Con inteligencia artificial, prueba identifica con precisión quistes pancreáticos pre-cancerosos

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Credit: Johns Hopkins Kimmel Cancer Center

En una prueba de concepto, un equipo internacional de científicos liderado por investigadores del Centro Oncológico Kimmel de Johns Hopkins ha demostrado que una prueba de laboratorio con herramientas de inteligencia artificial tiene el potencial de identificar correctamente a las personas con quistes pancreáticos que desarrollarán alguno de los cánceres pancreáticos.

La prueba, CompCyst, incorpora medidas de marcadores moleculares y clínicos de los fluidos quísticos y parece estar bien encaminada a superar considerablemente las pruebas convencionales de diagnóstico clínico y por imágenes.

Con la información obtenida de más de 800 pacientes con quistes pancreáticos tratados en el Hospital Johns Hopkins y en otros 15 centros médicos alrededor del mundo, los investigadores dijeron que CompCyst identificó correctamente, y con más frecuencia que los otros métodos convencionales vigentes, a los pacientes que necesitarían una intervención quirúrgica y casi seguro se beneficiarían de ella, y a los que probablemente no se beneficiarían de una operación o sólo necesitarían más seguimiento.

En concreto, los investigadores determinaron que CompCyst correctamente clasificó en un grupo a las personas con quistes un 69 por ciento de las veces, en comparación con un 56 por ciento de las veces cuando se usaron las pruebas convencionales y las normas de atención actuales. Descubrieron que el uso de la prueba le habría ahorrado la operación para extirpar los quistes a más de la mitad de los 193 pacientes, operación que luego llegaría a considerarse innecesaria, ya que había poca probabilidad de que los quistes llegaran a causar cáncer.

Una descripción del trabajo realizado fue publicada en Science Translational Medicine.

“Nuestro estudio demuestra la función que podría desempeñar CompCyst como herramienta complementaria de los criterios clínicos de diagnóstico y por imágenes que usamos en la actualidad para evaluar los quistes atípicos”, explica Anne Marie Lennon, directora de la Clínica de Quistes Pancreáticos de Kimmel y catedrática de medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins. “Podría ayudar a que los médicos se sientan más confiados cuando les recomiendan a sus pacientes el cese de seguimientos y la eliminación de la vigilancia. Y aunque todavía tenemos que validar esta prueba con candidatos seleccionados para ser intervenidos en el futuro, nuestros resultados son sumamente alentadores en gran parte porque nuestro estudio es quizás el más extenso de su tipo, con datos obtenidos de pacientes resecados quirúrgicamente”, ella dice. Ya se han puesto en marcha planes para un estudio de validación futuro a realizarse el año entrante.

Tan sólo en los Estados Unidos, a unas 800 000 personas al año les detectan quistes pancreáticos. Pero no todos los quistes se convierten en cáncer. Según la Sociedad Americana Contra el Cáncer, cada año unos 57 000 americanos reciben un diagnóstico de cáncer pancreático. Aunque existen predicciones de que la enfermedad se convertirá en la segunda mayor causa de muertes por cáncer en los EE.UU. para el 2030, las intervenciones quirúrgicas y otros tratamientos pueden ser complicados, difíciles de soportar y, a menudo, peligrosos; lo que añade urgencia a los esfuerzos para identificar los quistes que probablemente son benignos, y los que no lo son.

Según explica Lennon, la clasificación de quistes pancreáticos resulta muy difícil porque unos son tan minúsculos que no se pueden reconocer en los tejidos sin un microscopio. Las pruebas clínicas y de diagnóstico por imágenes usadas hoy en día frecuentemente no logran diferenciar entre las neoplasias papilares mucinosas intraductales (NPMI), las neoplasias quísticas mucinosas (NQM), y los quistes que no tienen ningún potencial de volverse cancerígenos y no requieren de seguimiento.

El resultado es que a las personas sospechosas de tener quistes precancerosos o cancerosos generalmente las envían al quirófano, aunque no se sepa con certeza si realmente es necesario, afirma Christopher Wolfgang, investigador del estudio, director de cirugía hepatobiliar y pancreática y codirector del Centro de Excelencia de Medicina de Precisión para el Cáncer Pancreático de Johns Hopkins. “Hacer una operación de páncreas constituye un inmenso reto y conlleva riesgos considerables”, comenta Wolfgang.

La prueba de CompCyst, que el grupo de investigadores liderados por los científicos de Hopkins desarrolló, incorpora la impresión diagnóstica y los síntomas, con las imágenes y los rasgos moleculares como las alteraciones del ADN en el fluido quístico, para clasificar los quistes en uno de tres grupos: sin potencial de volverse cancerosos (quistes que no producen mucinas), un pequeño riesgo de progresión al cáncer (quistes que producen mucinas) y alta probabilidad de progresión al cáncer (quistes malignos).

En el estudio en curso, Lennon, Wolfgang y sus colegas primero evaluaron los perfiles moleculares de una gran cantidad de quistes pancreáticos, para luego correlacionar esos perfiles con las pautas de análisis usadas por patólogos con quistes extirpados quirúrgicamente. El siguiente paso fue incorporar toda la información obtenida a unos programas informáticos para que clasificaran a los pacientes en uno de los tres grupos mencionados anteriormente. Luego, hicieron una comparación de los resultados de la prueba con las guías clínicas actuales para la evaluación de resultados clínicos.

Utilizaron los datos y las muestras de 426 pacientes para comparar lo que CompCyst sugería como resultado para cada paciente, con los resultados reales que los informes anatomopatológicos mostraban para pacientes con extirpación de quistes.

Los informes anatomopatológicos determinaron que 53 de los pacientes intervenidos tenían quistes benignos. Con el uso de otras herramientas de tratamiento clínico, 19 por ciento de los pacientes podrían haber evitado ser intervenidos. La herramienta de análisis, CompCyst, identificó a 60 por ciento de los pacientes que no necesitarían ser operados.

De manera similar, se encontró que 140 de los pacientes tenían quistes con producción de mucinas, pero carecían de cáncer invasivo. Las herramientas clínicas actuales recomendaron mantener a un 34 por ciento de los pacientes en vigilancia, mientras que CompCyst recomendó vigilancia y seguimiento para un 68 por ciento de los pacientes.

La recomendación para los últimos 152 pacientes fue la intervención quirúrgica. El procedimiento diagnóstico habitual identificó a 89 por ciento de esos pacientes, un porcentaje similar al de CompCyst, que identificó a 91 por ciento de los pacientes.