas en el parabrisas. Cuando se sustituye un parabrisas, hay que desmontar las cámaras del cristal roto y montarlos en el nuevo.

Una vez instalados, estos sistemas han de ser recalibrados para asegurar que funcionan con la máxima precisión y proporcionan la información correcta a los sistemas de seguridad.