París, Notimex).- Un millón de especies de animales y plantas está en peligro de extinción y es probable que se produzcan graves impactos en las personas en todo el mundo, advirtió un informe de biodiversidad realizado por 145 expertos de 50 países.
Desde 1980 el volumen de las emisiones de gases de efecto invernadero se duplicó, lo que elevó en promedio las temperaturas globales en 0.7 grados centígrados y se espera que los impactos aumenten en las próximas décadas.
La advertencia consta en el informe de la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios del Ecosistema (IPBES), que fue presentado en la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Señaló que los cinco “impulsores directos del cambio en la naturaleza con los mayores impactos globales relativos hasta el momento son, cambios en el uso de la tierra y el mar; explotación directa de organismos; cambio climático; contaminación y especies exóticas invasoras”.
“La salud de los ecosistemas de los que nosotros y todas las demás especies dependemos se está deteriorando más rápidamente que nunca. Estamos erosionando los cimientos de nuestras economías, medios de vida, seguridad alimentaria, salud y calidad de vida en todo el mundo”, apuntó el presidente de IPBES, Robert Watson.
“El informe también nos dice que no es demasiado tarde para hacer una diferencia, pero sólo si empezamos ahora en todos los niveles, desde lo local hasta lo global”, dijo.
“A través del ‘cambio transformador’, la naturaleza aún puede conservarse, restaurarse y usarse de manera sostenible, esto también es clave para cumplir con la mayoría de los otros objetivos globales”, destacó.
“Por ´cambio transformador´, nos referimos a una reorganización fundamental de todo el sistema a través de factores tecnológicos, económicos y sociales, incluidos paradigmas, objetivos y valores”, puntualizó.
“Los Estados miembros de la Plenaria de IPBES ahora han reconocido que, por su propia naturaleza, el cambio transformador puede esperar la oposición de quienes tienen intereses en el status quo, pero también que esa oposición puede superarse por un bien público más amplio”, consideró Watson.
El informe apuntó que “la abundancia promedio de especies nativas en la mayoría de los principales hábitats terrestres ha disminuido en al menos un 20 por ciento, en su mayoría desde 1900. Más del 40 por ciento de las especies de anfibios, casi el 33 por ciento de los corales re-formadores y más de un tercio de todos los mamíferos marinos están amenazados”.
Manifestó que “las especies de insectos es amenazada en 10 por ciento. Al menos 680 especies de vertebrados fueron llevadas a la extinción desde el siglo XVI y más del 9.0 por ciento de todas las razas domesticadas de mamíferos utilizados para la alimentación y la agricultura se extinguieron en 2016, con al menos mil razas más amenazadas”.
El informe evalúa los cambios en las últimas cinco décadas y presenta un panorama completo de la relación entre las vías de desarrollo económico y su impacto en la naturaleza, así como posibles escenarios para las próximas décadas.
Los expertos realizaron una revisión de unas 15 mil fuentes científicas y gubernamentales, además por primera vez contó con el conocimiento indígena y local, en particular sobre temas relevantes para los pueblos indígenas y las comunidades locales.
El informe de IPBES consideró que “los objetivos globales para conservar y usar la naturaleza de manera sostenible y lograr la sostenibilidad no pueden alcanzarse con las trayectorias actuales y los objetivos para 2030”.
Tres cuartas partes del medio ambiente terrestre y alrededor del 66 por ciento del medio ambiente marino han sido alteradas por las acciones humanas. En promedio, estas tendencias han sido menos severas o evitadas en áreas mantenidas o administradas por pueblos indígenas y comunidades locales.
“Más de un tercio de la superficie terrestre del mundo y casi 75 por ciento de los recursos de agua dulce ahora se dedican a la producción agrícola o ganadera”, refirió.
Además, el valor de la producción agrícola aumentó en casi 300 por ciento desde 1970, “la extracción de madera en bruto aumentó un 45 por ciento y cada año se extraen en todo el mundo aproximadamente 60 mil millones de toneladas de recursos renovables y no renovables, casi el doble desde 1980”.
La degradación de la tierra redujo la productividad del 23 por ciento de la superficie terrestre global, hasta los 577 mil millones de dólares en cultivos anuales están en riesgo por la pérdida de polinizadores, mientras que entre 100 y 300 millones de personas tienen un mayor riesgo de inundaciones y huracanes debido a la pérdida de hábitats costeros y protección, consideró el informe.
Destacó que las áreas urbanas se duplicaron desde 1992. “La contaminación plástica se multiplicó por 10 desde 1980, 300-400 millones de toneladas de metales pesados, solventes, lodos tóxicos y otros desechos de instalaciones industriales se descargan anualmente en las aguas del mundo”.
Además, “los fertilizantes que ingresan a los ecosistemas costeros han producido más de 400 ´zonas muertas´ en los océanos, totalizando más de 245 mil kilómetros cuadrados, un área combinada mayor que Reino Unido.