El probable candidato demócrata Joe Biden está cometiendo un gran error al emular el nacionalismo económico del presidente Donald Trump. En lugar de su recientemente anunciado plan basado en el slogan “Made in America” (“Hecho en América”), Biden debería proponer uno que se llame “Made in the Americas” (“Hecho en las Américas”).
Sería no sólo un acto de generosidad hacia la región, sino una política que beneficiaría a Estados Unidos.
En el frente comercial, un cambio de las cadenas de suministros desde Asia hacia América Latina ayudaría a las empresas estadounidenses a ser más competitivas a nivel mundial, y a reducir su excesiva dependencia de China. La escasez de cubrebocas y respiradores durante los primeros meses de la pandemia de COVID-19 (además del desastroso manejo de la crisis por parte de Trump) mostró los peligros para Estados Unidos de depender casi por completo de China para sus suministros críticos.
Además, un resurgimiento económico latinoamericano impulsaría las exportaciones estadounidenses y crearía millones de empleos en el país.
Pocos lo saben, pero las empresas estadounidenses exportaron $571,000 millones a América Latina en 2019, tres veces más que los $164,000 millones que exportaron a China, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). ¡Imagínense cuánto más podría exportar a Latinoamérica si la región se recupera de su crisis actual y vuelve a crecer!
En materia de inmigración, los expertos predicen un aumento significativo de la inmigración ilegal desde México y el resto de la región como resultado de la pandemia. Ya se proyecta que la economía de América Latina caerá un 9% este año, más que cualquier otra región del mundo.
Pero, desafortunadamente, en lugar de proponer un nuevo acuerdo comercial para las Américas, la plataforma económica de Biden está fuertemente influenciada por el proteccionismo y aislacionismo de Trump.
El sitio web de Biden, www.JoeBiden.com, dice que si es elegido Biden “rehacerá la fabricación y la innovación en Estados Unidos”. Los subtítulos de su plan económico de seis puntos son, en este orden: “Compre en América (Estados Unidos)“, “Fabrique en América”, “Innove en América”, “Invierta en América”, “Defienda a América” y “Suministre a América”, dice el sitio web.
Agrega que Biden hará “una inversión histórica en adquisiciones de productos, servicios, cadenas de suministro y transporte de bienes estadounidenses”.
Todo eso suena muy bien y puede ser políticamente conveniente en un año electoral, pero no tiene sentido. Si las empresas estadounidenses produjeran todos sus suministros en el país, sus productos serían inaccesibles para la mayoría de los estadounidenses y demasiado caros para ser exportados.
Como me dijo el presidente del BID, Luis Alberto Moreno, en una entrevista, éste sería un momento perfecto para crear un nuevo mercado hemisférico. La idea ha sido presentada en diferentes formas durante los gobiernos de Reagan, Clinton y Bush, y la mayoría de las veces fue descartada por los gobiernos de izquierda en América Latina.
Pero pocas veces antes Washington ha tenido tantos gobiernos amigos en la región. Brasil tiene su primer gobierno abiertamente pro-estadounidense en la historia reciente. E incluso el presidente populista de izquierda de México, Andrés Manuel López Obrador, visitó recientemente la Casa Blanca y terminó un discurso inusualmente elogioso diciendo: “¡Que viva Estados Unidos de América!”.
“¿Quieres crecimiento en las Américas o desesperación en las Américas?”, me preguntó Moreno. “Si quieres tener crecimiento, necesitas un plan de ‘Hecho en las Américas’ ”.
De hecho, muchos de los productos que ahora se producen en China podrían fabricarse en América Latina a costos laborales más bajos y con la ventaja de tiempos de transporte más cortos.
Es cierto que hay un sentimiento anti-libre comercio en Estados Unidos. Pero Biden debería darse cuenta de que, como lo demuestra el acuerdo recientemente renegociado entre Estados Unidos, México y Canadá, hay espacio para un plan “Hecho en las Américas” a pesar de la actual crisis económica.
Es más, la gran recesión actual podría ser una excelente oportunidad para proponer un nuevo plan de comercio hemisférico. De manera que, candidato Biden, por favor cambie su plataforma económica. Marque la diferencia con Trump y proponga un plan regional, porque una marea en alza levanta a todos los barcos, y en ninguna parte esto será más cierto que en las Américas.