Maribel Hastings
Asesora de America’s Voice
Aclaremos algo: el voto de los no ciudadanos no es un problema generalizado en Estados Unidos porque una ley federal de 1996 ya prohíbe expresamente que voten en elecciones federales. Quienes lo hagan, enfrentan severas penas incluyendo multas, prisión (o ambas), inadmisibilidad, e incluso la deportación.
El Distrito de Columbia y algunas municipalidades, solamente en tres estados de la nación, permiten el voto de no ciudadanos en elecciones locales. Pero su participación en comicios federales está estrictamente prohibido.
Sin embargo, los republicanos liderados por Donald Trump quieren crear la percepción de que existe un gran problema de votos fraudulentos por varias razones, entre esas, allanar el terreno para cuestionar los resultados si pierden ante Joe Biden el 5 de noviembre.
El 8 de mayo, el congresista republicano de Texas, Chip Roy, presentó, junto a 49 colegas republicanos de la Cámara Baja, incluyendo al presidente cameral, Mike Johnson, el proyecto de ley SAVE Act 2024 el cual, según Roy, busca “acabar con la práctica de que los no ciudadanos voten en nuestras elecciones”.
El senador republicano de Utah, Mike Lee, quien maneja el proyecto acompañante en el Senado, afirmó que los indocumentados y los no ciudadanos “de todo el país están siendo indebidamente registrados para votar, lo que les permite emitir votos ilegítimos en las elecciones federales”.
El SAVE Act de 2024 requiere que las personas que se registren para votar presenten documentos que prueben su ciudadanía, ya sea pasaporte o acta de nacimiento.
El voto de los no ciudadanos no es un problema real. Hace un mes escribí que en el 2017 el Brennan Center for Justice revisó los votos de las elecciones generales de 2016 de 42 jurisdicciones en 12 estados y encontró únicamente 30 votos que se sospecha fueron de no ciudadanos, de un total de 23.5 millones de sufragios en esas jurisdicciones.
El USA Today reportó que Johnson no pudo ofrecer cifras de no ciudadanos votando en elecciones federales que justifiquen la legislación. De todos modos, declaró que muchos indocumentados “votan en las elecciones federales”. “Pero no ha sido algo fácilmente demostrable. No tenemos esa cifra”, admitió Johnson.
La medida, que es posible se apruebe en la Cámara Baja pero no en el Senado de mayoría demócrata, tiene otras intenciones.
Los republicanos buscan erosionar la confianza del público en nuestro sistema electoral en caso de que Trump pierda, y como en el 2020, decir que hubo ‘fraude’.
Esto es particularmente irónico porque en 2020 quienes quisieron robarse la elección fueron Trump y su séquito liderando incluso un sangriento asalto en el Capitolio federal el 6 de enero de 2021 para impedir la certificación del legítimo triunfo de Biden.
Como dice el refrán, el ladrón juzga por su condición, y los mismos republicanos que intentaron robarse la elección en 2020, ahora acusan a los no ciudadanos de votar ilegítimamente.
Pero es todavía más truculento porque leyendo no tan entre líneas, las declaraciones de Roy apuntan a que uno de los móviles para presentar la medida es la teoría conspirativa del ‘gran reemplazo’ con la cual los extremistas argumentan que los demócratas buscan reemplazar a los anglosajones con inmigrantes y minorías de color para arrebatarles el poder político.
Roy declaró que “las elecciones seguras son una piedra angular clave para cualquier gobierno…Los demócratas progresistas radicales lo saben y están utilizando políticas de fronteras abiertas al tiempo que atacan las leyes de integridad electoral para fundamentalmente rehacer a Estados Unidos”. “Rehacer” implica ‘reemplazar’.
Un nuevo reporte de America’s Voice, presentado en el segundo aniversario de la masacre de Buffalo, NY el 14 de mayo de 2022 por un creyente de la teoría del ‘gran reemplazo’, encontró que 165 legisladores del actual Congreso 118 “han empleado la retórica de la teoría del ‘reemplazo’ y lo han hecho 584 veces en su capacidad oficial”. El mismo reporte dice que los congresistas republicanos “han amplificado la conspiración intolerante 31 veces en audiencias del Congreso y 96 veces en el pleno del Congreso”.
Es la normalización republicana del supremacismo blanco y los no ciudadanos son, otra vez, el chivo expiatorio favorito.