Redacción Deportes (EE.UU), (EFE).- Brooke Andersen suplió con éxito la ausencia por covid de la campeona anterior, su compatriota DeAnna Price, y retuvo para Estados Unidos el título mundial de martillo con un lanzamiento de 78,96 que le dio un margen superior a los tres metros con respecto a la segunda, la canadiense Camryn Rogers (75,52).
Rogers evitó el doblete para el país anfitrión intercalándose, con una marca de 75,52, entre las dos estadounidense. Janee’ Kassanavoid se colgó el bronce con un tiro de 74,86 metros.
Un arrebato “policial” había privado a la gran favorita, la polaca Anita Wlodarczyk, de competir por un quinto título mundial. La lanzadora de 36 años sufrió una lesión muscular hace un mes cuando atrapó al ladrón que intentó robarle el coche y lo entregó a las fuerzas del orden. No tuvo tiempo material de recuperarse para los Mundiales de Eugene.
La obligada ausencia de la mejor lanzadora de martillo de todos los tiempos (4 oros mundiales, 3 olímpicos) se sumaba en Eugene a la de la estadounidense DeAnna Price, defensora del título, que se contagió recientemente de covid, de forma que la jaula del Hayward Field iba a deparar una nueva campeona.
Estados Unidos, pese a la ausencia de Price, se las prometía felices con Kassanavoid y Andersen, las dos primeras del ránking mundial, para retener el título, pero la canadiense Camryn Rogers se empeñaba en impedírselo. Fue la primera en rebasar los 75 metros (75,52 en la tercera ronda), pero esa marca sirvió de acicate para Andersen, que tomó la cabeza en el cuarto turno con 77,42 y aún mejoró en el quinto (77.56).
Andersen, sólo décima en los Juegos de Tokio, había ganado este año cinco de sus seis competiciones y suyo es el mejor lanzamiento de la temporada (79.02, cuarto de todos los tiempos).