· Votación sin precedente
· Inquietud de mercados
· La devaluación de 1994
A reserva de alguna impugnación que hagan los partidos o coaliciones que participaron en el proceso electoral del día dos de junio y, aunque así fuese, el panorama electoral mexicano en general no cambiará mucho y lo innegable es que Morena y sus coaligados lograron un triunfo contundente. En lo que corresponde a resultados, ahora sí, que el arroz está cocido, aunque nunca falta un prietito en el arroz.
De acuerdo con los datos proporcionados el pasado domingo por el Instituto Nacional Electoral (INE) Claudia Sheinbaum ganó los comicios presidenciales con un 59,76 % de los votos, equivalente a más de 35,9 millones de sufragios a su favor, el mayor registro histórico, frente al 27,4 % de la opositora, Xóchitl Gálvez, que obtuvo 16,5 millones de votos.
El árbitro electoral mexicano señaló que la participación ciudadana fue del 61,04 % durante el proceso electoral del domingo antepasado, lo que establece un récord de participación ciudadana.
Pero una nueva etapa comienza en lo que corresponde a la transición presidencial que culminará con la toma de posesión de Sheinbaum, la primera mujer que asumirá esa posición en México.
Sin embargo, aunque fue inocultable la labor que el actual presidente y líder del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) hizo para impulsar la candidatura de Sheinbaum, antes y durante el proceso electoral, la pretensión del actual mandatario de modificar la Constitución para que ésta permita la elección ciudadana de los miembros del Poder Judicial ya alertó a los mercados que provocaron un deslizamiento del peso paulatinamente a lo largo de la semana, justo después de unas declaraciones, torpes declaraciones, del actual líder de la Cámara de Diputados en el sentido de que se acelerarían las reformas constitucionales antes del cambio de gobierno.
Por mucha afinidad que haya entre el presidente que se va y el que se queda ya se sembró la desconfianza de inversionistas, algo con lo que comenzó, afortunadamente, quien será la nueva mandataria nacional.
La historia en México, sin embargo, tiene etapas donde la aparente tersa transición presidencial se convirtió en serio problema económico y, por citar un ejemplo referimos lo ocurrido en 1994, cuando el presidente Ernesto Zedillo asumió el poder, en aquel entonces en un primero de diciembre, recibiendo la banda presidencial de Carlos Salinas de Gortari.
Zedillo había sustituido al candidato Luis Donaldo Colosio, quien fue asesinado en plena campaña presidencial.
Pues bien, el 22 de diciembre de ese año, justo tres semanas después de que tomó posesión el nuevo mandatario nacional, se produjo una devaluación del peso que sumió al país en una de las más graves crisis económicas de la época reciente.
Ojalá, como se espera, la transición presidencial sea tan tersa como se espera, no sólo en lo político, sino en lo económico.
La plática que sostendrían el lunes la presidenta electa y el actual presidente comenzará a disipar dudas y nubarrones económicos, es de esperarse.
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