• La dificultad para obtenerla
• Déficit de profesionistas en EU
• Pugna en gabinete de Trump
A reserva de lo que pueda ocurrir en los días siguientes sobre la propuesta formal de Ellon Musk, inminente integrante del gabinete de Donald Trump una vez que tome posesión, sobre la ampliación de las visas H-1B, podemos anticipar que como todos los temas migratorios se enfrentará una enorme controversia, en gran parte por la intolerancia a los inmigrantes de un importante sector y, por la otra, a la ignorancia generalizada, explicable, sobre las opciones para migrar a los Estados Unidos.
Así, de un lado, se ha escuchado las voces de Ellon Musk y Vivek Ramaswamy, los líderes del nuevo “Departamento de Eficiencia Gubernamental” del gobierno, enfrentados con el sector más conservador de los seguidores de Trump, quienes se oponen a las visas H-1B, que han impulsado empresas tecnológicas por mucho tiempo.
El mejor ejemplo lo representa el propio Musk, quien nació en Pretoria, Sudáfrica, que logró migrar a la Unión Americana mediante una visa H-1B, gracias a su gran nivel tecnológico que lo convirtió, a la postre, en el hombre más rico del mundo, dueño de empresas como Tesla y Space X, que, lo hemos dicho anteriormente, ésta última, por tener su base en el Valle de Texas tendrá, junto con otros factores coincidentes una enorme repercusión económica en la frontera de Texas con el noreste de México.
Pero una visa como la que está causando polémica no es fácil de obtener por varios factores; además del nivel científico o académico del aspirante a migrar se debe anotar que generalmente es una visa patrocinada, es decir, que debe una empresa apoyar la solicitud de visa, que incluye los gastos para gestionarla, tanto de la cuota por tramitarla impuesta por los Servicios de Inmigración y Ciudadanía de EU, así como de los costos legales que implica su procesamiento por parte de personas capacitadas y certificadas profesionalmente para esa función.
Pero la otra parte es que no es una visa definitiva ni ofrece la garantía de que podrá permanecer indefinidamente en el país, ya que la autorización inicial es por tres años, extendible a seis, con autorización, siempre, de la empresa peticionaria.
Bajo ciertas circunstancias el beneficiario de la visa podrá permanecer como residente permanente, pero eso no es fácil de que ocurra porque se tienen que dar ciertas circunstancias especiales.
En el año 2023 se otorgaron 85,000 visas H-1B. Si se toma en cuenta la vigencia limitada de estas visas, debe haber alrededor de medio millón de personas con este beneficio trabajando en los Estados Unidos.
Pero este tema es una pequeña parte de lo que representan las visas de trabajo, que en su gran mayoría no dan derecho a la residencia permanente. Cientos de miles o millones de personas trabajan en este país legalmente sabiendo que eso tendrá un día un fin y tendrán que regresar a sus países de origen, salvo que logren formar una importante empresa.
En el fondo el gran problema de los Estados Unidos es que tiene un gran déficit de técnicos y profesionistas en varias ramas y que pese a la formación de nuevos cuadros, egresados de las universidades estadounidenses, el crecimiento de la población y los requerimientos de muchas empresas para continuar su desarrollo e integración demanda gran cantidad de personas calificadas para desempeñar importantes labores dentro de las empresas científicas y tecnológicas.
La gran controversia entre personajes cerca del mandatario electo es que éste ha expresado su deseo de otorgar más visas de trabajo a personas calificadas, pero cuando asuma su cargo el próximo 20 de enero ofrece una agenda que en contraste, incluye deportaciones masivas, cerrar la frontera y aplicar aranceles para crear más empleos para los estadounidenses.
El tema da para mucho más, hay que reconocer que Ellon Musk ha iniciado un necesario debate.
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