Una chaqueta verde de 3,24 millones

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El golfista español Jon Rahm alza el trofeo de campeón tras ganar el Másters de Augusta (Estados Unidos). EFE/ John G Mabanglo

Chicago (EE.UU.), (EFE).- 3,24 millones de dólares. Es el cheque que se embolsó Jon Rahm por conquistar el Masters de Augusta. El torneo nunca había repartido tanto dinero. La chaqueta verde, uno de los máximos símbolos de éxito deportivo, viaja a Barrika. Los premios de la PGA siguen muy lejos de los 50 millones repartidos por el LIV en Miami, pero Rahm no tiene dudas: “Incluso con 400 millones más, mi estilo de vida no cambiaría lo más mínimo”.
Con los cuatro títulos conquistados en su extraordinaria temporada, Rahm ya ganó 10,98 millones de dólares. Se llevó 3,6 millones en el Genesis Invitational, 2,7 en el Sentry Tournament of Champions y 1,44 en el The American Express, además de los 3,24 del Augusta National. Cifras astronómicas que, sin embargo, chocan con los premios del LIV, si se piensa que Eugenio López Chacarra recibió un cheque de 4,8 millones por ganar el torneo de Bangkok en octubre.
Con la gloria alcanzada en Augusta, Rahm se colocó en la decimoséptima plaza de la tabla de los golfistas que más premios ganaron en el PGA Tour, con 45,072 millones. Tiger Woods es líder destacado con 120,954 millones, por delante de Phil Mickelson (94,955) y Dustin Johnson (74,897).
Curiosamente, tanto Mickelson como Johnson dejaron el año pasado la PGA para sumarse al LIV saudí.

LOS MISTERIOS DE LA CHAQUETA VERDE
Circulan muchas leyendas sobre la icónica chaqueta verde del Masters. Se trata de uno de los símbolos de élite deportiva y social más reconocibles del mundo. Solo los campeones del torneo y el muy reducido grupo de socios del Augusta National tienen derecho a recibir una.
La tradición prevé que el ganador del año anterior entregue la chaqueta a su sucesor, como lo hizo este año Scottie Scheffler con Rahm. El campeón puede quedársela durante un año, pero debe entregarla al llegar al Augusta National para la siguiente edición.
Existe máxima privacidad entre los organizadores a la hora de dar detalles sobre la prenda. La misma PGA reconoce, en su página oficial, que se desconoce el real origen del mito.
Eso sí, no cabe duda de que la chaqueta se entrega al campeón desde 1937. Inicialmente, la sastrería neoyorquina Brooks Uniform Company se ocupó de realizar la chaqueta, pero desde 1967 este honor pasó a la Hamilton Tailoring Co. de Cincinnati (Ohio), asegura la PGA. Conseguir informaciones de esta sastrería es extremadamente complicado. Comprar una chaqueta verde para clientes generales es imposible.

LOS LUJOS DEL CAMPEÓN
Además de premios económicos millonarios, los campeones del Masters también disfrutan de un trato privilegiado de por vida.
La chaqueta verde, la réplica del trofeo de campeón, carril privilegiado para participar en los ‘grandes’ en los cinco años siguientes al triunfo y, sobre todo, una invitación de por vida a competir en el Masters de Augusta.
Es por eso que cada año, además de los grandes golfistas del momento, compiten en Augusta leyendas absolutas de este deporte. Una de ellas, Fred Couples, hizo historia este año al convertirse en el más veterano capaz de pasar el corte, a sus 63 años y 184 días de edad.
Además, Jack Nicklays, Gary Player y Tom Watson fueron los encargados de dar el simbólico pistoletazo de salida al torneo. Se trata de una auténtica trinidad del Masters, al lucir respectivamente seis, tres y dos títulos en este torneo.
Según la leyenda, el ganador del torneo también tiene derecho a elegir la carta para la cena de apertura del Masters del año siguiente. Rahm, un excelente amigo del chef José Andrés, ya reconoció que planea pedirle un trato especial durante este año.

¿CAMBIARÍA MI ESTILO DE VIDA CON 400 MILLONES MÁS?
El pasado junio, en un momento de máxima tensión por la ‘fuga’ de golfistas hacia los millonarios torneos del LIV, Rahm dio una contundente rueda de prensa que se convirtió en el manifiesto de su filosofía.
“Entiendo el aliciente que tiene el LIV, entiendo, para decirlo de forma amable, las razones por las que muchos jugadores lo eligieron. Para ser honesto, el formato no me atrae. Tres rondas sin cortes para mí no es golf. Quiero jugar contra los mejores del mundo con un formato que se usa desde hace cientos de años”, afirmó entonces.
“Sí, los premios del LIV son excelentes. ¿Mi estilo de vida cambiaría si tuviera 400 millones? No, no cambiaría lo más mínimo. Podría retirarme ahora y tener una vida muy feliz sin volver a jugar al golf. Nunca jugué por razones de dinero, juego por amor a este deporte y quiero competir contra los mejores”, sentenció.
Andrea Montolivo

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