Guadalajara (México), (EFE).- Aunque necesita mejorar su saque, el ‘drive’ y el revés, la colombiana Camila Osorio cree que la clave para entrar en el grupo de las mejores 20 tenistas del mundo consiste en vencer a unos rivales invisibles: los dragones.
“Así le llama mi sicólogo a los pensamientos relacionados con la obligación de defender los puntos del ránking, con los viajes o con los comentarios de la prensa. Más que todo eso, yo debo concentrarme en la alegría del juego, como cuando empecé a los seis años en Cúcuta”, aseguró este martes Osorio en entrevista a Efe.
Camila, de 20 años, dio una de las notas más destacada del primer día del Master 1.000 de Guadalajara, México, al derrotar por 6-4, 7-6(8) a la rusa Ekaterina Alexandrova, vigésima raqueta de la ATP y favorita número 15 del campeonato.
En un duelo de 17 quiebres, nueve a su favor, la colombiana, jugadora 71 del circuito, se impuso a la rusa con un tenis más fino en los momentos cruciales y accedió a la segunda ronda.
“No quiero meterme cosas en la cabeza, hubo muchos errores en el saque, pero fue por parte de las dos, así es el tenis. Tal vez gané más con carácter y con mis variantes”, agregó.
La historia de Camila en el último año en el tour ha sido la de una mujer que se echa un pulso con ella misma para darle la vuelta a lesiones llegadas cuando estaba en el número 35 del mundo, confiada en subir más.
“En el torneo de Tenerife del año pasado sufrí una molestia en el abdomen, llegué a estar 10 días sin moverme de la cama. En vez de jugar tenis, me la pasaba en el nintendo. Me recuperé, hice cuartos de finales aquí en Guadalajara y final en Monterrey, pero seguí con otros problemas”, revela.
Con unos ojos negros que hablan casi a la misma velocidad de sus palabras, cuenta que dos días después de perder un épico partido en Monterrey, 7-6(5), 4-6, 6-7(3) contra la canadiense Leylah Fernández, fue eliminada en primera ronda en Indian Wells y sufrió un tirón de insquiotibial.
“No pude jugar Miami y llegué a la semifinal de Bogotá sacando por debajo porque la pierna no me daba. Estuve un mes parada y cuando me recuperé estaba desconfiada, con miedo a volverme a lesionar”, revela.
Ahora Camila está sana, dice que lo peor ha pasado y posee la energía para recuperar los lugares en el ránking, pero sobre todo confiar en que los triunfos lleguen como consecuencia de la alegría.
“Me falta ser más consistente, fortalecer mi cuerpo y ser solida en el saque. Bueno, siempre hay más cosas por mejorar pero estoy en el proceso, en el camino”, asegura.
Junto a la brasileña Beatriz Haddad Maia, decimoctava del ránking mundial, Camila es una de las cartas de América Latina en el Máster de Guadalajara, pero no se mete presión de más.
En segunda ronda la colombiana enfrentará este miércoles a la mejor entre las checas Marie Bouzkova, 38 del mundo, y Tereza Martincova, en el lugar 75. Aunque la primera tiene mejor ránking, la sudamericana está mas concentrada en su juego que en el nombre de la rival.
“Cualquiera de las dos va a ser difícil. Son grandes tenistas, pero espero disfrutarlo y sacar mi lado guerrero”, dice y se ve a sí misma, mientras celebra los puntos, grita y se anima como cuando era niña en Cúcuta y no sabía de la existencia de los “dragones”.