Relájese DeSantis, y no insulte a quien hace preguntas legítimas

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Por Andrés Oppenheimer

¿Es un “bully” Ron DeSantis, el candidato republicano a gobernador de la Florida? ¿Insulta a la gente cuando le hacen preguntas que no le gustan, o que no sabe cómo responder?

Esa fue la conclusión que sacaron muchos espectadores, incluidos algunos republicanos, cuando lo entrevisté para mi programa “Oppenheimer Presenta” que se transmitió el domingo por la noche en CNN en Español.

DeSantis, uno de los partidarios más entusiastas del presidente Donald Trump, pareció perder los estribos cuando le pregunté sobre el controvertido anuncio televisivo en el que se lo ve jugando con su bebé construyendo un muro de bloques, y diciéndole “construye el muro”, en una obvia referencia al muro que Trump quiere construir a lo largo de la frontera con México.

En el mismo anuncio, que atrajo la atención nacional, se vio a DeSantis leyéndole a su hijo del libro “El arte de la negociación” de Trump y diciendo: “Entonces el Sr. Trump dijo: ‘Estás despedido!’. ¡Me encanta esa parte!”.

Refiriéndome a ese comercial, le pregunté a DeSantis: “¿Qué le dice a las personas que encuentran repugnante que usted le enseñe a su bebé a construir un muro entre la gente, en lugar de unir a las personas, y que le enseñe a despedir personas, en lugar de enseñarle a que generen empleos? ¿Qué le responde usted a quienes dicen que usted está sacando lo peor de la gente?”.

Visiblemente enojado, DeSantis respondió: “¿De verdad crees que fue un anuncio serio, que le estoy leyendo “El arte de la negociación” a mi hijo que sólo tiene 6 meses? Si honestamente crees eso, entonces necesitas obtener un sentido del humor.” Añadió que “queríamos poder presentar a mi familia, pero hacerlo de una manera en que nos burláramos de nosotros mismos, pero también que llamara la atención de los medios. Así que eso es lo que hicimos. Y si no lo entiendes, entonces simplemente no eres muy inteligente” .

Francamente, ni yo ni mucha otra gente habíamos encontrado nada divertido este anuncio. Por eso le pregunté a DeSantis: “¿Está de acuerdo con que a muchas personas no les pareció nada gracioso?”.

“Bueno, entonces la gente tiene que adquirir un sentido del humor”, respondió DeSantis acaloradamente. “No hay una persona razonable que no esté muy parcializada que honestamente piense que no estábamos haciendo eso en broma”.

Más tarde, cuando le pregunté si estaba de acuerdo con la afirmación de Trump de que la cantidad de muertes causadas por el huracán María en Puerto Rico no era mucho mayor que las 6 a 18 que se informaron originalmente, en lugar de las más de 3,600 muertes contadas por un estudio de George Washington University a pedido del gobierno de Puerto Rico, DeSantis pareció volver a perder la calma.

“Todo lo que quieres hacer, todo lo que quieres hacer es usar esto para politizarlo y tratar de atacar a Trump. Eso es todo lo que estás haciendo”, dijo.

Le dije cortésmente que se trataba de una pregunta legítima, considerando que Florida tiene una gran población puertorriqueña y que la lenta respuesta de Estados Unidos a la destrucción del huracán María del año pasado en Puerto Rico es uno de los principales temas para los votantes puertorriqueños.

DeSantis respondió que las diferentes cifras de muertes se debían a las diferentes metodologías utilizadas para contar a los muertos, y nuevamente me acusó de intentar “politizar el problema”.

Finalmente, le pregunté a DeSantis cuántas personas cree él que murieron directa o indirectamente como resultado del huracán María en Puerto Rico. ¿Decenas? ¿Cientos? ¿Miles?

DeSantis contestó agitadamente que “no estás haciendo preguntas importantes. No me estás preguntando qué podemos hacer en Florida para ayudar a continuar integrando a las personas puertorriqueñas que han huido de Puerto Rico a Orlando, para conseguirles empleos, para asegurarnos de que tengan una buena educación”.

Obviamente, DeSantis es una persona temperamental. Eso es molesto, y lo hace parecer un tanto amateur, pero no es un delito. Lo que es más preocupante es su aparente hábito de cortejar a los votantes nacionalistas blancos con comentarios veladamente xenófobos y racistas, y luego afirmar que fueron hechos en broma o que no estaban dirigidos a ningún grupo étnico.

DeSantis ya había sido acusado de usar una expresión racista cuando dijo en otra entrevista televisiva que los votantes no deberían “hacer una monería” y elegir a su rival Andrew Gillum –que es negro– como gobernador de la Florida.

Al igual que con el anuncio donde enseña a su bebé a construir un muro, DeSantis más tarde afirmó que no había matices raciales ni xenófobos cuando había dicho que elegir a Gillum sería una “monería”. Su respuesta fue vista por muchos como un insulto a la inteligencia de los votantes.

Mi consejo para DeSantis: relájese. La próxima vez que alguien le pregunte sobre un tema del que no quiere hablar, haga lo que hacen la mayoría de los políticos: ponga su mejor sonrisa, y luego cambie la conversación adonde quiera llevarla. Cuando insulta a alguien por hacer preguntas legítimas que están en la mente de muchos votantes, se está lastimando a sí mismo.