Por Andrés Oppenheimer
Cuando el Fondo Monetario Internacional (FMI) estimó recientemente que la inflación de Venezuela alcanzará el 1 millón por ciento este año, muchos analistas saltaron a la conclusión de que los días del presidente Nicolás Maduro están contados.
Pero la experiencia de Zimbabue, que sufrió una hiperinflación similar en 2008, muestra que el dictador venezolano podría permanecer en el poder durante varios años si dolariza la economía e incorpora a algunos líderes de la oposición a su régimen para crear un símil de normalidad.
Veo tres escenarios para Venezuela a la luz del último pronóstico del FMI. Además de estimar un millón de hiperinflación este año, el FMI calculó que la economía de Venezuela se contraerá un 18 por ciento este año, totalizando una caída récord del 50 por ciento en los últimos cinco años.
Maduro anunció el 25 de julio que reducirá cinco ceros de la moneda de Venezuela para reducir la inflación. Pero ningún economista serio piensa que eso le funcionará. Aquí van mis escenarios:
El escenario de Zimbabue: al igual que Maduro hoy, el dictador izquierdista de Zimbabue Robert Mugabe enfrentó una hiperinflación en 2008, pero salió de la crisis dolarizando la economía y creando un supuesto “gobierno de unidad nacional”.
Mugabe convirtió al líder opositor Morgan Tsvangirai en su primer ministro e incluyó a otros opositores en su gabinete. Eso lo ayudó a desinflar las críticas internacionales a su régimen, a pesar de que mantuvo el control total del gobierno y le quitó al primer ministro casi todos sus poderes.
Además de dolarizar la economía, Mugabe tomó varias medidas de austeridad que causaron un creciente descontento. Pero Mugabe culpó a Tsvangirai del ajuste económico, y el primer ministro tuvo que renunciar.
Después, Mugabe ganó las elecciones fraudulentas de 2013, ayudado por una oposición dividida, y permaneció en el poder durante varios años más. Un golpe militar lo sacó del poder en 2017, casi diez años después de la crisis hiperinflacionaria del 2008.
Andrés Cañizalez, un profesor venezolano que ha escrito extensamente sobre las similitudes entre Venezuela y Zimbabue, me dijo que “la lección para Venezuela es que la hiperinflación en sí misma no necesariamente derrumba un gobierno. El caso de Zimbabue lo ha demostrado”.
– El escenario cubano: como lo señalé en mi columna anterior, el colapso económico de Venezuela pudo haber comenzado como producto de la corrupción e incompetencia del régimen de Maduro, pero en algún momento se convirtió en una política deliberada del gobierno para alentar la emigración masiva de venezolanos descontentos.
Maduro puede haber llegado a la conclusión que si millones de posibles críticos del gobierno se van del país, puede quedarse con una masa de venezolanos que dependen de subsidios gubernamentales para comer, y que por lo tanto pueden ser fácilmente controlados.
Además, con el salario mínimo de Venezuela en aproximadamente 1 dólar por mes, los exiliados venezolanos están enviando millones de dólares en remesas a sus familiares en el país. Se estima que 3 millones de venezolanos, o el diez por ciento de la población del país, abandonaron el país desde que el chavismo asumió el poder en 1999.
Cuba ha estado llevando a cabo este tipo de limpieza política desde hace cinco décadas, y la dictadura de la isla todavía está en el poder.
– Los escenarios brasileño y argentino: Brasil y Argentina vieron caer a sus gobiernos después de crisis económicas devastadoras en 1983 y 2001, respectivamente. Los gobiernos de ambos países implosionaron en medio de disturbios callejeros y luchas políticas internas.
“El gobierno de Venezuela podría implosionar desde adentro”, me dijo el encuestador venezolano Luis Vicente León. “A diferencia de Argentina o Brasil, es más probable que eso ocurra por fracturas internas que por protestas de la oposición”.
Mi predicción es que Maduro intentará sobrevivir políticamente dolarizando la economía, como lo hizo Zimbabue. Han habido docenas de casos de hiperinflación en el mundo, y todos ellos han terminado de una de dos maneras: o con remedios capitalistas, o con un cambio de régimen.
Supongo que Maduro ya debe saber eso, y que por eso tratará lo primero. Seguramente no le funcionará, como no le ha funcionado nada antes, pero quizás le sirva para aferrarse al poder por un tiempo más.