Hace unos días tuvo lugar el aniversario de la fundación de El Periódico USA. Son ya 35 años de labor continua, de circulación ininterrumpida y de infatigable servicio a la comunidad hispana del Valle del sur de Texas y noreste de México.
La necesidad de proporcionar información objetiva, veraz y con una alta responsabilidad ha sido satisfecha tanto por los directivos de esta Empresa informativa como del personal que en ella labora a lo largo de su existencia.
Recorrer el camino para cumplir con los altos propósitos que dieron lugar al nacimiento y su larga vida ha tenido múltiples retos que en mayor o menor medida han sido confrontados exitosamente.
Hasta hace unas semanas parecía que el mayor desafío de esta publicación era el poder lograr la transición hacia el periodismo digital.
Todas las publicaciones impresas, en el mundo, han sido impactadas por la tecnología obligándolas a modificar sus formatos, circulación y contenidos aunque, algunas, desafortunadamente, han sucumbido ante la ola vertiginosa de la tecnología que demanda noticias con mayor inmediatez y visible en computadoras o teléfonos móviles, además de impresas en papel.
Todo lo anterior era previsible; desde hace años se vaticinaba que el avance de la tecnología digital y las redes sociales tendrían un gran impacto en los medios informativos en general. La única duda era cuándo y cómo ocurriría.
Sin embargo, lo imprevisible era una amenaza como la que hoy confronta la humanidad. Un enemigo invisible e implacable llamado Covid-19 del que tan sólo hace algunos meses no podíamos imaginarnos su existencia.
La pandemia azota despiadadamente a la humanidad y su intensidad, duración y efectos son una verdadera incógnita. Nadie tiene en sus manos la posibilidad de saber lo que ocurrirá en los próximos meses.
Lo cierto es que cuando esto concluya el mundo no será el mismo.
Estamos justo en el momento en el que los embates de una tormenta mundial de características nunca vistas comienzan a azotarnos con fuerza devastadora.
Las recomendaciones para preservar la salud ya las conocemos; de nosotros depende en mucho paliar el impacto que la pandemia tenga en la población.
Se está ante lo desconocido e inimaginable.
Todas las actividades productivas y la vida como las conocemos serán afectadas.
Ante la adversidad habrá que tener el valor y la inteligencia para superar lo que ya estamos resintiendo, uniendo esfuerzos, coordinando acciones con quien toca gobernar y con quienes tendrán en sus manos atender nuestra salud.
Nuestras últimas generaciones no se habían enfrentado a un desafío de esta magnitud.
Cuando los funcionarios en Estados Unidos asumen su responsabilidad, incluyendo al presidente, al juramentar el cargo concluyen con una frase que en el presente momento es bueno repetir “Así que ayúdame Dios” (So help me God).