Guatemala, (Notimex).- Los gobiernos de América Latina enfrentan los retos del hambre y la malnutrición, que se agravan en la región pese a los esfuerzos oficiales y el apoyo de organizaciones internacionales, de acuerdo con especialistas.
En un foro realizado en Guatemala esta semana se analizaron los resultados de la pasada 35 Conferencia Regional de la Organización de las Naciones Unidas para Alimentación y la Agricultura (FAO).
El hambre en América Latina “aumentó en la última medición (2015-2016) en casi 2.5 millones de personas”, dijo el representante de la FAO en Guatemala, Diego Recalde.
El funcionario reconoció la recién aprobada Ley de Alimentación Escolar en Guatemala, que generará ingresos para la población rural y un presupuesto específico para adquirir productos del campo que se destinarán a los alimentos de los alumnos.
En el encuentro de la FAO, se reconoció que pese a las acciones y programas creados para superar la falta de alimentos en América Latina y diversas regiones del mundo, unos 815 millones de personas “padecen de hambre todos los días”.
En Guatemala se tiene un registro de 2.5 millones de personas sub-alimentadas, que representan 15.6 por ciento de la población, según datos del Estado Mundial de la Inseguridad Alimentaria 2017 citados en la reunión en la capital.
Datos establecieron que el 12 por ciento de los hogares sufren inseguridad alimentaria severa, 40.4 por ciento leve, 24.9 por ciento moderada y apenas 22.7 por ciento de los hogares tienen seguridad alimentaria.
Además, de acuerdo con fuentes oficiales guatemaltecas, la desnutrición crónica (retardo de altura para la edad, asociada con pobreza), afecta al 46.5 por ciento de menores de cinco años de edad.
31.9 por ciento de mujeres en edad fértil tienen sobrepeso y 20 por ciento de mujeres –también en esa etapa- padecen obesidad, en tanto que 39 por ciento de los niños desnutridos crónicos son hijos de madres con sobrepeso y obesidad.
En el país centroamericano, de acuerdo con los expertos, el desafío es optar por una dieta saludable y evitar los alimentos ultra procesados (a base de formulaciones industriales, ricos en azúcares, grasas no saludables y sal).
Es fundamental fortalecer las instituciones y las políticas de seguridad alimentaria y nutricional, aseveró Ricardo Rapallo, oficial de Políticas de Seguridad Alimentaria y Nutricional de la Oficina Regional para América Latina y el Caribe de la FAO.
“La erradicación de la pobreza, el hambre y la malnutrición se logra con la creación de las condiciones políticas, sociales e institucionales”, sostuvo.