Nota de la redacción: Esta semana se celebra El Día de los Caídos en Guerras (Memorial Day). Para quienes no hayan tenido la oportunidad de conocer sus antecedentes y significado reproducimos un artículo que fue escrito en vida por Don Guillermo Letelier Llona, quien fue Presidente Emérito de esta Casa Editorial. Al tiempo que brindamos la oportunidad de conocer aspectos importantes de la historia y cultura de la Unión Americana, recordamos también a Don Guillermo, quien fue en el sentido más respetable un soldado y defensor editorial de las tradiciones que han convertido a los Estados Unidos en una gran Nación.
Por Guillermo Letelier Llona
El lunes 29 de mayo, todos los americanos, con profundo respeto y admiración, recordamos a aquellos ciudadanos que ofrendaron su vida en los conflictos bélicos en defensa y apoyo a los destinos de la Nación. Por extensión ulterior, Memorial Day incluyó los inmolados desde la Guerra de Independencia, hasta nuestros días. Aquélla se inició el 18 de junio de 1775 con las batallas de Concord y Lexington, finalizando seis años después con la brillante victoria de Yorketown, el 19 de octubre de 1781.
Posteriormente, el 18 de junio de 1812, por motivos limítrofes y comerciales con Inglaterra, en nuestras fronteras del actual Canadá se inició esta segunda guerra con Gran Bretaña, la cual finalizó militarmente tras la victoria en Nueva Orleans el 8 de enero de 1815 y diplomáticamente, con el Tratado de Gante firmado poco antes, en víspera de la Navidad de 1814. Como anécdota histórica de aquella guerra debemos mencionar un hecho que nos llena de profundo orgullo y satisfacción, cuando Francis Scott Key, prisionero americano a bordo de la flota inglesa que bloqueaba las costas de Chesapeake, cerca de Baltimore, compuso nuestro Himno Nacional, “La Bandera de las Barras y Estrellas”, el 4 de septiembre de 1814, al ver nuestra enseña ondeando en el Fuerte McHenry pese al violento bombardeo de la flota inglesa.
Treinta y un año después, el 13 de enero de 1846, a raíz del reconocimiento e ingreso de Texas a la Unión como el vigésimo octavo estado federal, México protestó, rompiendo relaciones, originándose así la guerra entre ambas naciones, la cual finalizó el 12 de febrero de 1848 con la firma del Tratado de Paz Guadalupe-Hidalgo.
Más adelante, y siguiendo el curso de nuestra historia independiente, sobrevino la fratricida Guerra de Secesión iniciada en el Fuerte Sumter el 12 de abril de 1861 y finalizada para honra y felicidad de nuestra nación en Appomatoc el 9 de abril de 1865 y ensombrecida por el lamentable asesinato del Presidente Lincoln, propulsor indiscutido de la Unión Americana y abolición de la esclavitud.
Al finalizar el siglo, el 20 de abril de 1898, estalló la guerra con España, originada por la independencia de Cuba. En una corta campaña, aquélla fue derrotada por las fuerzas navales de la Unión perdiendo España a Cuba, Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam, perteneciente al archipiélago de las Marianas o Ladronas, en el Pacífico. El 12 de agosto de 1898 se firmó la paz entre ambas naciones, obteniendo posteriormente Cuba su independencia en 1902 y Filipinas después de la Segunda Guerra Mundial.
La Primera Gran Guerra, iniciada el 18 de julio de 1914 en Servia, Europa, muy ajena entonces a nuestros intereses políticos, nos involucró más tarde, debido a los daños causados a nuestro comercio marítimo por la flota de guerra alemana, así como nuestra solidaridad histórica con Inglaterra. Fue por ello que el 2 de abril de 1917 declaramos la guerra a las Potencias Centrales, siendo nuestra intervención decisiva para el triunfo y finalización de aquélla por parte de Inglaterra, Francia y demás aliados, el 11 de Noviembre de 1918, en contra de Alemania y la firma del Tratado de Versalles en el cual, tuvo destacada actuación el Presidente Wilson.
Veintiún años más tarde, el 1º. de septiembre de 1939, se desencadenó la Segunda Guerra Mundial provocada por las mesiánicas doctrinas y prácticas del nazi-facismo representadas por Hitler y Mussolini, así como sectores militaristas de Japón. Nuestra nación ante el artero ataque a Pearl Harbor, el 7 de diciembre de 1941, y la solidaridad con los países democráticos de Europa, declaró la guerra a las potencias del Eje (Alemania, Italia y Japón) dando inicio así, al mayor esfuerzo, preparativos y acción bélica de nuestra historia. Más de un millón de americanos ofrendaron sus vidas en los campos de Europa y el Océano Pacífico en aras de lograr la Paz, Justicia, Libertad y Democracia en ese convulsionado mundo de entonces y contribuyendo en gran medida a sus logros.
Finalmente, y para terminar esta breve reseña histórica que recuerda los alcances y sentido del Memorial Day, debemos señalar nuestras intervenciones bélicas en Corea y Vietnam para preservar la independencia de ellas, seriamente amagadas por el norte comunista.
La Unión, como signataria de la Organización de las Naciones Unidas, conformó la fuerza militar más importante designada por aquella entidad internacional, destinada a detener la agresión de Corea del Norte iniciada con la ayuda China el 15 de septiembre de 1950 y finalizada con pleno éxito por el armisticio del 27 de julio de 1953 que dividió política y artificialmente a Corea en dos países.
No fueron semejantes los resultados de nuestra última intervención bélica en la sangrienta guerra de Vietnam en la cual, pese a las buenas intenciones de nuestros gobernantes, no supimos recoger la experiencia de Francia y su consecuente derrota en aquel país en el tristemente famoso sitio de Dien Bien Pu. Iniciada militarmente el siete de febrero de 1965 contra Vietnam del Norte, tuvo su epílogo con la retirada total de nuestras fuerzas en marzo de 1973 y el triunfo definitivo y reunificación del Vietnam con un gobierno comunista. Cerca de cien mil americanos perdieron la vida en aquella ingrata e inútil guerra que, por primera vez, menoscababa nuestro prestigio internacional como principal potencia mundial.
Tal es, en apretada síntesis, la historia que recuerda a los caídos en este Memorial Day; héroes anónimos en muchos casos que representan los mejores valores de nuestra nación y a quienes tributamos en esta ocasión, el respeto y admiración por cumplir con el sacrificio de sus vidas, lealtad para con su Patria. Hermoso ejemplo para nuestras futuras generaciones y que Dios los premie en su inmortalidad.
Nos asociamos plenamente a los sentimientos que dan lugar al Memorial Day y al merecido homenaje de todos aquellos ciudadanos que ofrendaron su existencia en aras de lo que creyeron era su deber para con la Nación y sus altos intereses en juego.