Graves daños a la educación
La educación ha sido golpeada en todo el mundo. No hay un solo país que no haya retrocedido en metas y niveles. En México, los mejores cálculos comprueban que perdimos poco más de 2 años en promedio, significa que estamos por debajo de los índices que teníamos en el 2008. Antes de la pandemia teníamos en promedio educación de 3º de secundaria, ahora sólo tenemos 1º de ese nivel. Más de 600 mil alumnos de entre 6 y 17 años interrumpieron sus estudios, lo que llevará más de 13 años recuperarlos. De acuerdo con el Banco Mundial eso quiere decir que en promedio los estudiantes que terminan dejarán de ganar un mes de salario anual por el resto de su vida productiva. Se traduce en que la recaudación fiscal disminuirá y que el producto interno bruto descenderá 1.7% anual, más o menos lo equivalente al presupuesto de la SEP nacional. Esto es sólo por el COVID.
Las deficiencias educativas de México son muchas: instalaciones sanitarias inexistentes o con muchas deficiencias, falta acceso para alumnos con discapacidades, ausencia de laboratorios, muy pocas aulas de informática, los niveles de lectura, habilidades matemáticas y ciencias medidas con pruebas internacionales están por debajo de la media entre los países de la OECD. Hay lagunas de aprendizaje en grados inferiores lo que crea una reacción en cadena, o déficits de aprendizaje que les afecta en toda su vida de estudiantes.
La educación de los indígenas o de poblaciones en lugares remotos es muy deficiente. No hay escuelas para padres y no se les involucra suficiente y eficientemente en la educación de los hijos.
Desde el punto de vista demográfico se reducen escuelas por menos alumnos en primaria y secundaria y aumenta la demanda en preparatoria y niveles técnicos y universitarios. Los directores de escuela carecen de preparación o es muy deficiente y el número de horas de entrenamiento en promedio de un profesor es inferior al que recibe un obrero de una maquiladora.
Los efectos del bajo rendimiento educativo son catastróficos: se limita la movilidad social; se reduce la productividad; se crea una cultura de mediocridad; aumenta la desigualdad y el resentimiento social; se disminuye el desarrollo del país y su influencia en el ámbito internacional; y los emigrados sufren más y son vulnerables a ser explotados, principalmente por la falta de enseñar el idioma inglés desde el inicio de la primaria que hace décadas deberían hacerlo, como se hace en casi todo el mundo.
La administración de la educación pública en la actual gestión política de AMLO ha sido errática, disminuida, inadvertida, con cambios, fragmentada y se ha trabajado en una reforma curricular llamada Nueva Escuela Mexicana. Se trata de un proyecto muy audaz que está destinado a fracasar por las razones mencionadas y la realidad descrita. Los cambios educativos ameritan de estrategias, estrategas y estratagemas que no parecen existir en la cultura de división, inseguridad y carente de rendición de cuentas que encabeza el presidente mexicano actual.
Los gobernadores más visionarios pueden salvar estos trágicos momentos utilizando la infraestructura de mandos medios que existe en las secretarías de cada estado y haciéndose gobernadores campeones que entienden y promueven asuntos educativos.