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Saturday, November 23, 2024
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¡Guyana sí, Venezuela no!

El presidente Joe Biden envió recientemente un equipo de funcionarios de alto rango a Caracas para conversar con el dictador venezolano Nicolás Maduro sobre un posible acuerdo petrolero que ayude a hacer bajar los precios de la gasolina en Estados Unidos. Pero Biden debería haber enviado a sus colaboradores a otro país que podría convertirse en un proveedor de petróleo mucho más prometedor: Guyana.

Pocos lo saben, pero se pronostica que los recientes descubrimientos de petróleo en Guyana convertirán a ese país en uno de los mayores productores de petróleo de América Latina en los próximos cinco años. Guyana podría ayudar a compensar las caídas en la producción de petróleo de Venezuela, México y Colombia, y su petróleo es mucho más liviano y de mejor calidad que el de Venezuela, dicen los expertos.

La producción de petróleo de 350,000 barriles por día proyectada para mayo en Guyana se disparará a 800,000 barriles por día en 2025 y a 1.2 millones de barriles por día para 2027, según Exxon Mobil Corp. En comparación, la producción petrolera de Venezuela se ha desplomado a 800,000 barriles por día, y se necesitarán cinco años y decenas de miles de millones de dólares en nuevas inversiones para que comience a aumentar significativamente.Pero, increíblemente, el gobierno de Estados Unidos parece estar bloqueando en lugar de ayudar a Guyana, una democracia, a desarrollar sus campos petroleros.

Guyana, un país de sólo 790,000 habitantes, se convertirá en el mayor productor de petróleo per cápita del mundo para 2035, según la firma de investigación Americas Market Intelligence.

Pero según informes de prensa de Guyana, el gobierno de Biden negó en octubre pasado un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de $180 millones a Guyana para expandir aún más su industria petrolera.

El diario Stabroek News de Guyana informó el 7 de marzo que el representante de Estados Unidos ante el BID había rechazado el proyecto de préstamo después de un proceso de solicitud de dos años, citando nuevas regulaciones ambientales de Washington.

El periódico citó a Robert Albiez, director financiero de la firma de servicios petroleros Guyana Shore Base Inc. (GYSBI), diciendo que el gobierno de Biden bloqueó nuevos préstamos para la producción de petróleo no sólo del BID, sino también del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. Washington está usando su voto en los directorios de todas estas instituciones “para bloquear cualquier apoyo” a la producción de combustibles fósiles, dijo Albiez.

Según me dicen funcionarios cercanos a esas negociaciones, los planes de producción petrolera de Guyana con préstamos respaldados por Estados Unidos estaban condicionados a estándares ambientales relativamente altos. Comparativamente, la industria petrolera actual de Venezuela es un desastre ambiental.

Asimismo, si Estados Unidos no apoya la industria petrolera de Guyana, China se convertirá en el mayor inversionista del país, dicen. Eso podría debilitar las instituciones democráticas de Guyana y potencialmente conducir a una nueva petro-dictadura.

China ya tiene, entre muchas otras inversiones, una participación del 25% en el grupo de control de Exxon Mobil que controla los campos petroleros de Stabroek en Guyana.

El presidente del BID, Mauricio Claver-Carone, declinó comentar sobre los detalles de las negociaciones del banco con Guyana. Pero me dijo que “el sector energético de Guyana puede ser una oportunidad importante para que Estados Unidos ayude a compensar las importaciones (de petróleo) de Rusia en el futuro, y al mismo tiempo se desarrolle de manera sostenible cumpliendo con las metas climáticas globales.”

Como escribí recientemente, soy escéptico de que, después de la reacción negativa que causó en Estados Unidos la reunión exploratoria con Maduro del 5 de marzo, se produzca un acuerdo petrolero entre Estados Unidos y Venezuela en un futuro próximo.

Pero si los precios mundiales del petróleo siguen aumentando por la invasión de Rusia a Ucrania y Biden decide levantar algunas sanciones a las importaciones de petróleo venezolano, estaría cometiendo un gran error. Enviaría un mensaje a Maduro y a todos los petro-dictadores del mundo de que si se aferran al poder indefinidamente, Estados Unidos y los demás países occidentales terminarán a sus pies, rogándoles que le vendan petróleo.

Si Biden está considerando volver a mandar a sus funcionarios a Caracas para seguir las conversaciones con Maduro, debería ordenarles ya mismo que cambien sus pasajes, y vuelen a Guyana.

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