¿Cuán peligroso es viajar a Cancún y Los Cabos?

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Andres Oppenheimer
Andres Oppenheimer

Por Andrés Oppenheimer

La advertencia del Departamento de Estado de Estados Unidos sobre los riesgos de viajar a Cancún y Los Cabos debe ser tomada con una pizca de escepticismo: comparados con algunas ciudades de Estados Unidos, estos centros turísticos mexicanos todavía parecen ser oasis de tranquilidad.

La advertencia de viajes de Estados Unidos del 22 de agosto agregó los dos centros turísticos mexicanos, que reciben millones de turistas extranjeros al año, a su lista de los lugares más peligrosos del mundo. Quintana Roo y Baja California Sur, los estados donde se ubican respectivamente Cancún y Los Cabos, han visto un significativo aumento de balaceras entre grupos criminales en los últimos meses.

En ambos casos, el Departamento de Estado dice que “las batallas entre grupos criminales han resultado en crímenes violentos en áreas frecuentadas por ciudadanos estadounidenses. Han ocurrido tiroteos en los que transeúntes han resultado heridos o muertos”.

Esta advertencia se produce en un momento en que el turismo extranjero a México ha aumentado un 12 por ciento este año. Alrededor del 60 por ciento de los visitantes extranjeros al país provienen de Estados Unidos.

Es cierto que la tasa de homicidios ha aumentado mucho en Cancún y Los Cabos. La creciente demanda estadounidense de heroína está provocando mayores conflictos entre los cárteles de la droga. Además, la extradición a Estados Unidos del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán ha desencadenado una sangrienta guerra de poder dentro de su Cartel de Sinaloa.

El estado de Quintana Roo, donde está Cancún, registró 169 asesinatos violentos durante los primeros seis meses de este año, casi tres veces más que los 65 del mismo período del año pasado, según el Sistema Nacional de Seguridad Pública de México. El estado de Baja California Sur, donde está Los Cabos, registró casi cuatro veces más homicidios que el año pasado.

Pero cuando se comparan estas cifras con las tasas de homicidio en las principales ciudades de Estados Unidos, parecen pequeñas.

Mientras que la tasa de homicidios de Cancún es de 20 personas por 100,000 habitantes y la de Los Cabos, de 14 personas por cada 100,000 habitantes, las tasas equivalentes para algunas grandes ciudades estadounidenses son de 52 personas por 100,000 habitantes en Baltimore, 50 en Detroit y 20 en Washington DC, según el Centro Brennan de Estadísticas de Justicia de la Universidad de Nueva York.

En cuanto a cifras, los 169 asesinatos de Quintana Roo durante el primer semestre de este año fueron casi la mitad de las 328 muertes de Chicago en el mismo período, según la Asociación de Jefes de Policía de Grandes Ciudades.

La narcoviolencia en Cancún y Los Cabos generó grandes titulares recientemente. Un tiroteo entre bandas rivales en Cancún el 15 de junio dejó un muerto y dos heridos, y otro tiroteo el 5 de enero en Playa del Carmen que dejó cinco muertos. Y en Los Cabos, un incidente similar de violencia este mes dejó tres muertos.

Son acontecimientos aterradores, que merecen ser tomados en serio. Pero también deben ponerse en contexto: mientras estos enfrentamientos causaron un puñado de muertes, hay que recordar que en la balacera del club nocturno Pulse de Orlando el año pasado murieron 49 personas.

Para su crédito, las autoridades mexicanas no se pusieron a la defensiva con respecto a la alerta de viajes del Departamento de Estado. El secretario de Turismo de México, Enrique de la Madrid, dijo que su país la ve como una “llamada de atención” para que México sea más eficaz en su lucha contra el crimen organizado.

Como visitante frecuente a Cancún y otras ciudades de la Riviera Maya, muchas veces mis amigos me preguntan si es seguro para ellos o sus hijos viajar allí. Yo les digo que ningún lugar es completamente seguro, y que uno podría hacerse la misma pregunta sobre varias grandes ciudades de Estados Unidos, o pequeñas ciudades donde un psicópata armado con un rifle semiautomático puede matar a decenas de personas.

Hoy día, uno puede ser una víctima inocente en cualquier lado. Lamentablemente, las alertas del Departamento de Estado no citan cifras comparativas de Estados Unidos, para ponerlas en contexto. ¡Deberían hacerlo!