• Falta uno más en México
• Agresivos intercambios verbales
• ¿Habrá debates en Tamaulipas?
El pasado domingo los aspirantes a la Presidencia de la República de México, Claudia Sheinbaum, de la coalición Morena, Verde y PT; Xóchitl Gálvez, del PAN, PRD y del Verde y Jorge Alvarez Máynez, de Movimiento Ciudadano, acudieren a la cita en Estudios Churubusco de la capital mexicana para cumplir con el encuentro donde debatieron sobre sus propuestas, de acuerdo a temas previamente establecidos.
Buena parte del tiempo asignado lo dedicaron las dos féminas aspirantes presidenciales a lanzarse mutuas acusaciones en las que abundaron los epítetos como “narcocandidata”, “candidata de las mentiras” o “candidata corrupta” o “candidata de la priandilla”, como parte de una andanada verbal que buscaba la descalificación de su respectiva oponente, pero que para muchos de los seguidores del diálogo, si se le puede llamar así, pudo haber sido sustituido por propuestas e ideas en mayor medida.
Pero lo más grave no son los ataques con fines de descalificar a su adversaria, como lo hicieron Claudia y Xóchitl, mientras Máynez, fuera de la metralla opositora, aprovechó para manejar aspectos positivos de los gobiernos de su partido, predominantemente.
Lo más grave es que dentro de las acusaciones que se hicieron se hizo mención de propiedades cuyo valor es patentemente incompatible con los ingresos que legalmente perciben o han percibido las candidatas o, la obtención de contratos de obra para personas cercanas a sus afectos e intereses o bien los nexos con grupos delincuenciales de diferente categoría y nivel.
Lo preocupante radica en que si una parte de la serie de acusaciones que se lanzaron las aspirantes presidenciales es cierta, se está ante la situación de tener contendientes por la Presidencia de México que no van de acuerdo a un principio básico de honestidad gubernamental, que los tres aspirantes afirman imprimirán a su gobierno en caso de que el voto de la ciudadanía los favorezca.
Que se recuerde, en los debates que han antecedido a las candidaturas presidenciales se han cruzado acusaciones o denuncias, pero nunca de la gravedad de las surgidas en el debate del domingo.
Obviamente no será posible, si es que se quiere, procesar jurídicamente las graves acusaciones, cuando menos en el corto plazo que queda para el día de las elecciones, el dos de junio. Se está, consecuentemente, ante el hecho de que llegue una mujer a la presidencia cuya honestidad no está a toda prueba y que la presidencia misma ofrece enorme poder como para que los antecedentes delictuosos, si los hubiera, difícilmente salgan a flote y, mucho menos, que sea objeto de una acusación que traiga como consecuencia la sanción judicial correspondiente.
Lo anterior por lo que respecta a la ganadora, pero, ¿la perdedora será objeto de persecución en el siguiente sexenio?
Otro aspecto del reciente debate es que, si bien despertó entusiasmo por verlo, por interés político, partidismo, deseo de analizar, conocer la personalidad de los contendientes e, inclusive, morbo, eso se dio dentro de un segmento reducido con respecto al total de la población. No son pocos los que prefieren disfrutar de la dominical compañía de amistades o actos personales y otros, y renunciaron a pasar dos horas frente a un televisor, ya sea por rechazo a la confrontación verbal o porque les resultaba tedioso. Recordemos que los políticos no gozan de gran prestigio entre un considerable número de ciudadanos. Pero, hay que admitirlo, como en la lucha libre, hay a quienes les gustan los enfrentamientos verbales y, entre más agresivos, mejor.
¿DEBATIRAN EN TAMAULIPAS?
Pero si bien a nivel nacional los candidatos de las diferentes facciones políticas se enfrascan en debates acalorados y consideran que esto contribuye a la imagen y ganar adeptos, en Tamaulipas ignoramos si se darán ejercicios similares. A muchos de los ciudadanos les gustaría, estamos seguros, ver una confrontación de los candidatos a alcaldes, diputados federales, locales e, inclusive senadores.
Lo que más despertaría interés serían los debates de los aspirantes a alcaldes, por ser los más inmediatos representantes gubernamentales de los servicios básicos a la población, sobre todo en ciudades donde el servicio de suministro de agua es malo y caro, o los derrames de drenaje forman arroyos y charcos en muchas áreas, sobre todo aquellas de más baja condición económica de sus residentes. Ojalá y se organicen debates como ha ocurrido en el pasado, en que se han organizado por parte de diversas instituciones educativas o empresariales.
El lunes, durante el programa radiofónico de análisis y comentarios políticos “Reporteros en la mesa” aprovechamos la entrevista a uno de los candidatos a la presidencia municipal de Reynosa, por el PAN y PRI, Luis “Cachorro” Cantú, para preguntarle sobre la posibilidad de que se lleve a cabo un debate con sus respectivos adversarios, contestando que se está buscando que eso se realice y se manifestó dispuesto a participar. Sería interesante saber qué piensan Carlos Víctor o Víctor Peña Ortiz, de Morena y Rigoberto Ramos, de Movimiento Ciudadano sobre esa posibilidad.
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