¿La recta final?

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La que pareciera interminable campaña por la Presidencia de la República de México, varias gubernaturas, cámaras de senadores y diputados y cientos de presidencias municipales llegó a su fin.

Los spots televisivos y radiales que sobresaturaron toda la programación de los medios electrónicos  han dejado de salir al aire, brindando un remanso de paz a una audiencia que ha tenido que soportar los elogios o exposición de virtudes reales, imaginarias o inventadas de quienes aspiran a ocupar un puesto público en un futuro inmediato, pero también las campañas de descrédito personal y ataques abiertos o encubiertos que, con o sin fundamento, irrumpieron durante todo un proceso, no de campaña, sino de intercampaña y precampaña que en ocasiones, en términos de difusión, no se distinguen mucho.

Ha habido de todo en la elaboración de la publicidad de los candidatos que, disponiendo de los tiempos en medios en forma gratuita que le concede la legislación electoral, no siempre tienen la creatividad necesaria y, así, se produce una serie de cápsulas radiofónicas o televisivas que, en su conjunto, tienen harta en lo general a una población que quiere que ya concluya  toda esta etapa del proceso. Los que no creemos que estén hartos, desde luego, son los productores de todos esos mensajes que en esta etapa han hecho (y seguirán) cuantiosos negocios.

Así pues, desde el jueves se da la llamada veda electoral aunque ahora se le nombra con frecuencia como ‘“periodo de reflexión”. Esta etapa, tan común para los electores mexicanos no es entendida por residentes de otras naciones y el ejemplo más cercano lo tenemos en Estados Unidos, particularmente en Texas, vecino de Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila y Chihuahua, donde las actividades proselitistas no se interrumpen en ningún momento, inclusive el propio día en que concluye la votación. Con una diferencia importante con respecto a las elecciones en México, los spots propagandísticos de los candidatos los pagan los comité de campaña de cada uno de los contendientes, mientras que en la República Mexicana son una gran concesión gubernamental.

Así pues, nos disponemos a conocer el desenlace de las que son consideradas como las elecciones más competidas de la historia mexicana, con la aclaración de que si las encuestas no se equivocan,  la gran incógnita no es quien será electo presidente de la República, sino quien será el que ocupe el segundo lugar. Hay estados, vale hacer mención, donde no se puede afirmar a priori con toda certeza que la alianza ”Juntos haremos historia” será la triunfadora, Tamaulipas y probablemente Nuevo León son un buen ejemplo de ello.

Pero, abundando en la etapa de la veda electoral, sabemos que aunque el ciudadano común disfrute de la suspensión de los spots publicitarios partidistas, para los dirigentes y activistas de los diferentes candidatos este periodo significa desarrollar un gran trabajo haciendo las previsiones necesarias de la elección, preparando movilizaciones, instruyendo a sus representantes en las casillas y órganos superiores electorales y revisando la logística a que se sujetarán antes, durante y después del día de la elección. No tienen descanso.

El Instituto Nacional Electoral, por otra parte, está ante una difícil prueba y una intensa labor como gran arbitro de la contienda. Es deseable, mas no siempre posible, que todos queden satisfechos con los resultados electorales que darán, sin duda, una visión de lo que le espera al país.