Las botas blancas de Alfonso, 25 años del boom

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El exfutbolista Alfonso Pérez yJesús Martínez, exdirector de marketing y ahora responsable de expansión de Joma en América Latina en una entrevista con la Agencia EFE.EFE/ Daniel González

Madrid, (EFE).- Sus abuelas le distinguían en la tele a la primera. El boom de las botas blancas de Alfonso Pérez Muñoz entre la juventud cumple 25 años. Las estrenó un poco antes, pero el auténtico trampolín de ventas fue en 1998. Pionero en usar botas de colores, luego le siguió con las rojas Fernando Morientes. En el 2023 es habitual ver calzado multicolor, pero entonces aquello fue un enorme desafío.
En una entrevista con EFE, Alfonso y Jesús Martínez, exdirector de marketing y ahora responsable de expansión de Joma en América Latina, conversan sobre la atmósfera y el atrevimiento de revolucionar el fútbol con aquella apuesta histórica. Hasta entonces, las botas eran siempre negras.
La historia de éxito cimentó una estrecha relación que se mantiene en el tiempo. “Fructuoso López, el fundador de la empresa, pensó que debíamos darle un toque de color a la pared de la tienda porque vender botas negras era muy monótono. Innovó e hizo las botas blancas con la idea de progresar en el color. En aquel momento suponía cierto rechazo por parte de las tiendas porque decían que nadie jugaba con botas blancas”, indica Jesús Martínez.
“Nos pusimos a buscar a alguien que las llevara y dentro de los jugadores que teníamos el de mayor proyección era Alfonso. Un día le pregunté si se atrevía a ponérselas y le dije que nos jugábamos una comida a que no tenía agallas para hacerlo. Se las puso”, añade.
A su lado, Alfonso explica lo que supuso esa decisión: “Eran de piel de canguro, súper cómodas. Solamente variaba el color. Era el único que las llevaba y resaltaba en cualquier jugada, en cualquier repetición de la tele. Mis abuelas, que veían mis partidos, enseguida detectaban dónde estaba”.
“Para mí lo peor fueron ciertas críticas de algunos periodistas. Además a Javier Clemente, el seleccionador, no le hacían ni pizca de gracia y me decía en plan jocoso que los defensas me veían más de refilón cuando cogía el balón. Pero seguí con esa apuesta personal de llevarlas, estaba cómodo. Joma apostó por mi desde muy joven y fuimos juntos hasta que acabé mi carrera”, apunta.
El delantero estaba de moda. Y goles como el mítico que anotó para que España derrotara en el descuento por 3-4 a Yugoslavia en la fase de grupos de la Eurocopa del año 2000 y alcanzase las eliminatorias en el torneo, se convirtieron en el mejor escaparate para un producto que fue revolucionario.
“En el 98 hay una aceptación por la parte joven, los niños pequeños aceptan el color. Sale la bota blanca y a partir de ahí se incorporan nuevos colores como el rojo, el verde… abrimos un abanico que perdura hasta ahora. En el 98, 99 y 2000 fue una explosión, era una locura. En aquel momento, y hasta el año 2003, éramos la primera o segunda marca que más botas vendía en España”, relata Martínez.
“Fuimos pioneros porque fuimos los que más arriesgamos. Fructuoso apostó, la jugada fue bien, y dio un giro en el sector del fútbol. Las botas han evolucionado mucho en cuanto a colorido y calidad de componentes pero en aquel momento teníamos herramientas naturales que teníamos que adaptar y revolucionamos. Fue importante. Después de eso vinieron muchas marcas más”, afirma.
Todo ello en una época donde no había redes sociales: “Hubiese sido mucho más trascendente. Aquello fue impresionante, salía en portadas de periódicos de España como el rey o el mago de las botas blancas. Pero la comunicación no llegaba tan rápido como ahora. Si hasta el 2021 todo el mundo hubiera usado botas negras y Alfonso hubiera metido 25 goles con unas blancas, esto hubiese sido un disparate”.
Solo el músculo económico de la competencia acabó con aquel ‘boom’: “Hasta el 2003 y el 2004 éramos líderes en España en venta de botas de fútbol. Pero en el 2003 la competencia desembarcó con cinco o seis bólidos como Zidane, Beckham, Ronaldinho, Ronaldo, Figo… la inversión que metieron en marketing fue tan agresiva que impactaron de manera independiente”.
Alfonso pudo subirse a ese tren, pero decidió no hacerlo: “Cuando era súper joven y me llegaron mis primeras botas y el material de Joma me hacía una ilusión tremenda. Posteriormente, con los años, tuve varias ofertas de otras marcas pero creo que esta firma es una familia que siempre me ha tratado francamente bien. Y eso es lo bonito”.
“No sé si en otra multinacional deportiva hubiera tenido el mismo trato, lo dudo mucho. A día de hoy, después de haberme retirado hace muchos años, la gente me sigue identificando con esta marca. De hecho, muchos equipos, compañeros y gente me piden material como si fuese el jefe. La gente siempre me ha identificado con las botas blancas y con el Betis, el equipo donde mejor me salieron las cosas”, declara.
La empresa supo agradecer esa fidelidad, garantizando que nunca le faltarían al exbético no solo los 8 ó 10 pares de botas que usaba por temporada sino aquellos que por compromisos les requería. Así, lo que comenzaron siendo contratos de tres o cuatro años se convirtieron en un vínculo “vitalicio”.
En la marca toledana no lo dudan. Aquellas botas supusieron un antes y un después: “Sin lugar a dudas ha sido nuestro producto estrella. El color en el fútbol fue un punto de inflexión. Para nosotros la mayor trascendencia que hemos tenido tiene cuatro protagonistas: el color, el fútbol, Alfonso Pérez y Joma”.
“Con ellos se inició el espaldarazo para consolidarnos como una de las principales marcas. Somos líderes mundiales de equipamiento deportivo para colectivos, desde la fábrica de Toledo salen 120.000 prendas diarias, podemos vestir a cualquier equipo del mundo en una semana. Casi ninguna marca es capaz de hacer eso. Y el llegar a ese punto, se lo tenemos que agradecer mucho a Alfonso”, concluye Martínez.
Carlos Mateos Gil

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