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Tuesday, February 18, 2025
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Inmigrantes en Denver tienen miedo de llevar a sus hijos a la escuela debido a las redadas

Denver (CO), (EFE).- Padres migrantes en el área de Denver, la capital de Colorado (oeste de EE.UU.) temen enviar a sus hijos a la escuela ante las nuevas redadas masivas, mientras su distrito escolar emprendió la primera lucha judicial en el país contra el Gobierno Trump para alejar a los agentes migratorios de las aulas.

Desde el pasado 5 de febrero Pedro y María, un matrimonio colombiano, dejaron de llevar a sus hijos a la escuela en Aurora, al este de Denver.

“Nos encontramos con calles bloqueadas, agentes armados en nuestro vecindario y gente gritando y llorando. No nos dejaban llegar a la escuela.”, cuentan a EFE los migrantes.

“Desde entonces, mis hijos no han vuelto porque temen separarse de nosotros”, relata Pedro, quien aunque es residente legal en EE.UU. prefiere no revelar su nombre completo.

Unos cien presuntos miembros de la pandilla transnacional Tren de Aragua fueron arrestados en la redada el 5 de abril en Aurora, una ciudad al este de Denver que fue epicentro de un debate nacional sobre la seguridad y la inmigración durante la pasada campaña presidencial.

Las redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en complejos de apartamentos del área intensificaron la sensación de vulnerabilidad entre los inmigrantes, incluidos aquellos con presencia legal.

“Antes sabíamos que había que cuidarse, pero nunca dejamos de llevar a los niños a la escuela. Ahora es distinto. ICE puede entrar a las escuelas, y yo no sé si me van a detener a mí o a mis hijos. Tengo miedo de que nos separen”, confiesa Pedro.

El miedo a las redadas no solo afecta la movilidad de los inmigrantes, sino que también genera consecuencias profundas a nivel mental, emocional y económico.

Según el Concilio Estadounidense de Inmigración (AIC), unos 16,7 millones de personas en EE.UU. viven en familias donde al menos uno de los padres es indocumentado, incluyendo seis millones de niños ciudadanos estadounidenses. En caso de una detención, esas familias pueden perder entre el 40 % y el 90 % de sus ingresos en un lapso de seis meses.

La semana pasada, las Escuelas Públicas de Denver (DPS, en inglés) demandaron al Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en inglés) en un intento por frenar la presencia de agentes de inmigración dentro y fuera de los centros educativos.

“Los padres inscriben a sus hijos en las escuelas públicas con la confianza de que serán educados sin temor a operativos migratorios dentro de esas instituciones”, señala la demanda.

Estudiar con miedo

El DPS exige garantías para que los estudiantes puedan asistir a clases sin miedo, pues la incertidumbre está afectando la asistencia escolar y, por ende, la financiación de los distritos.

“El miedo a las redadas en las escuelas está generando una asistencia irregular e impredecible, con un impacto directo en los fondos y en la planificación de los recursos escolares”, advierte el documento legal.

Desde hace semanas Pedro y María han dejado de asistir a eventos comunitarios y servicios religiosos.

“Las noticias y las redes sociales aumentan la ansiedad. Dicen que hubo una redada aquí o que van a cortar los beneficios de alimentos. No sé qué va a pasar. Uno quiere salir adelante, pero ahora no estoy segura de que mis hijos tengan un buen futuro”, se lamenta María.

Según un informe del Instituto de Políticas Migratorias (MPI, en inglés), uno de cada tres estudiantes latinos en EE.UU. sufre ansiedad o depresión debido al miedo a operativos migratorios. Los expertos advierten que esta situación impacta el rendimiento académico y el bienestar emocional de los menores.

Entre tanto, las Escuelas Públicas de Aurora (APS, en inglés) han implementado nuevas medidas de seguridad y ampliado su sistema de comunicación con los padres, lo que podría motivar a Pedro y María a permitir que sus hijos vuelvan a clases.

Sin embargo, la situación sigue siendo frágil. En algunas escuelas del área metropolitana de Denver, el ausentismo ha alcanzado el 80 %, lo que podría comprometer los fondos escolares si los alumnos no completan los exámenes estatales.

“No quiero que mis hijos vivan con miedo. No puedo rendirme. Como nosotros, miles de inmigrantes enfrentan incertidumbre todos los días, pero seguimos aferrándonos a la esperanza de un futuro mejor”, asegura Pedro.

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