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Tuesday, November 26, 2024
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Fernando Valenzuela: El lanzador que unió a dos Méxicos en cada juego

“Fernando Valenzuela no sólo lanzó pelotas, lanzó esperanza para millones de mexicanos, uniendo fronteras con cada strike.

INTRODUCCIÓN

Ayer, el mundo del béisbol y los corazones de millones de mexicanos se encogieron con la noticia del fallecimiento de Fernando Valenzuela, un hombre que con su brazo izquierdo no sólo lanzó pelotas, sino que también tendió puentes entre dos Méxicos.

Este artículo presenta un logro poco notado de “El Toro” Fernando; sin proponérselo nos hizo un gran servicio que ya lo quisieran lograr cualquiera de los políticos actuales: unió a los dos Méxicos.

EL ORIGEN

Valenzuela, conocido simplemente como “El Toro”, nació en Etchohuaquila, Sonora, un pequeño pueblo que difícilmente aparece en los mapas, pero que saltó al reconocimiento internacional cuando este joven pitcher irrumpió en las Grandes Ligas en 1981 con los Dodgers de Los Ángeles. Fue en esa temporada cuando la “Fernandomanía” se desató, no sólo en Los Ángeles, sino en cada rincón donde un mexicano seguía el béisbol. Su estilo único, con esa mirada al cielo antes de cada lanzamiento, capturó la imaginación de todos. Desde que Fernando Valenzuela jugó con el equipo emblemático de la ciudad con más mexicanos en el mundo, después de la Ciudad de México, el beisbol se latinizó, más bien se mexicanizó. No es que no haya habido grandes beisbolistas latinos antes, es que “El Torito” llegó en los momentos precisos de la expansión demográfica, económica, social, culinaria, que anticipaba el impacto político que ahora es decisivo en esta nación: el voto latino, el voto de los mexicanos.

VALENZUELA COMO SÍMBOLO

Para el México de este lado del río, Valenzuela fue un símbolo de lucha y superación. Sus raíces humildes y su meteórico ascenso inspiraron a generaciones. Aquí, entre el desierto y las urbes, su nombre resonaba en cada hogar, en cada barrio. Pero fue entre los millones de mexicanos que viven en Estados Unidos donde su figura adquirió una dimensión mítica. En un tiempo donde la migración mexicana era estigmatizada y la identidad se perdía entre dos culturas, Fernando Valenzuela fue el héroe que les recordó su grandeza. Con cada victoria, los mexicanos en Los Ángeles y en todo Estados Unidos sentían que uno de los suyos no sólo había llegado, sino que estaba dominando la cumbre del béisbol.

EL MÉXICO DE AQUÍ

Durante su carrera, Valenzuela no sólo fue un gran lanzador; fue el emblema de la conexión emocional entre los mexicanos migrantes y su tierra de origen. Cada vez que tomaba la pelota, era como si todos los mexicanos, sin importar en qué lado del muro o del río estuvieran, se alinearan detrás de él. El béisbol, un deporte profundamente estadounidense, se convirtió en un espacio donde los mexicanos podían celebrar su identidad sin reservas. Valenzuela les dio ese permiso. Su éxito fue un recordatorio de que, sin importar las barreras, los mexicanos podían sobresalir.

EL MÉXICO DE ALLÁ

Para el México del sur del Río Bravo, Valenzuela fue un héroe que demostró que la grandeza no conoce fronteras. En cada lanzamiento había una conexión invisible que recorría los kilómetros de distancia, como un lazo que atravesaba la frontera sin necesidad de papeles ni permisos. Su victoria en el diamante era la victoria de todo un pueblo que ha luchado por reconocimiento y respeto.

UNIENDO A LOS DOS MÉXICOS

Hoy, con su partida, la nostalgia inunda a quienes vivieron la Fernandomanía y a quienes crecieron con su leyenda. Pero su legado va mucho más allá de las estadísticas o de los premios, que fueron muchos. Valenzuela unió a dos naciones, a dos culturas, y lo hizo con el poder de un deporte que, en sus manos, se convirtió en un vehículo de identidad y orgullo.

CONCLUSIÓN

Desde el montículo, Valenzuela logró lo que pocos han podido hacer: unir a los mexicanos del sur del Río Bravo con los millones que residen en Estados Unidos. En cada lanzamiento, en cada juego, dio identidad, orgullo y esperanza a los dos Méxicos, separados por la geografía y la política, pero unidos por el fervor de un deporte y un hombre que les representaba.

Con su muerte, Fernando Valenzuela deja una huella que no sólo permanece en los corazones de los mexicanos, sino también en el propio béisbol. Este año, mientras los Dodgers se preparan para la Serie Mundial, con la perspectiva de enfrentarse a los Yankees, tendrán una razón adicional para ganar: rendir homenaje a la leyenda que los puso en el mapa mundial. La mística de Valenzuela y su legado resonarán en el Dodger Stadium, dándole a cada lanzamiento y a cada jugada un nuevo significado, uniendo a los aficionados en un grito de orgullo y memoria por aquel que unió a dos Méxicos, y lo seguirá haciendo, incluso después de su partida.

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