Durante muchos meses, la gran aspiración de muchos mexicanos que residen en el norte de México, pero principalmente en la frontera con Estados Unidos, fue poder lograr cruzar de nuevo a territorio estadounidense, después de que las autoridades de la Unión Americana prohibieron el paso a quienes eran considerados como “personas no esenciales”.
La fecha ansiada se llegó (Noviembre 8) y cuando se esperaba una tremenda avalancha humana procedente de México en los primeros días, nada de eso ocurrió.
Por algunas razones que ya encontraremos la correcta explicación, los puentes lucieron con escaso tráfico al iniciarse la reanudación del cruce de mexicanos que, desde luego, deben poseer la tarjeta que acredite que fueron vacunados con los llamados biológicos inmunizantes autorizados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Con esta última disposición quedaron, desafortunadamente, fuera de la posibilidad de cruzar a tierras estadounidenses por ahora quienes laboran en la Secretaría de educación Pública de México donde, como ya está ampliamente difundido, sus empleados de los diferentes niveles recibieron la vacuna Cansino, que no se encuentra aún aprobada por la OMS.
Dentro del sector aludido se encuentran miles de personas que cuentan con un buen ingreso producto de su trabajo que, a muchos de ellos, les gustaría gastar realizando compras donde acostumbraban, “en el otro lado”.
A reserva de obtener mayores detalles, las autoridades de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP) planearon adecuadamente la estrategia para lograr que el tráfico internacional se agilizara en lo posible ya que no solamente la gran demanda de consumidores mexicanos los presionaban, sino, asimismo, en la frontera estadounidense, instituciones del comercio organizado, y las autoridades de los distintos niveles que extrañaron la presencia de los mexicanos en su territorio durante casi 20 meses y, desde luego, los impuestos que generan las ventas que permiten cubrir los gastos de vitales servicios públicos.
Nadie puede anticipar lo que vaya a ocurrir en las próximas semanas. Dentro de la siguiente se celebra el Día de Acción de Gracias, precisamente el jueves, seguido del ya famoso “Viernes negro”, fecha en la que se registran tradicionalmente, quizá con excepción del año pasado, las mayores ventas comerciales en la Unión Americana.
Dentro de la adversidad producto de la pandemia, alcaldes, jueces de condados, congresistas y cámaras de comercio de la frontera texana han logrado establecer conexiones con autoridades de los estados limítrofes mexicanos, principalmente gobernadores y alcaldes.
Las acciones encabezadas por los mandatarios estatales de Nuevo León y Tamaulipas, Samuel García y Francisco García Cabeza de Vaca, tanto en impulsar el transporte de residentes de sus respectivos estados y más recientemente a menores entre cinco y 17 años de edad para ser vacunados en territorio texano con el apoyo y comprensión de las autoridades fronterizas norteamericanas de diferentes niveles, será sin duda el principio o probablemente la consecución de otras acciones que reafirmarán una necesaria solidaridad internacional.
Si bien la frontera entre México y Estados Unidos confronta tradicionales, por no decir crónicos problemas, además de imprevistos que han surgido, todo indica que paulatinamente se entra en una relativa normalidad para tranquilidad de los residentes de ambos lados que verán recuperación económica, pero, también, la reanudación de los lazos afectivos en forma presencial de quienes están unidos por la amistad y el parentesco, sin que, en el caso del Valle de Texas, haya un río que los separa.