El desenlace que tuvieron las designaciones de candidatos en Tamaulipas, particularmente del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), fue precedido por un gran suspenso, propiciado tanto por las fechas para revelar o confirmar los nombres de los contendientes que fueron pospuestas hasta las últimas horas de la fecha límite, así como la identidad de quienes abanderarán las causas morenistas en Tamaulipas.
Pero en el caso de la entidad tamaulipeca Reynosa ha tenido la mayor atención, no solamente por el número de los electores que representa, que la convierten en un factor de enorme peso en el proceso electoral estatal, sino por lo controversial e inédita que iba a ser la designación de los candidatos pero, particularmente, a presidente municipal, al entrar en escena y maniobras el hijo de la actual alcaldesa, quien debe, ella, Maki Ortiz, todos sus puestos políticos que ha logrado en su vida, hasta donde sabemos, al Partido Acción Nacional (PAN).
El candidato a alcalde por Reynosa del partido Morena, como a estas alturas se ha ampliamente divulgado es ya Víctor Peña Ortiz, “Makito”, debidamente registrado, hasta donde trascendió. No podría concebirse su nominación sin la intervención de su madre, quien no solamente ha sido gestora ante las más altas esferas morenitas para lograr la postulación, sino que ha logrado concertar una serie de intereses políticos y económicos, importantes factores de poder local tradicionalmente, para formar un bloque en el que se apoya la candidatura de su vástago, además del capital político que posee por manejar la administración de la ciudad.
Independientemente de los resultados del proceso electoral que tendrá lugar en los próximos meses, las designaciones que se han hecho de los integrantes de la planilla que acompaña al candidato morenista reynosense, con alguna contada excepción, no tienen precisamente una larga trayectoria de militancia dentro de Morena, son posiciones de importantes factores de poder convertidos al “morenismo” o al “lopezobradorismo”. Ha sido una selección pragmática.
Situación similar ocurre en otros municipios tamaulipecos, salvo error de apreciación.
Contrariamente a lo que se suponía que ocurriría tras el triunfo de Andrés Manuel López Obrador en que las fuerzas de la llamada izquierda, considerada ésta como la que integraban grupos no alineados o pertenecientes al PAN o al PRI, además de una identificación ideológica específica, estarían ante una gran oportunidad histórica de integrarse a un proceso de transformación nacional, cuando menos en Tamaulipas no ha ocurrido así.
Esas fuerzas parece que han dejado de existir o tener vigencia y capacidad de organización en el estado.
¿Han sido esas fuerzas de izquierda rebasadas o superadas o, simplemente, no existen y han dejado un hueco que otros han sabido llenar?