Mientras que Trump, como fenómeno político, sigue haciendo gigantescas olas que regurgitan el tsunami de su inesperada elección, en realidad, éste se vuelve cada vez mas predecible.
Como estadista que prometió una revolución en el gobierno ha tenido estrepitosas derrotas. A sus prohibiciones a viajeros de varios países predominantemente musulmanes, se interpusieron certeramente jueces que al no encontrar méritos para justificar las prohibiciones, echaron abajo sus órdenes ejecutivas. En franca maniobra de terquedad, el Secretario de Estado ha dado instrucciones para re-revisar los procesos de seguridad y verificación de visas que se otorguen a viajeros de esos y otros países. La respuesta, esperada, de Trump fue insultar a las cortes y a los jueces.
Pero el más estrepitoso de sus fracasos fue el fiasco, de la eliminación, o substitución del programa de salud, conocido como Obama Care, (Affordable Care Act), la Ley de Cuidado de Salud Costeable. De todas las promesas que hizo Trump en su campaña, la bandera constantemente repetida, es que ipso facto, después de ser electo, eliminaría esa ley, por ineficiente, complicada, e impopular, substituyéndola por una mejor en todos los sentidos. La propuesta que llevó harto tiempo en presentarse, casi 60 días, resultó un verdadero acto de apresuramiento, que despertó de inmediato, críticas de todo el mundo. Los mismos republicanos no se pusieron de acuerdo y el líder de los republicanos, Paul Ryan, terminó aceptando que Obama Care seguiría en pie. La respuesta de Trump, una vez más, fue culpar a los demócratas que ni uno solo había votado apoyando la nueva propuesta. Muy a su estilo, evitó decir que hubo republicanos que la rechazaron y por tanto carecían de los votos necesarios. Lo que parece, una derrota más, tiene muchas implicaciones ya que no es otra simple derrota. El capital político de Ryan, y de Trump estaba en juego. Su reiterada promesa de que abrogaría esa ley era como decir, “eso será lo más sencillo”. Muchos que lo apoyaron empiezan a darse cuenta lo que la mayoría de los votantes de esta nación, y los especialistas del mundo veían y anticipaban de Trump: que es un charlatán, demagogo, egocéntrico, y peligroso.
Las acusaciones sin fundamento de que el gobierno de Obama había hecho labores de espionaje a él, y a sus equipos, fueron desmentidas reiteradamente, aún por miembros de su propio gabinete, y de los servicios de inteligencia, como sin fundamento. El periodista promotor de este “rumor” político, se apresuró a decir que el espionaje fue un favor de agencias inglesas que ni cortas ni perezosas exigieron una disculpa. Se hizo, solo para que en menos de 48 horas, todo se viniera abajo cuando Trump, sorprendiendo a todo el mundo, y desmintiendo a su equipo diplomático dijera que sí era cierto el espionaje inglés.
Desesperados uno de los congresistas, mas grises, conservadores, y urgido de prominencia, David Nunes, sorprendió a todos, diciendo de pronto que, “sí había evidencias de espionaje a Trump”. Inmediatamente, miembros de su comité de inteligencia, fuentes de la prensa, y compañeros de su partido levantaron voces de. –irregularidades- cuando nadie del comité supo de eso, y reprimieronfue al congresista Nunes, por ir corriendo a tener una conferencia de prensa, y a decirle a Trump sus hallazgos (?), que no tenían nada que ver con lo que investigaban: la injerencia de Rusia en las elecciones. El congresista Nunes, se apresuró a disculparse. El caos, las dudas, y sospechas solo aumentan.
Sus pifias diplomáticas con México, Inglaterra, Irlanda, Alemania, Israel y otros, parecen insignificantes ante la cadena de errores y dificultades que cada día genera una administración errática, y desarticulada.
La nominación de Neil Gorsuch, como Juez de la Suprema Corte de Justicia, usó una estrategia deliberada de presentarlo como un juez moderado, de excelente presencia, sin compromisos que no debía tener problemas para ser confirmado. Pronto, el lobo con piel de oveja, fue desenmascarado por los congresistas demócratas. El nominado Juez Gorsuch, tiene una historia de apoyo casi incondicional a corporaciones, raramente, si acaso, tuvo una opinión a favor de los empleados. Un dramático caso de un chofer de tráiler que fue despedido porque abandonó su unidad antes de congelarse en Illinois, en temperaturas de 27 bajo cero afuera, y dentro del tráiler, 7 bajo cero, fue el caso típico del concepto de justicia de Gorsuch, al haber sido el único en favor de la compañía que despidió al conductor, para muestra sirve un botón. El juez fue asediado por sus acciones, difíciles de justificar y constantemente se negó a contestar todo lo que lo comprometía. El resultado es que en bloque, los demócratas han decidido no participar en esta confirmación. No dejan mas opción a los republicanos que cambiar las reglas para que éste juez sea aprobado por mayoría simple, o cambiar el nominado.
Las derrotas políticas se acumulan, mientras la persecución de inmigrantes se vuelve terror, pero Trump sigue, previsiblemente, culpando a todos de estas derrotas, no se ve afectado en lo más mínimo. Los partidarios de éste, disminuyen, y sus más fanáticos partidarios se radicalizan.