Ciudad de Panamá, (EFE).- Darién, la provincia selvática de Panamá fronteriza con Colombia, “es una bomba de tiempo”, alertó el Defensor del Pueblo panameño, Eduardo Leblanc, que acusó el abandono estatal por años y el acecho de grupos criminales como los que ahora mueven a miles de migrantes irregulares que llegan a este territorio en su viaje hacia Norteamérica.
Darién, la más extensa de las diez provincias panameñas con 11.896,5 kilómetros cuadrados, tiene un 60 % de tierras aptas para el cultivo y un cúmulo de bellezas naturales – montañas, ríos y mar – muy atractivas para el turismo. Su población es eminentemente indígena.
Pero “es una bomba de tiempo, olvidada por muchos gobiernos, sin acceso a servicios básicos o con estructuras en pésimo estado”, dijo Leblanc, en el marco del lanzamiento por parte de las defensorías del Pueblo de Panamá y Colombia de una inédita Alerta Temprana Binacional ante la crisis migratoria.
“Esta poca presencia estatal puede ser llenada por grupos armados”, alertó el Defensor del Pueblo, que en declaraciones a EFE citó la experiencia en la materia de países como Colombia.
En el vecino país, “en zonas donde no hay una presencia real del Estado, estos (grupos) irregulares han tomado el lugar del Estado (y) básicamente son la Justicia y resuelven los problemas de las poblaciones. Eso no puede pasar en Panamá”, afirmó.
La provincia de Darién “es una tierra que ha sufrido los embates de paramilitares, de guerrilla (colombianos). Pero que en este momento, ahora, es recordada (solo) por el tema migratorio”, recalcó el defensor panameño.
Casi 100.000 personas cruzaron el Darién desde el pasado 1 de enero hasta la fecha, dijo a EFE Leblanc. En todo 2022 fueron 248.284, una cifra histórica, y el año anterior 133.726.
LA BURBUJA ECONÓMICA CREADA POR LA MIGRACIÓN
Leblanc y su colega colombiano, Carlos Camargo, explicaron que el control territorial en la ruta migratoria selvática lo ejercen organizaciones criminales como el colombiano Clan del Golfo, redes transcontinentales focalizadas en el tráfico de migrantes, y grupos de delincuencia en proceso de organización en Panamá.
Camargo dijo que “hay una economía que tiene como presa a los migrantes” que atraviesan el Darién y que solo en 2022 generó “a los que se dedican a esta práctica ilegal unos 125 millones de dólares”, una cifra que deviene de multiplicar el número de cruces por los cerca de 500 dólares que le cuesta a cada persona ese tránsito.
En la provincia de Darién se benefician las comunidades indígenas de acogida temporal, donde venden a los migrantes comida, servicios, transporte por los ríos y hospedaje.
Pero este boom económico “es una burbuja que puede estallar”, ya que pueden aparecer nuevas vías para la migración irregular, un fenómeno que ya “se está dando” con “la ruta de San Andrés o la ruta del Caribe de Honduras, y Darién puede quedar desplazado”.
Y a causa de este florecimiento económico “los niños están abandonando la escuela y las personas están abandonando la agricultura y la ganadería” generalmente de subsistencia, para trabajar en torno a la migración, dijo Leblanc.
En ese contexto, resaltó que se necesita “generar políticas de Estado para generar Mipymes” en el Darién, que puede ser una forma en que las “personas que hoy están generando dinero” inviertan esas ganancias.
CUIDO DEL MEDIOAMBIENTE
Leblanc también habló de que se requiere un trabajo conjunto, de las autoridades y las comunidades indígenas, para el manejo de los residuos que provoca el paso masivo de los migrantes irregulares por la selva.
“¿Cuántas toneladas de basura generan 248.000 personas?”, se preguntó el defensor del pueblo panameño en relación al número de migrantes que llegaron a la provincia tras atravesar la selva en 2022.
Ya en 2021, recordó, la Defensoría del Pueblo de Panamá advirtió “el problema ambiental del Darién. Es importante el cese de la venta (en Colombia) del kit de migración, que se queda en la selva: estufas, colchonetas, machetes”, agregó.