115-126. Los Celtics roban la Navidad de Los Lakers

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Neemias Queta (i), pívot de los Celtics de Boston, fue registrado el pasado 23 de diciembre, al dominar un balón, durante un partido de la NBA contra los Clippers de Los Ángeles. El quintento de Boston se impuso este lunes también a domicilio 115-126 al otro equipo angelino, los Lakers. EFE/Allison Dinner

Redacción Deportes (EEUU) (EFE).- Ni regalos, ni villancicos ni buenos deseos. Los Boston Celtics se olvidaron del espíritu navideño en su visita a Los Angeles Lakers y firmaron una imponente victoria ante sus legendarios rivales por 115-126 en el partido más destacado de la jornada especial de la NBA por el día de Navidad.
Desde 2008 no se cruzaban en este día tan importante las dos franquicias más exitosas de la historia de la liga (17 títulos por cabeza).
Líderes del Este y grandes favoritos al anillo hasta el momento, los Celtics (23-6 de balance) ofrecieron este lunes un par de tramos de gran autoridad y, aunque el marcador final no fue excesivamente amplio, dieron la sensación de que cuando aprietan el acelerador no hay nadie en la NBA que pueda pararles.
Los Lakers (16-15) se recuperaron de un inicio desastroso y plantaron cara, pero finalmente sucumbieron a un conjunto de verde superior y que les dejó con un preocupante 2-6 desde que ganaron el NBA In-Season Tournament.
Todo lo contrario le pasa a Boston, que tras caer en los cuartos de la Copa de la NBA acumulan un fabuloso 8-1.
Todo el quinteto titular de los de Joe Mazzulla logró dobles dígitos en puntos, con Kristaps Porzingis (28 puntos y 11 rebotes) y Jayson Tatum (25 puntos, 8 rebotes y 7 asistencias) como máximos anotadores.
Jaylen Brown (19 puntos) fue de más a menos y Derrick White (18 puntos y 11 rebotes) y Jrue Holiday (18 puntos, 7 rebotes y 7 asistencias) brillaron como agentes multiusos e imprescindibles.
Los Lakers contaron con un majestuoso Anthony Davis (40 puntos y 13 rebotes) y Taurean Prince firmó 17 puntos con 5 triples, pero echaron en falta la versión más anotadora de LeBron James, que a cinco días de cumplir 39 años aportó 16 puntos (5 de 14 en tiros), 9 rebotes y 8 asistencias.
Arrollador arranque
El golpe en la mesa de los Celtics en el arranque dejó temblando a todas las palmeras de Los Ángeles.
Brown sumó dos canastas seguidas, Holiday se apuntó a la fiesta con un triple, Porzingis dejó un fantástico mate con rebote ofensivo y Brown puso la guinda con un triple para un impactante 0-12 en menos de tres minutos.
Aturdidos ante lo que se les venía encima, los Lakers fallaron sus primeros cinco tiros y ni siquiera Tatum había anotado todavía.
La estrella de los Celtics no tardó en unirse al recital de sus compañeros y Boston llegó a tener un +18 cuando solo se habían jugado coho minutos de partido (12-30).
La tarde apuntaba a masacre pero al rescate de los californianos surgió Davis, enorme con 13 puntos y 5 rebotes. Su dominio de la zona fue un salvavidas para unos Lakers que además cerraron el cuarto con un providencial parcial de 9-0 que situó el encuentro en el terreno de lo manejable (23-32).
Payton Pritchard falló sus primeros tres triples pero no perdió el ánimo: metió los dos siguientes y llegó a enchufar 10 puntos seguidos de unos Celtics encantados de recibir ayuda de sus intérpretes de reparto (34-45 con 7.36 por jugarse).
Pero el resto del segundo cuarto fue un monólogo de los Lakers. Haciéndose fuertes en la defensa y la transición, una de las claves de su triunfo en el NBA In-Season Tournament, los de púrpura y oro idearon otro parcial del 9-0 que les dejó ya pisando los talones a Boston (46-47 con 4.51 por jugarse).
Además de la mejoría evidente de la defensa local, los Celtics entraron en un tramo de precipitación, de desorden y de abuso del triple (4 de 12 en el segundo cuarto)
También se llevaron un buen susto cuando Brown se fue al vestuario momentáneamente tras un rodillazo en la espalda de LeBron, quien quedó asimismo tendido en el suelo pero pudo recuperarse.
Tal vez el mejor ejemplo del crecimiento de los Lakers en ese periodo fue Prince, excelente con 11 puntos y un perfecto 3 de 3 en triples.
Pero también fue protagonista involuntario de la jugada más espectacular de la primera mitad. Tatum corría un contraataque para hundir un mate cuando LeBron le cazó por detrás en un tapón descomunal. Los árbitros pitaron falta y los Lakers exigieron revisión absolutamente indignados. Tenía razón Darvin Ham: el tapón había sido limpio. Sin embargo, Prince había tocado antes el brazo de Tatum, por lo que la figura de los Celtics acabó en la línea de personal.
Peor aún fue que los Lakers se quedaron ya sin los dos ‘challenges’ del encuentro antes siquiera de llegar al intermedio.
Con un 57-58 para Boston acabó esa vibrante y excitante mitad que dejó deberes para los dos equipos: los Celtics sufrieron en el perímetro (7 de 24 en triples) y los Lakers perdieron 8 balones que dieron pie a 13 puntos de sus rivales.
Boston no da opción
Le sentó muy bien el paso por el vestuario a los Celtics, que regresaron con las ideas más claras en ataque y el punto de mira ahora sí en su sitio.
41 puntos metieron en ese fantástico tercer periodo en el que Porzingis, con 13 puntos, sacó petróleo cada vez que se cruzaba con un alero rival en la pintura; un Derrick White omnipresente hacía de todo y todo bien; y Tatum, aunque seguía muy bien defendido, encontraba la manera de dejar huella desde la línea de personal o distribuyendo.
El incansable y asfixiante ritmo de Boston le empezó a pasar factura a los Lakers, en los que no aparecía la mejor versión de LeBron.
Se aferraron a dos clavos ardiendo: un Davis monumental (20 puntos al descanso, 33 después de los tres primeros cuartos) y un Prince que seguía soltando artillería pesada desde la línea de tres.
Con 90-99 para afrontar el último cuarto, un triple de Al Horford seguido de un dos más uno de Brown dejó a los Lakers ya con muy pocas vidas (94-108 con 7.58 para el final).
En el desenlace, los Celtics, muy cerca de la brillantez del inicio, volvieron a regalar algunas jugadas espectaculares, corrieron de maravilla en la transición y ofrecieron momentos de perfecta circulación del balón, con lo que a los Lakers ya solo les quedó bajar los brazos.

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