Por el Dr. Naim Dahdah
La rutina de belleza diaria es un reflejo significativo del estado de salud general. Los hábitos de cuidado personal, como la elección de productos y la consistencia en su uso, pueden revelar aspectos clave sobre el bienestar físico y mental.
Por ejemplo, no limpiar el celular, dispositivo electrónico que constantemente llevamos a la cara, puede atraer más de 2.000 oportunidades de que las bacterias lleguen al rostro.
Los celulares se han convertido en una extensión de nuestro cuerpo, pero también son un foco de microorganismos que llegan a nosotros en el momento en que tocamos las pantallas. De hecho, se dice que puede contener entre 10 y 30 veces más bacterias que el propio inodoro. Por ello, hay que limpiarlos con regularidad con toallitas desinfectantes.
Por otra parte, mucho cuidado con el mal hábito de no remover el maquillaje durante la noche. Una persona que duerme con maquillaje envejece lo equivalente a tres días. El maquillaje obstruye los poros incrementando la posibilidad de sufrir acné, o de empeorarlo, provocando signos de envejecimiento prematuro. Los desmaquillantes no retiran todos los principios activos de los productos de belleza, por lo que siempre recomiendo una limpieza facial mensual para mantener la salud de la piel.
Y si eres de los que usa esponjas sintéticas en la ducha, mucha atención a esto, porque deben ser reemplazadas cada dos semanas, ya que acumulan gran cantidad de bacterias como estafilococo, estreptococo y otras. Si nos bañamos con agua muy caliente, los poros del cuerpo se abren. Por eso es recomendable usar agua tibia, para que las bacterias de las esponjas no penetren en nuestro cuerpo.
Y consejos que nunca están de más: cuidado con la manicura y pedicure. Siempre ve a lugares que cuenten con sus licencias al día y sigan los protocolos de higiene, para evitar infecciones. Nunca uses maquillaje expirado, ni retinol durante el día, ya que es un producto fotosensible. Es decir, es sensible a la luz y al oxígeno del aire, pudiendo oxidarse y degradarse, y por tanto, perder sus propiedades. No dormir de lado, ya que el surco nasogeniano del lado en el que se duerme corre el riesgo de ir pronunciándose cada vez más.